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Donald Trump

Trump promete deportar a todos los indocumentados, resucitando una estrategia del año 1950 (que no funcionó)

La ‘Operación Espalda Mojada’ ocupó los titulares y trastornó innumerables vidas, pero fue más espectáculo que sustancia en lo que se refiere a la deportación.
Publicado 12 May 2024 – 02:14 PM EDT | Actualizado 12 May 2024 – 02:14 PM EDT
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Mientras hacía campaña en Iowa en septiembre del año pasado, el expresidente Donald Trump hizo una promesa a los votantes que cumpliría si volvía a ser elegido: “Siguiendo el modelo de Eisenhower, llevaremos a cabo la mayor operación de deportación interna de la historia de Estados Unidos”, dijo.

El exmandatario, que hizo una promesa similar durante su primera campaña presidencial, ha repetido recientemente esta promesa en mítines por todo el país.

Trump se refería a la ‘Operación Wetback’ (Operación Espalda mojada), una campaña de estilo militar lanzada por la istración Eisenhower en el verano de 1954 para acabar con la inmigración deportando a cientos de miles de mexicanos.

“Espalda Mojada” era un insulto étnico muy utilizado para los mexicanos que cruzaban ilegalmente el Río Grande, que divide México y EEUU.

Trump dice que puede reproducir la ‘Operación Wetback’ a una escala mucho mayor mediante la creación de centros temporales de detención de inmigrantes y confiando en las autoridades locales, estatales y federales, incluidas las tropas de la Guardia Nacional, para expulsar a los 11 millones de inmigrantes indocumentados que se calcula que viven actualmente en EEUU.

Como estudiosa de la inmigración, la propuesta de Trump me parece inquietante y engañosa. Además de alimentar temores infundados y deshumanizadores de una invasión de inmigrantes, a la vez que tergiversa el contexto y el impacto de la política de Eisenhower.

Esta propuesta ignora el panorama de la inmigración estadounidense actual, que ha cambiado enormemente.

¿En qué consistió la ‘Operación Espalda Mojada’?

En mayo de 1954, el fiscal general de EEUU, Harold Brownell, nombró a Joseph Swing, un general retirado, para dirigir el Servicio de Inmigración y Naturalización (INS, por sus siglas en inglés) y encabezar un “programa especial para detener y deportar a extranjeros que se encontraban ilegalmente en este país desde zonas situadas a lo largo de la frontera sur”.

Hasta 2003, el INS era responsable del control de la inmigración y las fronteras, de lo que ahora se encargan varias agencias federales, entre ellas la Oficina de Aduanas y Control Fronterizo (CBP, por sus siglas en inglés) y Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).

En ese entonces Swing utilizó las fuerzas especiales compuestas por agentes del INS que podían desplegarse rápidamente donde fuera necesario para localizar y deportar a trabajadores indocumentados.

La operación comenzó en California y luego se extendió a Arizona y Texas. Los agentes del INS establecieron controles de carretera y realizaron redadas en campos, fábricas, barrios y salones donde los inmigrantes trabajaban o se reunían.


Según Los Angeles Times, el INS también construyó un enorme campo de seguridad con alambradas para contener a los inmigrantes detenidos en Los Ángeles antes de enviarlos a la frontera.

A los inmigrantes capturados los subían a autobuses abarrotados o a embarcaciones desvencijadas y los enviaban a pasos fronterizos designados en Arizona y Texas, donde los obligaban a cruzar de nuevo a México.

Algunos se quedaron varados en el desierto mexicano al otro lado de la frontera. En un incidente, 88 migrantes murieron de insolación antes de que llegara la Cruz Roja con agua y atención médica. Otros fueron entregados a las autoridades mexicanas, que los subieron en trenes que se adentraban en México.

Para mediados de agosto de 1954, los agentes del INS habían deportado a más de 100,000 inmigrantes en todo el suroeste de EEUU.

Por temor a ser detenidos, otros miles huyeron a México por su cuenta. La mayoría de estos inmigrantes eran jóvenes mexicanos, pero el INS también se centró en las familias, expulsando en agosto a casi 9,000 de familias, incluidos niños, del Valle del Río Grande. También hay pruebas de que ciudadanos estadounidenses se vieron atrapados en las redadas del INS.

La ‘Operación Wetback’ terminó sus operaciones unos meses más tarde, y Swing declaró en enero de 1955 que “los días de los ‘espalda mojada’ habían terminado”. El INS disolvió sus grupos especiales móviles y la deportación de inmigrantes indocumentados cayó en picado durante la década siguiente.

Las cifras a detalle de la ‘Operación Espalda Mojada’

La ‘Operación Espalda Mojada’ ocupó los titulares y trastornó innumerables vidas, pero fue más espectáculo que sustancia en lo que se refiere a la deportación.

La afirmación del gobierno de haber deportado a más de un millón de mexicanos durante el verano de 1954 no resiste el escrutinio.

La cifra de 1.1 millones fue para todo el año fiscal, que terminó en junio de 1954, y una parte considerable de estas aprehensiones fueron arrestos repetidos, a veces en un solo día.

Además, más del 97% de estas deportaciones se produjeron sin una orden formal de expulsión. En su lugar, los migrantes aceptaron, o fueron coaccionados a abandonar el país tras ser detenidos.

A pesar de la retórica de Trump denunciando una “invasión de espaldas mojadas” a través de la frontera entre EEUU y México, el principal objetivo de la ‘Operación Espalda Mojada’ no era expulsar a los inmigrantes mexicanos, sino más bien asustar a los agricultores estadounidenses, especialmente en Texas, para que los contrataran legalmente.

Esta táctica funcionó en gran medida. Un detalle crucial, aunque a menudo pasado por alto, de la ‘Operación Espalda Mojada’ es que se produjo al mismo tiempo que el Programa Bracero, un programa masivo de trabajadores invitados entre EEUU y México.

Entre 1942 y 1964, los empleadores estadounidenses expidieron más de 4.6 millones de contratos de corta duración a más de 400,000 trabajadores agrícolas mexicanos. Casi tres cuartas partes de estos contratos se emitieron entre 1955 y 1964, después de que el INS llevara a cabo la ‘Operación Espalda Mojada’.

Es poco probable que la ‘Operación Wetback’ hubiera provocado un descenso drástico de la inmigración si los trabajadores mexicanos no hubieran tenido una opción legal para entrar en EEUU. Como comentó un inmigrante atrapado en la ‘Operación Wetback’: “Volveré, legalmente si es posible. Si no, volveré a cruzar andando”.

El INS reconoció explícitamente la conexión entre el Programa Bracero y el descenso de la inmigración indocumentada en un informe de 1958, afirmando que “en caso de que... se restrinja el número de braceros que pueden entrar en Estados Unidos, podemos esperar un gran aumento del número de extranjeros ilegales que entran en Estados Unidos”.

No es una coincidencia que la tregua de inmigrantes que cruzaban ilegalmente la frontera entre EEUU y México tras la ‘Operación Wetback’ no durara una vez que finalizó el Programa Bracero en 1964.

Los mexicanos seguían teniendo fuertes incentivos para emigrar, pero ahora tenían que hacerlo sin visados ni contratos de trabajo, lo que contribuyó a un aumento constante de las detenciones fronterizas a partir de 1965 que superó el millón en 1976 y alcanzó casi los 2 millones en 2000.

¿Por qué la de la ‘Operación Wetback’ no funcionaría en estos tiempos?

Si volviera a ganar la presidencia, Trump tendría la autoridad legal para deportar a los inmigrantes indocumentados, pero los obstáculos logísticos, políticos y legales para hacerlo de forma rápida y masiva son aún mayores hoy que en la década de 1950.

En primer lugar, la mayoría de los inmigrantes indocumentados viven ahora en ciudades, donde las redadas de inmigrantes son más difíciles de llevar a cabo.

El Servicio de Inmigración y Naturalización aprendió esta lección cuando la ‘Operación Espalda Mojada’ se trasladó del suroeste, mayoritariamente rural, a las zonas urbanas del medio oeste y el noroeste del Pacífico en septiembre de 1954.

A pesar de trasladar a cientos de agentes a estos lugares y de utilizar tácticas similares, los agentes del INS produjeron muchas menos detenciones mientras luchaban por encontrar y detener a los inmigrantes.

En segundo lugar, la población indocumentada estadounidense está mucho más dispersa y es más diversa que en los años cincuenta. Hoy en día, los mexicanos ya no son mayoría, y casi la mitad de los inmigrantes viven fuera de los seis principales estados donde se concentra la migración: California, Texas, Florida, Nueva York, Nueva Jersey e Illinois.

En tercer lugar, la mayoría de los inmigrantes indocumentados en EEUU no cruzaron la frontera a hurtadillas. Se calcula que el 42% entró legalmente en el país pero rebasó la duración de su visado ilegalmente. Otro 17% solicitó y obtuvo un estatus legal de corta duración que les protege de la deportación inmediata.

Por último, es probable que las deportaciones masivas susciten hoy una resistencia más amplia que en los años cincuenta.

La mayoría de los sindicatos y organizaciones mexicano-estadounidenses, que antes se oponían firmemente a la inmigración indocumentada, están ahora a favor de los inmigrantes.

Del mismo modo, es poco probable que el gobierno mexicano, que ayudó con la ‘Operación Espalda Mojada’, permita la deportación masiva de no mexicanos a su territorio sin la documentación adecuada.

Trump no ha propuesto una forma de ofrecer a los inmigrantes indocumentados una alternativa legal, lo que significa que los inmigrantes seguirán encontrando formas de cruzar ilegalmente.

* Katrina Burgess es profesora de Economía Política de la Escuela Fletcher de Derecho y Diplomacia en la Universidad Tufts.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Si usted desea leer la versión en inglés puede consultarla aquí.


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