“¿A dónde se los llevaron?”: integrantes de la caravana ignoran el paradero de 3,000 migrantes
"“Nosotros veníamos (de la unidad deportiva Benito Juárez) ayer lunes en el bus y otras personas que ya habían viajado comenzaron a decir que no era el camino, el bus ya iba para otro lado y mi cuñada comenzó a grabar para tener testigo, pero de tanto que le decían que no era por ahí ya el chofer del bus cambió de dirección y nos trajo a El Barretal”.
Es el testimonio de Maryuri Ordoñez, originaria de Colón, Honduras, quien asegura que de no haber sido por esas acciones, muy probablemente habrían sido llevados a las instalaciones del Instituto Nacional de Migración (INM) para ser deportados inmediatamente, como cree que le ha estado sucediendo a varios de sus connacionales que “ya no están llegando” al nuevo albergue.
Desde el día jueves 29 de noviembre que comenzaron a trasladar a los migrantes del antiguo albergue que se instaló en la Zona Norte de la ciudad al nuevo en la Zona Este, entre los integrantes de la caravana se comenzó a esparcir el rumor de que varios no estaban siendo trasladados hasta ese lugar y que, en cambio, están siendo llevados hacia otros lados sin saber más de ellos.
Esta situación generó que un aproximado de 700 migrantes optaran por quedarse en las calles aledañas a la unidad deportiva Benito Juárez, luego de que el sábado pasado el propio municipio cerrara por completo el albergue, dejándolos a la deriva y sin atención alguna.
Solamente una parte de los migrantes, principalmente los que tienen familias con niños pequeños, decidieron aceptar ser trasladados hacia El Barretal, donde de acuerdo con cifras oficiales, solamente hay 2,122 centroamericanos de los más de 6,700 que llegaron a concentrarse en el primer albergue.
Lo cual ha generado confusión e incertidumbre, incluso miedo, entre los de la caravana, porque no han visto llegar a varios de los que en algún momento fueron sus compañeros de espacio o con quienes llegaron a entablar una amistad y o, lo que les hace suponer sus sospechas de que están siendo deportados.
Autoridades desconocen el paradero de los migrantes
El domingo pasado el secretario de Desarrollo Social Municipal (Sedesol), Mario Osuna Giménez, declaró a la agencia EFE que había un porcentaje de migrantes de los que no sabían su paradero.
Esta declaración se complementó este lunes pasado, cuando el secretario de Seguridad Pública Municipal (SSPM), Marco Antonio Sotomayor, declaró a los medios que eran alrededor de 3,000 los migrantes que estaban sin localizar en la ciudad y que solamente tenían el conocimiento de los que se encontraban en El Barretal, en la Zona Norte y otros 144 distribuidos en albergues coordinados por asociaciones pro migrantes.
Una cantidad considerablemente baja a la que se tenía estipulada antes de que llegara la lluvia a la ciudad y provocara que las autoridades se vieran rebasadas en cuanto a organización y control de problema, improvisando antes de tiempo un espacio en una zona marginal que incluso no contaba con servicio de luz eléctrica, ni servicios sanitarios, cuando fueron llevados los centroamericanos.
“Queremos pensar que no están perdidos o secuestrados”
Irma Rosales, originaria de El Salvador, compartió que no había escuchado nada sobre esta situación, esta este martes que ella y sus amigos se enteraron, y aceptó que es algo que sí le da miedo, porque si la autoridad lo dice es porque algo ha pasado con ellos.
“Queremos pensar que no están perdidos, secuestrados o algo por el estilo, queremos pensar que se regresaron a sus países o que se aventaron a Estados Unidos, pero no que algo malo pudo pasarles o que los regresaron”, dijo un poco desconcertada.
Rosales sabe que muchos de los que llegaron con la caravana ya se han ido a rentar departamentos por su cuenta porque están trabajando, lo sabe porque tiene dos amigas que encontraron trabajo en un restaurante y se fueron a rentar cerca del lugar.
Sin embargo, dijo que “cuando se habla de más de dos mil personas ya son muchas, y eso sí que preocupa demasiado”.
Maryuri Ordoñez agrega que le resulta “grave” el hecho de que no se sepa a dónde fueron esos migrantes, además que le resulta preocupante porque “no sabemos si realmente los trajeron para acá o a dónde es que los llevaron, no sabemos si fueron engañados y los llevaron con las autoridades migratorias”.
Juan Francisco Medrano, originario de Honduras, cree que lo más probable es que los hayan regresado involuntariamente, pero como no lo sabemos de cierto, le da temor el simple hecho de que las mismas autoridades hayan asumido que hay tal cantidad de migrantes ilocalizables.
“Desde que dijeron que iba a haber cambio de albergue la gente comenzó a sentirse insegura, por eso muchos no se han querido mover. Sabemos que de repente algunos se aventuraron a aventarse por el muro, otros tal vez se regresaron, pero no creo que lo hayan hecho tantos como se dice”, manifestó.
Cruzar por desierto y montañas
Guillermo Alonso, investigador del Colegio de la Frontera Norte (El Colef) con especialidad en cruce clandestino de fronteras, compartió en entrevista que desde que se enteraron de este asunto, comenzaron a indagar sobre el paradero de los migrantes y las posibles causas de su no localización.
El investigador especificó que considerando que esta es una población “no tiene dinero para poder pagar polleros”, estos jóvenes “son capaces de atravesar los muros y caminar por los cerros”, debido a que muchos de ellos ya han caminado muchos kilómetros y “van a intentar cruzar por las montañas y el desierto”.
Adelantó que parte de la hipótesis que ellos estiman es que esos casi 3,000 migrantes son los que no se iban a quedar quietos en Tijuana y que seguramente van a intentar cruzar por el desierto hacia el otro lado.
“Nadie tiene evidencia científica porque no se puede medir una población móvil, pero la hipótesis es que están intentando cruzar al otro lado y para ello se están dispersando”, dijo.
Como son personas que no se iban a quedar en El Barretal “con los brazos cruzados” esperando a que les toque su turno, destacó que “tampoco iban a estar donde quieran las autoridades”, sobre todo porque son personas que “no caminaron más de 2,485 millas (4,000 kilómetros) para estar ahora pidiendo asilo, cuando cada día la única señal que les dan es que se los darán si lo hacen por las buenas”.
Reconoció y reiteró que al igual que como lo han estado mencionando, esta es solamente una hipótesis de trabajo, en la que suponen que “la mayoría están dispersos escondidos planeando cómo cruzar hacia el otro lado”.