El movimiento #MeToo hace que Monica Lewinsky repiense su relación con Clinton: hubo "un gran abuso de poder"

La expasante de la Casa Blanca Monica Lewinsky dijo que había repensado su amorío con el expresidente Bill Clinton a través del "nuevo lente" que le da el movimiento de mujeres Me Too y concluyó que en ese romance hubo "abuso de poder".
Lewinsky, ahora con 44 años, publicó un ensayo en la edición de marzo de la revista Vanity Fair en el que explica su reflexión y cómo ahora puede equiparar su relación con los abusos que cientos de mujeres han denunciado de parte de hombres poderosos.
"Hay muchas más mujeres y hombres cuyas historias necesitan ser escuchadas antes que la mía", escribe la expasante. "Hay también algunas personas que sienten que mis experiencias en la Casa Blanca no tienen que ver con este movimiento, que lo que pasó entre Bill Clinton y yo no fue una agresión sexual, a pesar de que ahora reconocemos que fue un gran abuso de poder".
"Me sorprende el coraje de las mujeres que se han levantado y han comenzado a confrontar creencias e instituciones arraigadas. Pero ¿en cuanto a mí, mi historia y cómo encajo personalmente? Lamento decir que aún no tengo una respuesta definitiva sobre el significado de todos los eventos que llevaron a la investigación de 1998. Estoy desempacando y reprocesando lo que me sucedió, una y otra vez", se lee.
En declaraciones anteriores –incluso a esta revista en 2014–, ella había reconocido que su aventura con Clinton había sido consensuada. Pero en el ensayo de ahora cuestiona qué significa ese consenso asegurando que para aquel tiempo él era "el hombre más poderoso del planeta, tenía 27 años más que yo y suficiente experiencia de vida", mientras que ella estaba en su primer empleo luego del college.
El caso Lewinsky siempre será una mancha para Clinton y los demócratas. Él tenía 49 años y era presidente de Estados Unidos. Ella 22 y era la pasante de la Casa Blanca. Ambos mantuvieron relaciones sexuales entre 1995 y 1997 y en una de ellas, un vestido quedó manchado del semen y luego se convirtió en una de las evidencias usadas contra el expresidente.
Una amiga de Lewinsky, que conocía los detalles de la relación e incluso grabó su testimonio, comentó lo que estaba ocurriendo a una agente literaria, que en 1997 contó a reporteros de la existencia de esas grabaciones. El 17 de enero de 1998 el medio sensacionalista Drudge Report aseguró que la revista Newsweek estaba reservándose la historia en la que se detallaba el amorío.
Y entonces Clinton reaccionó en un discurso televisado y negó haber tenido relaciones sexuales con Lewinsky. Pero la investigación terminó con una acusación por perjurio contra el presidente y motivó un juicio político en la Cámara de Representantes que buscaba su destitución.
En su ensayo, Lewinsky cuenta que la Navidad de 2017 se encontró en un restaurante de Nueva York con el investigador del caso, el fiscal independiente Ken Starr, a quien veía esa noche por primera vez en su vida a pesar de todo lo que le había temido. Narra cómo el grupo de investigadores y del FBI –en el que nunca estuvo personalmente Starr– la llevó a un cuarto de hotel cerca del Pentágono en 1998 y la amenazó con cárcel si no colaboraba con su testimonio contra el presidente.
"Este era el hombre que había convertido mi vida de 24 años en un infierno viviente en su esfuerzo por investigar y acusar eventualmente al presidente Bill Clinton por obstrucción de la justicia y mentir bajo juramento", dice Lewinsky de su encuentro con Starr.
Ella cuenta que incluso lo presentó a su familia, a quienes asegura también "aterrorizó" en el marco de la investigación. "Amenazó con acusar a mi mamá (...) dio a entender que podía investigar la práctica médica de mi papá e incluso destituir a mi tía", cuenta. "Todo porque el hombre del sombrero que estaba parado frente a mí había decidido que asustar a una mujer joven podía ser útil en su caso contra el presidente de los Estados Unidos".
En una alocución en 2014, su primer discurso en décadas después de que explotó el escándalo, Lewinsky explicó lo duro que fueron las acusaciones en su contra: "Estuve a punto de desintegrarme. No, no es una palabra muy fuerte, desearía que lo fuera", dijo.