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Esta mexicana estuvo más de 3 años en una iglesia para que no la deportaran, salió unos días, pero volvió a refugiarse

La pesadilla de la mexicana Francisca Lino no termina. Estuvo escondida durante casi todo el gobierno de Trump, salió libre en los primeros días del gobierno de Biden, pero ha vuelto a buscar santuario porque un juez revirtió la moratoria de deportaciones por 100 días.
30 Ene 2021 – 10:49 AM EST
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La pesadilla para la inmigrante mexicana Francisca Lino no termina. El 23 de agosto de 2017, cuando el entonces presidente Donald Trump implementaba su política migratoria de ‘tolerancia cero’, buscó santuario en la Iglesia Metodista Adalberto, en Chicago (Illinois), donde permaneció durante tres años y cuatro meses.

“Ese año me refugié porque ICE (Oficina de Inmigración y Aduanas, agencia que encabeza la fuerza nacional de deportaciones) me quería sacar. Tengo cinco hijos y un esposo, todos ciudadanos estadounidenses. Dos de ellas no estaban bien de salud, padecían problemas psicológicos”, cuenta al otro lado de la línea telefónica.

La batalla de Lino por permanecer en Estados Unidos comenzó en 2005, acudió a una entrevista con ante la Oficina de Ciudadanía y Servicios de Inmigración (USCIS). Cuatro años antes su esposo le había iniciado el trámite de residencia legal permanente (LPR).

“Me hicieron mal los papeles”, cuenta. “Yo tenía permiso de trabajo y una tarjeta de Seguro Social. Pero me dijeron que había un error en el proceso y por eso me arrestaron”.

Problemas que no se olvidan

Lino contó que en 1999 trató de ingresar indocumentada a Estados Unidos, “me detuvieron en la frontera y me regresaron para México. Pero a los dos días me regresé y entré”.

En el 2001 su esposo sometió una aplicación para la Green Card (tarjeta verde). “La persona que me hizo los papeles se equivocó porque en la parte donde preguntan si había sido arrestada puso que no. Y cuando fui a la cita, en el 2005, me dijeron que sí había sido arrestada en la frontera, pero en la aplicación decía que no”.

“Me tuvieron un mes detenida. Me dejaron libre porque mis gemelas estaban prematuras, se encontraban hospitalizadas. Mi abogado pidió mi libertad y me dejaron salir tras el pago de una fianza de $5,000 para que siguiera adelante con el caso”.

La inmigrante cuenta que cada año fue renovando su estadía y que el excongresista demócrata, Luis Gutiérrez, gestionó y aprobó una ley privada que le otorgó permanencia temporal hasta por 12 años. Después de ese tiempo el documento expiró porque el legislador se retiró del cargo.

“Entonces vino el gobierno de Trump y los de ICE me dijeron que no tenía ninguna oportunidad. Y me dijeron que tenía que irme porque ya no tenía nada que hacer”, indica.

El primer santuario

En marzo de 2017 Lino se presentó a una cita con su agente de supervisión de ICE quien le informó que le daban tres meses de permanencia, y que debía presentarse con un pasaje aéreo a México y su pasaporte.

“Saqué pasaje para el 25 de agosto. Pero me dijeron que debía estar ahí el 23, dos días antes. Entonces tuve miedo de que me volvieran a arrestar y fue cuando ingresé a la Iglesia Adalberto donde me dieron santuario durante tres años y cuatro meses”, cuenta.

“Fue una decisión muy difícil para mí”, dijo en aquel momento durante una conferencia de prensa. “Mis hijas no querían que me quedará aquí, pero decidí hacerlo para luchar para estar con ellos porque no voy a agachar la cabeza, ni me voy a ir como una criminal”.

“Tengo el derecho de defender a mi familia. Siempre dije que iba a luchar hasta el final y lo voy a cumplir”, agregó.

Lino ha sido por años el sostén principal de su familia porque su esposo, Diego, sufrió un derrame cerebral.

La salida

El miércoles de la semana pasada, poco después de que Joe Biden tomara el control de la Casa Blanca, el director interino del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), David Pekoske, firmó memorando dirigido a todas las dependencias bajo su mando anunciando una moratoria de deportaciones por 100 días, una medida basada en la revocatoria de la Orden Ejecutiva 13768 del 25 de enero de 2017 (Mejora de la seguridad pública en el interior de los Estados Unidos).

El decreto había establecido severas prioridades de deportación, que la permanencia indocumentada constituía una amenaza a la seguridad pública y nacional de Estados Unidos y castigaba a las ciudades o jurisdicciones santuario.

“Salí el sábado del santuario tras el amparo de las deportaciones anunciado por el gobierno. Vino a buscarme mi familia Imagínese la felicidad que sentía después de más de tres años. Tenia mucha felicidad, bien contenta, feliz. Gracias a Dios un respiro por 100 días para ver qué hace mi abogado para arreglar mi situación”.

El retorno

Tres días más tarde la pesadilla regresó a la vida de Lino. “El martes, emocionada en mi casa, dándole de comer a mis dos nietecitos, fue cuando vi la noticia de que un juez de Texas bloqueó la moratoria de 100 días de deportaciones anunciada la semana pasada”.

“Lloré, me dio mucha tristeza y pensé que a lo mejor tendría que regresar. Fue la pastora de la Iglesia, Emma Lozano, quien me dijo que para estar seguros era mejor regresar. Por eso volví”, indicó.

“Estoy aquí otra vez con la esperanza que esto se arregle, si el presidente va a apelar el fallo y haya una esperanza para que pueda regresar a mi casa con mi familia. No puedo regresar a México, allá hay demasiada violencia, familiares míos están desaparecidos. Mi familia está aquí, en Estados Unidos”, subraya.

El juez federal Drew Tipton, quien preside la Corte de Distrito del Sureste de Texas, aceptó los alegatos presentados por el estado de Texas y dejó sin efecto el martes la moratoria de deportaciones por 100 días anunciada por el DHS la semana pasada.

Tipton otorgó una solicitud de emergencia ordenando al gobierno y sus respectivos funcionarios que deben rechazar y restringir el cumplimiento de las políticas contenidas en el memorando del 20 de enero.

Precisó que la orden tiene alcance nacional y “prohíbe el cumplimiento e implementación de las políticas del 20 de enero en la Sección C, titulada Pausa inmediata de 100 días en las deportaciones".

El mandato de la corte solo se refiere a la moratoria y no afecta al resto de instrucciones establecidas en el memorando.

Armarse de paciencia

Para el abogado Alex Gálvez, quien ejerce en Los Ángeles (California), el caso de Lino es complejo, pero no hay que darlo por perdido.

“Si la detuvieron en 1999, la devolvieron para México, regresó, pidió la residencia y cuando fue a la cita le dijeron que no calificaba porque había un error en la solicitud, eso no es una causa para negarle la residencia, sino que le rechazaron el pedido de la Green Card porque tuvo una deportación expedita cuando la detuvieron la primera vez”, explica.

“El echo de haberse equivocado en un formulario no es motivo para que le nieguen la residencia. Pero eso no cambia lo que ha sucedido en todo este tiempo. Ella no fue deportada nuevamente porque calificó para que la pusieran bajo el Programa de Supervisión (OSUP) por tratarse de una persona que no constituía una amenaza para la seguridad nacional y su caso no se hallaba en la lista de prioridades de deportación”, añade.

Gálvez dice además que “Lino está haciendo lo correcto, buscar santuario en la iglesia Adalberto de Chicago mientras se descongela todo lo que hizo Trump en los últimos cuatro años”.

“Habrá cambios importantes, todo va a suceder como dice el gobierno, solo es cuestión de tiempo”, señala.

Según el abogado, el nominado de Biden para dirigir el DHS, Alejandro Mayorkas, “ha estado involucrado en prioridades de deportación durante el gobierno de Barack Obama y Biden (quien era su vicepresidente), en el programa DACA, el programa DAPA, tiene experiencia y sabe lo que tiene que hacer para deshacer todo”.

“Ella (Lino) tiene que armarse de paciencia y hacer todo lo posible para evitar que la saquen físicamente de Estados Unidos”, apuntó. “Tiene derecho a luchar por su permanencia legal en Estados Unidos”.

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