La nacionalidad de Obama: un ejemplo de cómo Trump manipuló a los medios y al público

Con la intervención más corta de su campaña, Donald Trump pretendió cerrar una polémica que él alimentó ocho años atrás sobre la nacionalidad del presidente Barack Obama, aunque lo hizo abriendo un nuevo frente al acusar falsamente a Hillary Clinton de haber empezado esos rumores.
Un evento que no estaba previsto como acto de campaña en el nuevo Hotel Trump de Washington DC, ubicado a cuadras de la Casa Blanca, terminó monopolizando la atención de los medios la mañana del viernes, pendientes de lo que el magnate estaba por decir sobre la nacionalidad del presidente Barack Obama, cuyo origen estadounidense cuestionó al frente del movimiento conocido como ' birtherism'.
“Hillary Clinton y su campaña de 2008 empezaron la controversia del birther. Yo la teminé, ustedes saben lo que significa. El presidente Barack Obama nació en EEUU. Punto”, dijo Trump en una declaración de 33 segundos, media hora después de que empezara el evento.
Fue media hora de publicidad gratuita para la campaña republicana, durante la cual los televidentes de canales de noticias por cable pudieron escuchar en directo los argumentos de un grupo de veteranos que explicaba por qué consideran que Trump es mejor opción que Clinton para las Fuerzas Armadas.
En condiciones normales un evento de ese tipo no habría sido presentado en directo por ninguna televisora, con todo y lo respetable que sea la opinión de esos veteranos. Una nota breve para el noticiero local habría sido lo más que podía haber aspirado. Si no hubiera sido por Trump.
El estilo Trump
Ese espacio de promoción de una candidatura se logra con la creación de una expectativa desproporcionada, como hizo dos días atrás con el espectáculo mediático de la presentación de su informe de salud durante el programa del polémico Dr. Oz.
Es su estilo, expresado por él en sus libros y conocido por todos, que sin embargo sigue haciendo de los medios los mayores contribuyentes de la campaña medido por la publicidad gratuita que le conceden.
Desde que arrancó su campaña en junio de 2015 Trump ha desplegado toda su experiencia de hombre de medios, de showman. Es una persona que sabe cómo hablar y a quién hablarle. Y cómo hacer que los medios te presten atención.
Sufre la verdad
Pero no sólo Trump manipula a los medios a su antojo con declaraciones altisonantes que se hacen imposibles de ignorar, también manipula la verdad, como ha quedado demostrado en muchas ocasiones a lo largo de su campaña.
En esta oportunidad, el magnate primero aseguró que “terminó” con la polémica del ' birtherism' en 2011, después de que el presidente presentara el formulario completo de su certificado de nacimiento fechado en Hawaii el 8 de agosto de 1961, cuando lo cierto es que todavía a principios de este año aún aseguraba que tenía su “propia teoría” sobre el caso y que eventualmente escribiría un libro sobre el asunto.
Y segundo, pretende desembarazarse de responsabilidades culpando a su actual rival por la presidencia, Hilary Clinton, de haber iniciado el rumor en 2008. Con esto fuerza a los demócratas a reaccionar ante la acusación, una estrategia que mantiene en la defensiva al rival y le impide tomar la iniciativa.
Los análisis que se han hecho sobre el movimiento coinciden en que no fue la campaña de Clinton la que difundió la especie sobre la supuesta y negada condición de extranjero de Obama, sino individuos que no veían a Obama como político o como afroestadounidense.
Además, un tema de la seriedad de la salud de una aspirante a la presidencia de EEUU termina frivolizado con una presentación de una supuesta carta médica ante un doctor televisivo muy cuestionado por sus colegas, muchos de los cuales le llaman charlatán.
Meses atrás Trump acusó repetidamente al presidente Obama de ser el “fundador” del grupo terrorista Estado Islámico (EI, o ISIS, como también se le conoce) y no aclaró lo que significaba eso hasta días después cuando acusó a la prensa de “malinterpretarlo”.
Durante la lucha contra el senador Ted Cruz por la nominación republicana, Trump estableció un vínculo entre el padre del senador, el cubano Rafael Cruz, y Lee Harvey Oswald, el hombre que mató en 1962 al presidente John F. Kennedy, basándose en información sacada de un panfleto escandaloso como el National Enquirer.
En todas esas ocasiones, el republicano ha dicho las cosas para después negar que las hubiera dicho. Es como tratar de argumentar con un niño para que se responsabilice por sus dichos y acciones.
Lo curioso es cómo, a pesar de todo esto, Trump logra salirse con la suya. En otros tiempos un candidato con semejante historial de declaraciones desproporcionadas, ofensivas y falaces habría perdido el apoyo entre los votantes, habría sido denunciado por su partido y mucho más cuestionado por los medios.
El asunto es que es imposible simplemente ignorarlo porque lo que no muestren los medios tradicionales se colará por las redes sociales, donde se lleva el pulso del interés público. Y todo indica que Trump y sus cosas generan interés.
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