Comer papas fritas provoca depresión y ansiedad, concluye estudio que abarca una década
El consumo frecuente de comida como las papas fritas está asociado a un alto riesgo de sufrir depresión y ansiedad.
Lo anterior se logró determinar gracias a un estudio realizado durante más de 11 años en el que participaron 140,728 personas, cuyos resultados fueron publicados en el número más reciente de la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS) publicado el lunes.
Los datos muestran que el consumo frecuente de alimentos fritos, especialmente papas fritas, está relacionado con un 12% más de riesgo de ansiedad y un 7% más de riesgo de depresión que en las personas que no comían ese tipo de alimentos. “La relación”, dice la publicación, “fue más pronunciada entre los consumidores masculinos y jóvenes”.
Un compuesto al freír, la causa de la depresión
Los investigadores, de la Universidad de Zhejiang, en la provincia de Hangzhou, China, aseguran que para realizar el análisis en los primeros dos años excluyeron a los participantes diagnosticados previamente con depresión. Al final, hallaron un total de 8,294 casos de ansiedad y 12,735 casos de depresión en aquellos que consumieron comida frita durante el tiempo que duró el análisis.
La razón, dice el artículo, está en un compuesto que se forma al freír los alimentos —especialmente las papas— llamado acrilamida, el cual “induce comportamientos similares a la ansiedad y la depresión a través de la neuroinflamación mediada por el estrés oxidativo”.
Para llegar a esta conclusión, los autores utilizaron un estudio aparte que expuso a peces cebra a la acrilamida y descubrieron que la exposición a largo plazo había provocado que los peces habitaran en zonas oscuras dentro de su tanque, un signo común de un mayor nivel de ansiedad en los peces.
“El análisis multiómico mostró que la exposición crónica a la acrilamida induce alteraciones en el metabolismo de los lípidos cerebrales y neuroinflamación”, dice el texto.
El artículo, cuyos resultados se aclara que son preliminares, indica que la exposición crónica a la acrilamida desregula el metabolismo de los esfingolípidos y fosfolípidos (biomoléculas presentes en la mielina que regulan diferentes procesos de la actividad celular), que desempeñan un papel importante en el desarrollo de los síntomas de ansiedad y depresión.
“Además, la acrilamida promueve la peroxidación lipídica y el estrés oxidativo, que participan en la neuroinflamación cerebral”, apunta.
Reducir el consumo de alimentos fritos
Yu Zhang, investigador de la Universidad de Zhejiang y uno de los autores del estudio, le dijo a la cadena CNN que “no hay necesidad de entrar en pánico por los efectos adversos de la comida frita. Pero mantener un estilo de vida saludable y reducir el consumo de alimentos fritos puede ser útil para la salud mental además de la salud en general”.
La Organización Mundial de la Salud estima que actualmente más del 5% de los adultos sufren depresión en todo el mundo, como se señala en el documento.
“Los efectos en la salud de los alimentos fritos dependerán en gran medida de qué alimento se fríe y qué tipo de grasa se usa para freír”, dijo Walter Willett, profesor de epidemiología y nutrición de la escuela de salud pública T.H. Chan de Harvard, a la misma CNN.
“Las papas son una preocupación por los posibles efectos del estado de ánimo porque pueden causar grandes aumentos en el nivel de azúcar en la sangre y luego respuestas hormonales a estos aumentos. Sin embargo, estos aumentos son en parte mitigados por la grasa, que sería proporcionada por la grasa de freír”, señaló.
Otro riesgo en el consumo de comida frita está en sentido opuesto, cuando la gente con depresión y ansiedad consume la llamada ‘comida reconfortante’ (confort food en inglés) para aliviar los síntomas del padecimiento.
Los alimentos poco saludables y la mala nutrición pueden bajar el estado de ánimo y hacer progresar una condición de salud mental, según un estudio anterior citado en el recién dado a conocer.
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