Lula dice entre lágrimas que él mismo caminará hasta la cárcel si prueban que es culpable

El expresidente de Brasil, Luis Inácio Lula da Silva se defendió este jueves en una comparecencia en la que aseguró que si le prueban los delitos de corrupción y lavado de dinero de los que la Fiscalía de Curitiba le acusa caminará en una especie de peregrinaje hasta esa ciudad del sur de Brasil para entregarse a la Justicia.
"¿Me quieren investigar?, investíguenme. ¿Me quieren llamar a declarar? Llámenme. Solo quiero que sean honestos conmigo y que respeten a doña Marisa (su esposa Marisa Letícia, también denunciada por el Ministerio Público)", afirmó el expresidente en una larga declaración en la que se emocionó tres veces, evocó su origen humilde y su ascenso como sindicalista hasta la presidencia de Brasil.
"Estoy a entera disposición de las personas serias en la Fiscalía, en la Policía y en la Justicia", dijo el exmandatario un día después de que la Fiscalía presentara cargos en su contra por corrupción, lavado de dinero por supuestos favores de una de las empresas condenadas en la investigación de la trama de Petrobras.
"Cuando viole una ley que me sancionen para servir de ejemplo, pero, cuando no viole nada, que busquen a otro para crearle problemas", apuntó Lula al denunciar una "persecución" en su contra“ por las "cosas buenas" que hizo durante su mandato.
El miércoles, en una dura comparecencia en Curitiba, los investigadores del Ministerio Público Federal se refirieron a Lula como “el maestro de una gran orquesta concatenada para saquear los cofres de Petrobras y de otros órganos públicos” y “el comandante máximo del esquema de corrupción identificado en la Operación Lava Jato”, que investiga desvíos de miles de millones de reales en la empresa semiestatal Petrobras.
El procurador Deltan Dallagnol definió además el sistema como una “ sobornocracia” en la que políticos, funcionarios y empresas de construcción intercambiaban favores mediante contratos firmados con Petrobras.
Según sus datos, la constructora OAS llegó a entregarle un total de 3.7 millones de reales en sobornos (más de 1.1 millones de dólares) de forma “oculta o disimulada”, incluida la reforma de un apartamento en el litoral del estado de São Paulo.
"Me atribuyeron un apartamento que no es mío y me acusaron de ser el comandante mayor, pero tengo la convicción de que quien mintió va a tener que construir otra versión para seguir atacándome", se defendió Lula este jueves.
Cuando dejó el poder hace casi seis años, Lula estaba considerado como el presidente más popular de la historia reciente de Brasil. Su Gobierno alcanzó una aprobación superior al 80%, cifra inimaginable en estos tiempos tanto para Dilma Rousseff, que dejó el poder con un 13%, como para Michel Temer, que hoy apenas tiene un 14%.
En la actualidad, el antiguo líder sindical continúa disfrutando de un apoyo considerable en las encuestas para una posible candidatura en 2018, aunque su imagen ha sufrido un fuerte desgaste en medio de la crisis y las investigaciones judiciales.