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¿Pueden las alcaldías mejorar la salud mental de una ciudad?

Nueva York está desarrollando un ambicioso plan contra enfermedades como la depresión y la ansiedad. ¿Será esta una nueva tendencia para los gobiernos locales?
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28 Abr 2016 – 10:36 AM EDT
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El programa de Nueva York es uno de los más ambiciosos por parte de gobiernos locales. Crédito: kieferpix/ iStock

Normalmente no miramos dos veces la publicidad en el transporte público, y menos ésta genera conversaciones al respecto. Sin embargo, en el metro neoyorquino la semana pasada se publicaron nuevos anuncios que le pedían a la gente que empezara a hablar. “La depresión no me define”, dice uno. Otro dice: “La adicción puede afectar a cualquiera y es tratable”. En la parte inferior de todos estos anuncios hay un texto que dice “Hablemos abiertamente acerca de asuntos de salud mental. Juntos nos podemos sanar”.


Estos letreros no son de algún grupo de presión o de una institución mental sino de la ciudad de Nueva York. ThriveNYC es un completo programa cuyos fines son mejorar el a la atención médica para problemas mentales en toda la ciudad, así como romper barreras al tratamiento, las cuales incluyen el antiguo estigma cultural. Encabezado por Chirlane McCray, primera dama de la ciudad, ThriveNYC oficialmente se inauguró en noviembre de 2015, cuenta con un presupuesto de $850 millones y colaborará con veinte agencias de la ciudad en 54 iniciativas. Los anuncios en el metro son parte de una de esto, una campaña llamada “Today I Thrive” (Hoy prospero), la cual busca llevar asuntos sobre la salud mental, los cuales fueron escondidos durante muchos años, al dominio público.


La campaña ThriveNYC coincide con el creciente reconocimiento mundial de que los asuntos de salud mental deben conversarse abiertamente en el ámbito público. Una de cuatro personas será afectada por asuntos de salud mental en su vida, dicen las investigaciones. En una conferencia que organizada en Washington DC entre el 13 al 14 de abril de este año, el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud (OMS) reunieron a cientos de médicos, grupos de ayuda y organizaciones gubernamentales como parte de un esfuerzo para colocar la salud mental al frente de la agenda global.


En una entrevista con la NPR, el doctor Shekhar Serena, quien está a cargo de los sectores de salud mental y abuso de sustancias de la OMS, dijo que la falta de tratamiento adecuado sólo de la depresión y de la ansiedad le cuesta al mundo un billón de dólares al año. “Pensamos que todos los países necesitan prestar más atención a la salud mental”, dijo.

ThriveNYC fue destacado en la conferencia, junto con otros veinte innovadores programas de salud mental de todo el mundo, entre ellos la Africa Mental Health Foundation y Mental Health Beyond Facilities, que trabaja en Nepal, Uganda y Liberia, respectivamente. Pero Nueva York “es la única ciudad que le está dando a la salud mental esta cantidad de atención… me refiero a la cantidad de personal, en términos del presupuesto, en términos de recursos y en términos de alcance y cobertura”, le dice McCray a CityLab.


En muchos aspectos tiene sentido que Nueva York dedique esa cantidad de recursos al problema. El gobierno de la ciudad tiene un alcance amplio y cuenta con muchos fondos. Tres cuartos del presupuesto de ThriveNYC proviene de dineros de la ciudad. Y Nueva York también está bien posicionada para actuar como fuerza cohesionadora entre grupos e iniciativas preexistentes, entre ellos el programa Assertive Community Treatment, el cual provee tratamiento de bajo costo y apoyo a los que no pueden acceder atención de salud mental convencional.


La atención de salud mental es justamente lo que ThriveNYC intenta revolucionar. Actualmente este tema se limita al tratamiento después de que hayan surgido los síntomas y, particularmente en Nueva York, con frecuencia la terapia individual y el tratamiento son inaccesibles y caros. McCray dice que es común que la gente espere casi una década antes de buscar atención, si es que alguna vez la buscan. Pero ThriveNYC involucrará a la ciudad en cada etapa, desde la prevención hasta el tratamiento. El programa Mental Health First Aid (Auxilios Primarios de la Salud Mental) capacitará a los ciudadanos sobre cómo responder ante las necesidades en sus comunidades. 9,000 maestros y es aprenderán a comunicar el conocimiento socioemocional a los niños con menos de cinco años de edad. NYC Health + Hospitals y Maimonides Medical Center ofrecerán chequeos para la depresión materna y tratamiento para cada mujer embarazada.


Según explica McCray, un programa holístico permite al gobierno local a abordar la salud mental como un asunto público y ubicuo, parecido a la forma en que la ciudad respondió a la crisis de VIH/SIDA durante los años 80. Ese fue otro instante en que el asunto mismo era casi inmencionable, dice Devora Kestel de la Organización Panamericana de la Salud. “No era fácil que la gente itiera abiertamente, ‘Yo tengo VIH’, y tampoco es fácil que la gente diga ‘Tengo problemas mentales’”, dice Kestel. Pero al sacar la conversación de la oscuridad —dice Kestel— los gobiernos de las ciudades pueden fomentar soluciones.


Posteriormente este año Nueva York será la sede de la primera conferencia del alcalde sobre la salud mental (Mayor’s Conference for Mental Health). Según explica McCray, esta será una oportunidad para que los líderes de la ciudad puedan reunirse y aprender de las diversas iniciativas implementadas a lo largo del país. Aunque ThriveNYC es la más calificada como la más completa, iniciativas como la campaña Don’t Die (No te mueras) de Baltimore —la cual se inició el año pasado como respuesta a la propagación de la epidemia opioide— demuestran el potencial que tienen las ciudades de dirigir sus iniciativas hacia las necesidades especificas de sus comunidades, dice Brendan Saloner, un profesor en el departamento de la política y la gestión de la salud en la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins.

Pero algunas necesidades son incluso más amplias. La falta de viviendas para los que están afectados por la enfermedad mental ha llegado a un nivel de crisis. Y “ya sabemos que a estas alturas, algunas de las instituciones más grandes que se han encargado de albergar a personas con problemas de salud mental han sido las cárceles”, dice Saloner. Él y Kester coinciden en que las ciudades tienen una responsabilidad de proveer concretas soluciones alternativas al encarcelamiento masivo. En Denver Colorado Coalition for the Homeless (Coalición de Colorado en Defensa de los Indigentes) y Renaissance Housing Development Corporation (Corporación de Desarrollo de Viviendas Renaissance) colaboraron para establecer una red de departamentos de viviendas de apoyo que aportaron servicios en residencia para los que están afectados por una variedad de debilidades. Y, a lo largo de los próximos quince años, ThriveNYC se ha comprometido a hacer disponibles unos 15,000 departamentos de viviendas de apoyo. Sin embargo, el plan de la iniciativa indica que esta cantidad no logra responder a toda la demanda existente.


Aunque iniciativas como ThriveNYC han dejado claro el potencial que tienen las ciudades de participar en la resolución de esta crisis, Saloner advierte que no se debe depender sólo de los gobiernos locales. “Me preocupan los pudientes y los pobres”, dice. “Nueva York es una ciudad rica y sin dudas pienso que una iniciativa con el apoyo de la alcaldía y los recursos para proveer fondos tiene mayores probabilidades de tener un impacto verdadero en comparación con otros programas únicos”. Pero ciudades que no cuenten con un estado financiero estable parecido al de Nueva York tendrán dificultades para replicar el modelo del mismo.


“Hay una verdadera necesidad aquí —incluso después de La Ley de Cuidados de Salud Asequibles, la cual esta haciendo mucho para mejorar el — de que el gobierno federal promuevan y financie comunidades regionales para el bienestar”, dice Saloner. Esto a su vez evoca lo que expresó Saxena después de la reciente conferencia sobre la salud mental en Washington, D.C.: “Cuando se trata de la salud mental, todos los países son países en vías de desarrollo”.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.

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