Los secretos del cerebro quedan al descubierto gracias a un nuevo mapa
Los días en los que el cerebro suponía un territorio enigmático están cada vez más lejos. Un nuevo mapa muestra información sobre regiones que hasta ahora eran desconocidas, sus conexiones y cómo funcionan, de manera que cada vez está más claro lo que ocurre allí dentro.
Este avance es responsabilidad de un grupo de científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis, liderados por David Van Essen, quienes asumieron esta suerte de reto y acaban de publicarlo en la revista Nature. Identificar con precisión la arquitectura del cerebro humano era una meta compleja, en parte, por dificultades técnicas.
Las regiones descubiertas se encuentran en el córtex o corteza, la capa de tejido nervioso que cubre el cerebro encargada funciones como el lenguaje, las sensaciones, la memoria, la percepción y la conciencia. Las cartografías anteriores solo mostraban características neurológicas específicas porque se desarrollaron con base en un número reducido de individuos, por eso el nuevo mapa va mucho más allá.
Lo crearon en alta resolución a partir de múltiples tipos de imágenes cerebrales de 210 adultos sanos. Dividieron cada hemisferio y detectaron 180 áreas corticales específicas, 97 de las cuales se están identificando por primera vez y podrían ser muchas más, pues la investigación continúa.
"No esperamos que sea el número final. En algunos casos, hemos identificado una zona del córtex que probablemente se puede subdividir, pero no podemos delimitar con seguridad esas fronteras con la información y las técnicas actuales", explicó en un comunicado Matthew Glasser, otro de los autores del estudio.
¿De qué sirve saber tanto?
"Estos nuevos conocimientos y herramientas deberían ayudar a explicar cómo nuestra corteza evolucionó y las funciones de sus áreas especializadas en la salud y la enfermedad, y eventualmente podrían ser prometedoras para una precisión sin precedentes en la cirugía del cerebro" dijo Bruce Cuthbert, director del Instituto Nacional de Salud de Salud Mental (NIMH, por su sigla en inglés), organismo que co-financió la investig ación.
Las cirugías cerebrales son de alto riesgo, pues siempre hay posibilidades de dañar zonas y dejar secuelas en funciones como el lenguaje o la motricidad. Estas se suelen hacer para extraer tumores o cuando una lesión tumoral no puede eliminarse quirúrgicamente y se requiere tomar una muestra para estudios patológicos, por ejemplo.
Mientras más avanzada sea la cartografía cerebral, menos probabilidades habrá de generar estos daños durante una neurocirugía.
Enfermedades neurológicas o psiquiátricas también pueden mejorar al personalizar los tratamientos o hacerles un mejor seguimiento usando esta herramienta. Y trastornos cerebrales como autismo, esquizofrenia, demencia y epilepsia podrían ser abordados con mayor precisión.
El mapa también sería útil para científicos que estudian las diferencias en los cerebros de pacientes con estas enfermedades en comparación con individuos sanos.
Existían estudios del cerebro que permitieron importantes avances, especialmente el mapa de Korbinian Brodmann, pero con el paso del tiempo se hizo necesario saber más. Aquella primera cartografía ya no concordaba con las imágenes de estudios recientes, por eso organismos como el NIMH se interesaron en financiar parte de estas investigaciones.
El estudio del mapa cerebral es parte del Proyecto Conectoma Humano, también financiado por el gobierno estadounidense. El trabajo conjunto con el equipo de Van Essen permitió identificar más del doble de las regiones establecidas por Brodmann.