Fábricas y escuelas vacías e iglesias llenas: el miedo toma varias ciudades de Mississippi tras la redada masiva
El miércoles era el primer día de colegio para muchos estudiantes de Mississippi, pero para algunos de ellos la mayor sorpresa les esperaba al salir de la escuela cuando se enteraron de que sus padres habían sido fueron arrestados 680 inmigrantes.
Las lágrimas de algunos de estos niños al ser recogidos por familiares, amigos o por funcionarios del estado ante la ausencia de sus padres dieron la vuelta al país y se convirtieron en un reflejo de las separaciones familiares, la consecuencia más cruel de una redada que impactó a muchos trabajadores arraigados en el estado y con hijos estadounidenses: "Gobierno por favor, actúe con el corazón. Deje en libertad a mis padres y a todos los demás. No dejen a los niños llorando", clamaba Magdalena Gómez Gregorio, de solo 11 años, ante las cámaras de televisión.
Gómez Gregorio fue una de las niñas trasladadas a un gimnasio de la ciudad de Forest, a donde llevaron a los hijos de migrantes detenidos que se quedaron desamparados y donde recibieron comida y apoyo de la comunidad a la espera de reencontrarse con sus padres. Sin embargo, muchos de ellos no podían comer ni dejar de llorar ante la incertidumbre.
Según ICE, este jueves ya han sido puestos en libertad 300 de los 680 detenidos, mientras continúan sus casos de deportación en las cortes. Adema´s, el departamento de Justicia informó que al menos 30 de ellos fueron liberados el mismo miércoles "por motivos humanitarios" debido a que tenían hijos menores a su cargo.
"Mis hijos no quieren volver al colegio por miedo"
Una de ellas fue la guatemalteca Esperanza, quien pidió no usar su nombre real en este artículo puesto que está en un proceso de deportación, y a quien dejaron salir con un grillete en el tobillo para poder reencontrarse con sus tres hijos de entre 2 y 14 años.
"Me dejaron salir pero me quedé en shock. No he comido desde ayer", dice Esperanza, quien este jueves acudió a una iglesia en Morton en busca de ayuda legal. La mujer asegura que, al regresar a casa el miércoles por la noche, se pudo reencontrar con sus hijos que estaban muy asustados y no paraban de llorar: "Cuando salían las redadas en las noticias yo siempre le decía a mi hija mayor que el día que me agarren ella tenía que cuidar a su hermano pequeño", afirma.
Ahora que se ha reencontrado con ellos les ha advertido que tienen que aguantar con lo que haya. "Estoy con las manos cruzadas. No sé qué voy a hacer sin trabajar", afirma Esperanza, quien, como muchos de los indocumentados liberados, está preocupada por haber perdido su empleo.
Según confiesa, desde que llegó a Mississippi hace casi 14 años, ella trabajaba con un documento falso en una de las plantas procesadoras de pollos de Morton donde se produjeron las redadas.
"Yo trabajaba con otro nombre por necesidad", se justifica. "Cuando yo llegué una señora me dijo: 'Aplica con este papel'. Yo apliqué por la mañana y por la tarde entré a trabajar".
Ahora, la mujer está buscando un abogado que la defienda de la deportación, mientras trata de inyectar confianza a sus hijos en medio de la incertidumbre. "Hoy no han querido ir al colegio porque tenían miedo de que yo me fuera, pero mañana ya van a ir porque yo les he dicho que tengo el grillete y que no puedo irme a ningún sitio".
La comunidad se organiza para ayudar a los afectados
Mientras, algunos familiares aún esperan impacientes noticias de sus seres queridos que siguen detenidos. "Estamos tratando de localizar a mi hermano desde ayer", afirma Sergio Castillo, un guatemalteco que vive desde hace 16 años en Morton.
Su hermano lleva 13 años en EEUU y tiene una hija de 4 años que es ciudadana estadounidense. "Estamos tratando de ar a un abogado, pero dice que no puede hacer nada hasta que no sepamos dónde está y tenga un número de alien (un número de identificación asignado por ICE)".
Por su parte, los migrantes que ya han sido liberados tienen que plantearse cómo enfrentar su vida a partir de ahora sin empleo y con un proceso de deportación pendiente.
Según vecinos de las localidades afectadas como Canton, Forest y Morton consultados por Univision Noticias, las escuelas de la zona estaban "casi vacías" por la ausencia de niños hispanos que temían volver al colegio tras la detención de sus padres.
Además, en las fábricas donde se produjeron los operativos aseguran que en algunas secciones no fue nadie a trabajar. "Volví anoche después de la redada y no había casi nadie", afirma Juan García, un texano de 21 años que trabaja en la planta procesadora de pollos de Peco, en Canton.
"Antes la mayoría era pura raza (hispanos). Ahora ya no es lo mismo", asegura García. Su jefe y seis de sus amigos están entre los detenidos.
Para ayudar a los arrestados y a los que ya han sido puestos en libertad, iglesias y organizaciones comunitarias se están organizando desde el miércoles para ofrecer asistencia legal.
"Estamos tratando de buscar ayuda a las familias afectadas porque ICE vino ayer y arrebató a muchas familias y estamos esperando a abogados que vayan a ayudar a las personas para ver qué podemos hacer", afirma el pastor López de la Iglesia Evangelio Completo de Santidad de Morton, a donde este jueves llegaron decenas de personas en busca de información.
Por otra parte, una decena de activistas comunitarios y líderes religiosos ofrecieron una conferencia de prensa en la ciudad de Jackson en la que criticaron las detenciones de trabajadores y la separación de los migrantes de sus hijos ciudadanos.
"Yo no veo ilegales ni malas personas. Son solo familias: padres, madres que quieren algo mejor para sus hijos y trabajar. No son criminales", afirmó Luis Espinosa del sindicato United Food and Commercial Workers (UFCW) tras recorrer las comunidades más afectadas por las redadas.
Según Espinosa, lo que más necesitan los liberados es asistencia legal pero también ayuda para canjear los cheques por el trabajo ya hecho y ayuda económica para pagar comida, vivienda, electricidad y otros gastos ahora que no tienen empleo.
Las organizaciones comunitarias han puesto en marcha una línea telefónica para asistir a los afectados (978-993-3300) y también reciben donaciones.
*El periodista Salvador Durán colaboró para la elaboración de este artículo desde Morton (Mississippi).