Robo de convertidores catalíticos: cómo el FBI y ICE desmantelaron una banda que ganó millones
Dos agencias federales aseguran que desmantelaron a una organización criminal dedicada al robo de convertidores catalíticos de vehículos, una lucrativa actividad criminal que ocurre en todo el país.
El operativo policial llamado ‘Heavy Metal’ concluyó este miércoles con el arresto y la acusación penal en contra de 21 personas, así como con diversos registros judiciales realizados en California, Minnesota, Nueva Jersey, Nueva York, Nevada, Carolina del Norte, Oklahoma, Virginia y Wyoming.
Esta investigación, encabezada por el FBI y el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), descubrió que la banda le vendió cientos de convertidores catalíticos robados a la empresa DG Auto, con sede en Nueva Jersey y que se aprecia de ser líder en su ramo en dicho estado.
Sabiendo que la mayoría de las piezas automotrices que le entregaron al menos tres acusados fueron cortadas de manera ilegal, DG Auto les pagó 64 millones de dólares, afirman documentos judiciales.
Solo uno de los sospechosos, Adam G. Sharkey, recibió más de $45 millones; mientras que Tyler James Curtis obtuvo más de $13 millones y Martynas Macerauskas más de $6 millones, según la Fiscalía.
DG Auto, que tiene una sucursal en Wisconsin, no respondió a las llamadas hechas por este medio.
En su portal de internet afirma que es “el principal comprador de convertidores catalíticos” en Nueva Jersey. Incluso tiene su propia aplicación para teléfonos inteligentes que permite a los clientes buscar la pieza que necesitan entre una gama de más de 10,000 imágenes, incluyendo las tarifas. La empresa indica que en el sitio que paga “los precios más altos” a quienes le venden.
“Nuestras sólidas relaciones y volumen masivo con múltiples refinerías a nivel mundial permiten brindar mejores condiciones que la mayoría de los compradores”, indica la página de DG Auto.
El Departamento de Justicia no aclaró si alguno de los 21 acusados trabaja en DG Auto.
Un delito “extremadamente costoso”
La acusación señala además que uno de los presuntos ladrones, Tyler James Curtis, recibió más de $500,000 de parte del negocio Capital Cores, con sucursales en Arizona, Nevada, Minnesota y Wisconsin.
Este jueves nadie tomó las llamadas hechas por este medio a su oficina central, ni respondieron a los correos electrónicos enviados preguntando por el caso. Su página de internet fue cancelada.
En su última publicación en Facebook, en diciembre de 2021, Capital Cores señaló que solo compraba convertidores catalíticos a negocios y personas con permiso del gobierno para hacerlo. “Si usted está vendiendo sin licencia comercial, piense dos v eces antes de vender material robado y, si lo intenta, espero que lo arresten. Punto”, dice el mensaje, el cual aseguró que pagaban “precios honestos”.
Tampoco está claro si el gobierno está acusando directamente a alguien de esa empresa.
En un comunicado, la unidad de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI), una dependencia de ICE, señala que desbarató a una red nacional de “ladrones, traficantes y procesadores por su papel en conspiraciones que involucran convertidores catalíticos robados que fueron vendidos a una refinería de metales por decenas de millones de dólares”. Pero no identifica el papel de cada uno de los acusados.
Las autoridades ejecutaron el miércoles, de manera coordinada, más de 32 órdenes de allanamiento y decomisaron “millones de dólares en bienes, incluidas casas, cuentas bancarias, efectivo y vehículos de lujo”, señala el HSI.
Los 21 sospechosos han sido procesados en dos casos criminales separados, uno en el Distrito Central de California y otro en el Distrito Norte de Oklahoma.
“Este nivel de actividad delictiva organizada es extremadamente costoso y perjudicial para las víctimas y los contribuyentes: los grupos de ladrones organizados son redes sofisticadas que se benefician de los bienes obtenidos ilegalmente y, a menudo, están involucrados en otros delitos”, dijo el subdirector interino de ICE, Patrick J. Lechleitner, en el comunicado.
Más caro que el oro
Solo en 2020 las compañías de seguros registraron 14,433 reportes de robos de convertidores catalíticos, un aumento del 325% en comparación con el año anterior, según cifras del Buró Nacional de Crímenes contra Aseguradoras (NICB), que agrupa a varias empresas de ese sector.
El problema es incluso mayor, señala la NICB, ya que muchos conductores no denuncian para evitar que sus pólizas de seguro aumenten o porque no están protegidos financieramente para esos incidentes.
Los convertidores catalíticos están conectados al sistema de escape del auto. Su apariencia es la de un pequeño silenciador que se encuentra en la parte inferior del coche. Los ladrones están interesados en estos porque contienen metales valiosos que ayudan a reducir los gases peligrosos para el medio ambiente que produce un motor y cuyo valor ha subido en poco tiempo.
Una onza de rodio, uno de los metales en esa pieza automotriz, cuesta unos 13,000 dólares y en un período llegó a valer 27,000 dólares. El paladio, otro componente, se vende a 2,000 dólares por onza y el año pasado estaba en casi 3,000 dólares. Mientras que el platino cuesta 1,000 dólares por onza, esto es unos $266 menos que durante la primavera de 2021.
"Algunos de estos metales preciosos son más valiosos por onza que el oro y su valor ha aumentado en los últimos años", advierte el HSI.
Las recicladoras pagan a los ladrones entre 50 y 250 por pieza, que cortan en cuestión de segundos. El que ahora estén robando en volúmenes más grandes ha incrementado sus ganancias. También provocó que la pieza se venda en alrededor de 1,000 dólares y que suban las pólizas de seguro, según el NICB.