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Universidad de Harvard: éxitos de DACA son indiscutibles, pero los 'dreamers' necesitan una solución permanente

El estudio hecho por la prestigiosa institución educativa se da a conocer cinco días antes de que la Corte Suprema celebre una audiencia clave para decidir la legalidad del programa que ampara de la deportación a poco menos de 700,000 jóvenes sin documentos.
7 Nov 2019 – 11:18 AM EST
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La Acción Diferida del 2012 (DACA) “ha dado a sus beneficiarios y a sus familias un gran impulso, y han logrado una importante movilidad social”, concluye un informe de la Universidad de Harvard publicado cinco días antes de que la Corte Suprema de Justicia celebre una audiencia, la primera y quizás la última, donde abogados de quienes defienden el programa, y del gobierno, presenten argumentos en un proceso judicial clave que determinará la legalidad del beneficio migratorio.

“Los resultados son indiscutibles”, agrega. Y señala que más de 800,000 dreamers han logrado construir sus sueños en Estados Unidos, mejorar su educación, estudiar en la universidad, graduarse en distintas profesiones, ayudar a sus familias, salir de la pobreza, alejar durante los últimos siete años el fantasma de la deportación, “pero la naturaleza temporal y parcial del programa deja muchos problemas sin resolver, y ha creado algunos nuevos dilemas”, advierten los autores del denominado Proyecto Nacional de Investigación UnDACAmented (NURP).

Creado el 15 de junio de 2012 por el entonces presidente Barack Obama por medio de una Acción Ejecutiva, DACA resolvió temporalmente el dilema que enfrentaban cerca de 2.5 millones de jóvenes indocumentados que habían entrado al país antes de cumplir los 16 años y se conocen como dreamers. El programa detuvo sus deportaciones y les otorgó una autorización de empleo (EAD) renovable cada dos años, documento que, además, les ha permitido gestionar una licencia de conducir y un número de Seguridad Social.

Pero no todos pudieron acceder al beneficio. Solo 1.2 millones calificaron de acuerdo con los requisitos, y de ellos poco más de 800,000 solicitaron la protección. En la actualidad quedan poco menos de 700,000. El resto ha abandonado la protección ya sea porque renunciaron a ella, legalizaron sus permanencias por otras vías legales o cometieron faltas que los convirtió en deportables.

“El programa DACA ha sido catalogado como la política dirigida a la integración de inmigrantes más exitosa en los últimos 30 años”, afirman los autores del estudio.

Impacto positivo

DACA ha causado un “profundo impacto” en la comunidad dreamer y en la nación, precisa el informe dirigido por Roberto G. Gonzales, profesor de la escuela de Educación de la Universidad de Harvard, y secundado por Sayil Camacho (del Centro de Investigación de Acción financiado por la Fundación Robert Wood Johnson), Kristina Brant (doctora en el Programa Multidisciplinario de Desigualdad y Política Social en la Harvard Kennedy School); y Carlos Aguilar, un estudiante de doctorado en Harvard y receptor de DACA.

El estudio fue iniciado en 2013, pocos meses después de haber entrado en vigor. El objetivo fue comprender cómo los jóvenes estaban experimentando el beneficio. En la muestra participaron 408 beneficiarios de seis estados, quienes representan una amplia gama de antecedentes raciales, étnicos, económicos y educativos que identifican a los soñadores.

“Antes de DACA, nuestros encuestados enfrentaban numerosas barreras que impedían las trayectorias y el bienestar de la vida y les impedía establecer su independencia”, escribieron los autores del estudio. Pero una vez que consiguieron el amparo de sus deportaciones, el permiso de trabajo, la licencia de conducir y la tarjeta del Seguro Social, “aprovecharon numerosas oportunidades recién descubiertas” que les cambió la vida.

Entre los principales beneficios, el estudio destaca estudios, carreras significativas, nuevos empleos, sueldos más altos, apoyo a las familias (muchas de ellas mixta con padres indocumentados y hermanos ciudadanos estadounidenses) y el fortalecimiento de las comunidades donde viven.

Pero los logros alcanzados en los últimos siete años se ven eclipsados por un miedo latente: la temporalidad del programa que en cualquier momento puede dejar de existir.

El ataque de Trump

DACA fue cancelado por Donald Trump el 5 de septiembre de 2017 bajo el argumento que se trata de un programa ilegal porque Obama cambió una parte de la ley sin el consentimiento del Congreso, al darles un estatus legal temporal a miles de indocumentados, y además una autorización de empleo.

Cuatro meses más tarde, en enero del año pasado, una corte federal de California restituyó en su totalidad del programa, excepto para nuevas inscripciones. El juez de distrito federal de San Francisco, William Alsup, dictaminó que la decisión del mandatario había sido “arbitraria y caprichosa”, regresándole a los soñadores el derecho de seguir protegidos por el amparo y renovar sus autorizaciones de empleo.

A partir de entonces comenzó una larga batalla judicial que suma otros tres fallos similares en apoyo al dictamen de San Francisco, y la decisión favorable de la Corte de Apelaciones del 9º Circuito, fallo que abrió la puerta para que el presidente acudiera a la Corte Suprema en busca de una sentencia final.

“El presidente Obama dijo que no tenía derecho a firmar DACA, que nunca se mantendrá en la corte. ¡Lo firmó de todos modos! Si la Corte Suprema defiende DACA, le otorga al presidente poderes extraordinarios mucho más grandes de lo que se pensaba. Si hacen lo correcto y no dejan…”, escribió Trump el pasado 9 de octubre en su cuenta de la red social Twitter.

“Está previsto que la Corte Suprema escuche los argumentos orales el 12 de noviembre”, indica el estudio. “El futuro incierto del programa ha generado nueva ansiedad y miedo a los 669,080 beneficiarios actuales”, apunta.

“Avances significativos”

El estudio de la Universidad de Harvard revela además que, DACA ha logrado “avances significativos” en las vidas de los dreamers, tanto en sus vidas personales como profesionales.

Entre los logros alcanzados se incluyen a créditos, seguros de salud, viajar, a programas postsecundarios, buscar nuevos empleos (el 91% de los encuestados de 25 años o más estaban empleados), ingreso a la universidad, mejora en la sensación de seguridad que a su vez repercutió en la salud mental y física de los beneficiarios, situación que además repercutió favorablemente en las familias y las comunidades.

“En el transcurso de siete años, la mejora de la estabilidad económica ha permitido a nuestros encuestados asumir nuevas obligaciones financieras: vivir de forma independiente, cuidar a sus familias, inscribir a sus hijos en programas de guardería y istrar los pagos de automóviles e hipotecas”, revela el informe.

Indica además que “si bien DACA no anula la exclusión de la ayuda financiera federal, sin embargo, ha permitido a los beneficiarios acceder a nuevas oportunidades educativas. Debido a su capacidad para asegurar un empleo estable y ganar salarios más altos, los beneficiarios de DACA ahora tienen mayores recursos financieros para pagar la educación superior. Además, muchos estados han extendido los beneficios como la matrícula dentro del estado a los beneficiarios de DACA, lo que hace que la universidad sea más factible financieramente”.

Y agrega: “DACA facilitó la finalización de programas vocacionales, títulos de asociado, títulos de licenciatura e incluso títulos de posgrado y profesionales desde programas de maestría hasta la facultad de derecho y medicina. Los encuestados luego adquirieron trabajos en campos relacionados. Muchos utilizaron estas oportunidades de empleo iniciales como peldaños para iniciar nuevas carreras”.

Problemas no resueltos

Si bien DACA resolvió una larga lista de dificultades que aquejaba a la comunidad dreamer en el 2012, todavía quedan temas pendientes que no serán reparados hasta que el Congreso no tome cartas en el asunto y apruebe una ley que le otorgue a los soñadores la residencia legal permanente.

En muchos estados, por ejemplo, los dreamer tienen a matriculas y créditos de estudio, pero en otros ni siquiera son considerados o tomados en cuenta. “Actualmente los estudiantes indocumentados en al menos diecinueve estados y en el Distrito de Columbia califican para pagar la matrícula estatal en colegios y universidades públicas. Al menos siete estados también permiten que los estudiantes indocumentados reciban ayuda financiera estatal. Y cuatro estados permiten que sus colegios y universidades públicas ofrezcan ayuda institucional privada o becas a estudiantes que califican para la matrícula dentro del estado, independientemente de su estado migratorio”, dice el estudio.

“Sin embargo, los beneficiarios de DACA en algunos estados se encuentran en una desventaja decidida debido a las políticas excluyentes. Por ejemplo, tres estados, Arizona, Georgia e Indiana excluyen específicamente a los estudiantes indocumentados de las tasas de matrícula en el estado, y dos estados, Alabama y Carolina del Sur, prohíben a los estudiantes indocumentados inscribirse en cualquier institución pública de educación superior. Además, Georgia excluye a los inmigrantes indocumentados de sus tres principales sistemas de universidades públicas”, añade.

Y añade que “desde la implementación de DACA, algunos estados han aprobado leyes para proporcionar una mayor inclusión específicamente para los beneficiarios de DACA, a pesar de las políticas restrictivas para los inmigrantes indocumentados en general”.

Permiso para manejar

En cuanto a las licencias de conducir, señala que “mientras que solo 12 estados junto con el Distrito de Columbia y Puerto Rico extienden los privilegios de conducir a los inmigrantes indocumentados, los 50 estados más el Distrito de Columbia y Puerto Rico han aprobado leyes para permitir la elegibilidad de la licencia de conducir a los beneficiarios de DACA”.

Asimismo, tres estados que anteriormente no tenían políticas de equidad de matrícula, Virginia, Massachusetts y Ohio, junto con ciertas instituciones y sistemas en Arizona, Missouri y New Hampshire han aprobado una legislación que permite a los beneficiarios de DACA pagar la matrícula en el estado en colegios y universidades estatales.

Y mientras que los estados de Alabama y Carolina del Sur prohíben a los estudiantes indocumentados de educación superior pública, “Carolina del Sur ha aprobado una legislación que permite a los beneficiarios de DACA asistir a sus colegios y universidades. También los colegios comunitarios y universidades selectas de Alabama han permitido que los beneficiarios de DACA se inscriban”.

La lista de éxitos es grande, pero el miedo también. “A medida que los beneficiarios de DACA y sus familias esperan noticias sobre el futuro de DACA, y mientras los formuladores de políticas y las partes interesadas de la comunidad trabajan para abordar las desigualdades perpetuadas por la falta de una reforma migratoria integral, la incertidumbre y la ansiedad han moldeado la vida cotidiana”, dicen los autores del estudio.

Añaden que “en los últimos siete años DACA ha demostrado ser exitoso, mejorando dramáticamente la movilidad social, la salud y el bienestar de cientos de miles de jóvenes y sus familias. Debido a su éxito, DACA es muy popular y ha sido enormemente beneficioso para las comunidades, la economía y las instituciones educativas”. Pero en un momento de creciente ansiedad como el que vive el país, quienes toman decisiones, como por ejemplo los magistrados del máximo tribunal de justicia de la nación, “se beneficiarían enormemente al reconocer que el éxito de DACA es un beneficio neto para nuestro gran país”, concluyen.

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