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Cómo la pelea entre China y Taiwán ha 'regalado' estadios en todo el mundo

Nicaragua acaba de inaugurar el estadio más moderno de su historia, financiado por dineros asiáticos. Este es solo un último capítulo en la labor diplomática que realizan ambos países a través de la infraestructura.
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27 Oct 2017 – 11:38 AM EDT
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El espectacular nuevo Estadio Nacional Dennis Martínez, en Managua, tiene una capacidad para 20,000 personas. Crédito: Wilfredo Miranda

Managua, Nicaragua.- Dennis Martínez no podía disimular la emoción. Seguía con júbilo y atención al presidente Daniel Ortega, quien le mostraba las recién inauguradas instalaciones del Estadio Nacional de Béisbol, que lleva el nombre de este exjugador de grandes ligas y leyenda deportiva de Nicaragua. Era un momento histórico: por primera vez la tradición beisbolera de este país tiene un parque de pelota de primer nivel. Allá, fuera del encuadre de las cámaras y con un perfil más discreto, el embajador de Taiwán aplaudía. Aunque no ocupó un papel preponderante en el acto protocolario, Jaime Chin-Mu Wu y su legación tienen mucho que ver con esta obra.

Taiwán (también conocida como República de China) donó 30 de los 35 millones de dólares que costó este estadio, que rinde honores a Martínez: el latino más ganador en las Grandes Ligas hasta la fecha y lanzador de un juego perfecto a los Dodgers de Los Ángeles el 28 de julio de 1991. Nueve meses antes de la hazaña de Martínez, Managua suscribió relaciones diplomáticas con Taipéi y desconoció al gobierno comunista de la República Popular de China. Desde ese entonces, la construcción de este estadio es ahora la muestra más representativa de la cooperación asiática en Nicaragua; un símbolo de concreto que emula la llamada ‘ diplomacia de estadiosque Pekín ha estado aplicando como estrategia desde hace más de tres décadas.

Desde 1956, China ha construido 84 estadios alrededor del mundo, la mayoría de ellos en África y Asia, Oceanía y el Caribe. Esta diplomacia de concreto y acero ha complementado la inversión del gobierno comunista en infraestructura en todo el mundo. A su vez, ha sido una de las formas con la que China continental ha socavado los esfuerzos de Taiwán en busca de reconocimiento internacional en el seno de Naciones Unidas desde 1971.

Hasta junio de 2017, solo 21 países del mundo mantenían relaciones diplomáticas con el gobierno capitalista de Taipéi. El anuncio de que Panamá viraba sus naves a Pekín, dejó a Taiwán sin su principal aliado en Latinoamérica. Poco importó que en enero de ese mismo año la ‘provincia rebelde’ hizo un primer desembolso de 647,426 dólares a la nación canalera para el proyecto de estudio, diseño y construcción de un complejo deportivo en la periferia norte de Ciudad de Panamá.

Pero quizás el principal ícono de esta estrategia diplomática en América Latina está en Costa Rica. Al igual que el presidente panameño Juan Carlos Varela, el mandatario tico Óscar Arias usó argumentos económicos para romper relaciones con Taiwán. “Es realismo elemental”, especificó el premio Nobel de la Paz. Lo cierto es que luego del anuncio de Arias, China Continental ofreció un enorme paquete de cooperación, que incluyó la construcción del Estadio Nacional en San José, valorado en 100 millones de dólares.

El ‘nidito de pájaro’ —como es llamado por los costarricenses, al ser una copia casi idéntica, pero más pequeña, del Estadio Olímpico de Pekín— fue el primer coloso construido por la diplomacia china en América Latina. De esa forma, Pekín debilitó el bastión centroamericano taiwanés.

Daniel Matul, profesor e investigador del Instituto de Estudios Latinoamericanos (IDELA) de la Universidad Nacional de Costa Rica, dijo a Citylab Latino que Costa Rica y Panamá eran los socios más fuertes de Taiwán si se miden por el Producto Interno Bruto. República Dominicana y Guatemala ocupan ahora ese puesto. Belice, El Salvador, Haití, Honduras, Paraguay y Nicaragua son los otros que reconocen a Taipéi en la región. Matul descarta que la ruptura de Panamá cause un efecto dominó: “Estos países latinoamericanos tienen mucha dependencia de Taiwán, a diferencia de Costa Rica y Panamá, quienes tienen un significativo intercambio comercial con China”.

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La guerra de los estadios en el Caribe

En el Caribe la diplomacia china de los estadios se torna más rocambolesca. La China comunista ha erigido ocho estadios en esa zona, cinco de ellos en las llamadas Antillas Menores: en Antigua y Barbuda, Barbados, Dominica, Granada y Santa Lucía. De las pequeñas islas de esa zona, tres reconocen a Taiwán: San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, y Santa Lucía.

Santa Lucía es uno de los casos más llamativos y que, quizás, ilustra a cabalidad los avatares de la diplomacia de los estadios. Por un lado, el papel de China Continental levantando estadios en países que, en la mayoría de los casos, no pueden costeárselos, y el de Taiwán, queriendo engancharse en la vorágine constructora de China para no perder cancha internacional.

El estadio George Odlum fue inaugurado en 2002 y costó 20 millones de dólares financiados por Pekín. Santa Lucía fue ese año la sede de la competencia anual de atletismo de la Asociación de Libre Comercio del Caribe (CARIFTA). En su momento, fue uno de los recintos más modernos del Caribe. Sin embargo, en 2007 el pequeño estado insular rompió relaciones con China Continental y se acurrucó en el regazo taiwanés. Taipéi financió la remodelación del George Odlum, agregando una pista de atletismo, porque la competencia de CARIFTA volvía. Pero ese mismo año sucedió una desgracia.

El hospital de la isla se incendió. El estadio ha sido utilizado como centro hospitalario hasta la fecha. Y, aunque Santa Lucía pretendía organizar en 2017 los Juegos Juveniles de la Commonwealth, no pudo debido a que no podía dejar sin hospital a sus ciudadanos.


El Queen's Park Stadium de Granada también retrata esta lucha tácita entre las dos chinas. La isla de 344 kilómetros cuadrados abrazó a Taiwán en 1989. Durante la siguiente década, los taiwaneses aportaron, en concepto de préstamos, 28 millones de dólares con los cuales ayudaron a reconstruir el parque. El paso del huracán Iván en 2004 devastó Granada y el estadio por completo. Taipéi no dudó en ofrecer ayuda, pero no contaban con que el primer ministro Keith Mitchell iba a ser seducido por la potencia mundial roja en 2005. Como premio a la lealtad granadina, el gobierno comunista donó 40 millones de dólares para que el Queen's Park Stadium estuviera habilitado para la Copa Mundial de Cricket en 2007.

San Cristobal y Nieves, otra isla afecta a Taiwán, recibió de Taipéi y su incipiente diplomacia de estadios 2.74 millones de dólares de los 12 que costó el Complejo Deportivo Parque Warner. En el océano Pacifico, el archipiélago de Kiribati había conseguido de China Continental 5 millones de dólares para edificar el Betio Soccer Field. Pero, al romper relaciones con Pekín, Taipéi tuvo que socorrerlos para finalizar la obra.

Poca transparencia en ambas Chinas

En medio de la competencia entre ambas chinas por ampliar su reconocimiento internacional, las sospechas de corrupción han florecido a la sombra de los estadios, las donaciones y préstamos.

El doctor José Luis Velázquez , experto en relaciones internacionales y exembajador de Nicaragua ante la organización de Estados Americanos (OEA), recordó a CityLab Latino que los fondos taiwaneses han estado asociados a la corrupción en los países centroamericanos. “Los expresidentes Francisco Flores (El Salvador), Alfonso Portillo (Guatemala) y Miguel Ángel Rodriguez (Costa Rica) han sido procesados y señalados de apropiarse de fondos taiwaneses. Se habla de una diplomacia de chequera”, dijo el experto.


Taiwán ha invertido en infraestructura en el istmo. En Nicaragua donó el palacio de gobierno, llamado ‘Casa de los Pueblos’, y la sede de la Cancillería. Sin embargo, la obra cumbre ha sido el Estadio Dennis Martínez. El manejo discrecional de los fondos por parte del gobierno de Ortega para financiar este moderno coloso evidencia la poca transparencia de la que habla el experto Velázquez.

Los 30 millones donados para el estadio fueron desviados a la construcción de una ciudadela para damnificados, pero la istración Ortega no rindió cuentas sobre este proceso. La alcaldía de Managua tuvo que endeudarse con un banco para reponer el dinero y poder concretar el sueño de la fanaticada nicaragüense de tener su ‘casa del juego perfecto’, donde la semana pasada Dennis Martínez hizo el primer lanzamiento acompañado de Ortega y del discreto embajador taiwanés, Chin-Mu.

El juego inaugural fue realizado al siguiente día del acto presidido por el mandatario sandinista. Las selecciones de Nicaragua y Taiwán se enfrentaron, pero no hubo ganadores: el partido terminó empatado a dos carreras. El juego fue suspendido a causa de la lluvia que bañaba la ciudad. Pero lo que más inquietó a los fanáticos fue un apagón de veinte minutos que dejó a oscuras el recinto, una perfecta metáfora de las luces y sombras que da la diplomacia de estadios.

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