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Abuso Policíaco

La lucha de 4 mujeres para que les creyeran que un policía las abusó sexualmente

Su testimonio logró poner tras las rejas a un agente de la Policía de Sanger, en el norte de California. Él ahora está bajo custodia enfrentando hasta cuatro cadenas perpetuas por 10 cargos criminales.
Publicado 10 Ago 2022 – 05:08 PM EDT | Actualizado 10 Ago 2022 – 05:08 PM EDT
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“No hay forma de que yo pueda probar este caso… ¡Pero es una gran escena en una película erótica! LOL (carcajada)”. Este mensaje fue escrito por un abogado que investigó el caso de una mujer que afirmó fue violada varias veces en su propia casa por un policía en el norte de California.

La víctima, quien ahora tiene 71 años, no se lo volvió a contar a nadie y prefirió mudarse a otra ciudad. Su silencio terminó en abril pasado, cuando volvió a su antigua localidad y se enteró que el agente que la agredió sexualmente había sido detenido por alguaciles de Fresno.

“Él me violó”, afirmó ella en la primera llamada telefónica que hizo a la Policía de Sanger para denunciar a uno de sus oficiales, J. DeShawn Torrence, describen documentos judiciales.


Torrence, de 38 años, se encuentra ahora bajo custodia federal y en su contra pesan 10 cargos penales por agresión sexual en agravio de cuatro mujeres mientras desempeñaba su labor como policía. Los Fiscales advierten que él enfrenta hasta cuatro cadenas perpetuas y una multa de 250,000 dólares.

Este policía se declaró no culpable. Una audiencia estaba programada para la tarde de este miércoles en un tribunal del Distrito Este de California de la Fiscalía federal.

La primera investigación falló

No fue fácil ponerlo tras las rejas. Un memorando de 26 páginas, que fue redactado por fiscales federales para respaldar la detención de Torrence, reconoce que ni siquiera una investigación interna profundizó lo suficiente. El agente libró ese proceso y siguió patrullando las calles de Sanger. A sus supervisores solo les hicieron esta advertencia: que lo mantuvieran vigilado.

La primera mujer que lo denunció ante la Policía de Sanger fue víctima de violencia doméstica. Torrence fue quien respondió a su llamada al 911 y la engañó para fotografiar partes de su cuerpo, diciéndole que registraría las lesiones que le causó su pareja. En los días posteriores el uniformado regresó al domicilio para tomarle más fotos, algunas en ropa interior, y hacerle comentarios inapropiados.

La última vez que fue a su casa, el 8 de marzo de 2018, Torrence, portando su uniforme y pistola, entró hasta la recámara y le dio un camisón de encaje que agarró del armario. Temerosa, la mujer se lo puso en el baño y al volver el policía la tocó indebidamente, describe el memorando de la Fiscalía.

“Aunque como resultado de esa investigación, se descubrió que el acusado había tomado fotos (a la mujer) y que no las había conservado adecuadamente como evidencia, el resto de su mala conducta se consideró ‘sin fundamento’, simplemente porque el investigador se negó a confiar en la palabra de una víctima”, señala el memorando.

“Irónicamente, y posiblemente en contravención de sus propios hallazgos, el investigador de asuntos internos señaló que el acusado tenía una tasa alarmantemente alta de llamadas telefónicas a S.L. (como identifican a esa denunciante) y descubrió que tendían a reforzar su credibilidad”, agrega.

Hasta que la acusación fue tomada por el Buró Federal de Investigaciones (FBI) y la oficina de alguaciles de Fresno, Torrence fue detenido y le quitaron la placa policial.

“Supo salirse con la suya”

El gobierno alega que este uniformado elegía detenidamente a sus víctimas, sabiendo que eran vulnerables, les sería difícil denunciarlo y que tenían ciertos problemas con la justicia.

“Él supo cómo salirse con la suya durante años, ya sea eligiendo víctimas a las que pensó que nadie les creería, amenazándolas para que callaran o asegurándose de que no hubiera evidencia física para corroborar sus denuncias”, señala la acusación.

“El gobierno también tiene evidencia de que el acusado buscó a una adolescente que él sabía luchaba con problemas de salud mental y a una mujer sin hogar que sufría de adicción a las drogas, así como a otra mujer que llamó al SPD (la Policía de Sanger) para obtener ayuda para hacer cumplir una orden de custodia”, describe el Departamento de Justicia.

Otro caso es el de la mujer de 71 años, a quien se le aproximó cuando dormía dentro de su coche, estacionado frente a su casa. Había tomado unas copas y allí la venció el sueño. Torrence la despertó tocando el cristal de la ventanilla y la acompañó hasta el interior de la vivienda. En la cocina la violó. Por casi dos años, hasta enero de 2020, este policía volvió regularmente para atacarla sexualmente, “amenazando con arrestarla a ella o a su hijo por cualquier razón que eligiera”, según los fiscales.

A otra de sus víctimas la conoció cuando ella llamó al 911 para reportar que un cliente la acosaba en el negocio donde trabajaba. Al llegar le condicionó: "Bueno, ya que te voy a ayudar, tú tienes que hacerme un favor". Unos días después, se presentó durante la madrugada a su apartamento con el pretexto de que recogería un platillo que ella le preparó a la fuerza en agradecimiento por lo que había hecho. Entró a la vivienda sin autorización y la manoseó en medio de un forcejeo, alega el gobierno.

La denunciante declaró a los detectives que estaba aterrada porque no tenía licencia de manejo y le inquietaba que Torrence había llegado a su apartamento sin que ella le dijera dónde vivía. "Hay un millón de cosas que podría hacerme como policía", expresó ella cuando la entrevistaron.

Torrence fue varias veces a su lugar de trabajo para acosarla. En una ocasión, ella sujetaba nerviosa una banda elástica y el policía le advirtió que si le pegaba en un ojo con esta “tendría todo el derecho de dispararle en la cara y matarla porque… es un arma mortal”, detalla la acusación.

“Hubo otras ocasiones en las que él permanecía inactivo en su lugar de estacionamiento o la detenía en la calle aparentemente sin motivo, diciéndole que podía llevarla a la cárcel ‘ahora mismo’”.

Los fiscales creen que estos abusos sexuales ocurrieron entre agosto de 2017 y junio de 2021.

“La sola presencia del imputado en la comunidad constituye un riesgo para cualquier persona y para la comunidad misma”, advierten.

Por tratarse de un policía que podría pasar el resto de su vida en la cárcel, el gobierno considera que es posible que se fugue y le pidió a un juez negarle el derecho a salir libre pagando una fianza.

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