Cómo Wynwood se transformó en la meca del arte callejero

Quizás lo más fundamental del arte callejero es su carácter democrático, rebelde, político y sobre todo efímero. “Hay algo lindo en ver tu mural cuando lo acabas y saber que se va a desaparecer”, dice la artista callejera sudafricana Faith47. “Es como algo filosófico. Todos nos morímos. La vida no es de aferrarse a las cosas y tenerlas siempre”.
Así explica la creativa su trabajo en Las Calles de Wynwood (The Streets of Wynwood), una nueva película dirigida por Alan Tomlinson del canal de televisión pública WLRN. Tomlinson documenta el florecimiento del arte callejero y el muralismo en esta vecindad de Miami, donde docenas de artistas callejeras, muralistas y artistas grafiteros se juntan cada año para pintar paredes en el evento Art Basel. Durante esos días, artistas de todo el mundo comienzan una guerra por las paredes en Wynwood, en donde realizan murales y otras enormes e impresionantes piezas de arte. El film explora las filosofías de cada artista y lo que motiva sus trabajos y su involucramiento en el mundo de arte urbano.
El estreno de la película se realizará este martes 10 de noviembre en el Pérez Art Museum Miami a las 7 de la noche.
Los artistas destacados en el proyecto incluyen a Faith47, Kobra (de Sao Paulo, Brasil), Alexis Díaz (de Puerto Rico) y, quizás el más famoso, Shepard Fairey, el creador de la campaña “ Obey” y el poster de “Hope” durante la primer campaña del Barack Obama. Cada uno tiene sus propias motivaciones y ideología sobre el arte que hacen, pero lo que más se destaca es que para todos el arte callejero es un especie de creación definida por su contexto urbano y por el democrático a las paredes para pintar. El edificio, el entorno y las leyes del municipio tienen un efecto en cómo los artistas urbanos pueden hacer su trabajo. Muchas veces, por ejemplo, tienen que crear piezas de manera lo más rápida posible, para evitar problemas con la policía. Esto afecta el producto final y la estética de su trabajo.
Pero la película también insinúa que todo esto va por cambiar. La inmensa popularidad de artistas como Banksy ha creado un entorno mucho más semejante a la de galerías, es decir que se motiva en parte por el dinero y la exclusividad. Ahora, cuando se encuentra una pieza de Banksy en una pared, muchas veces el propietario separa la pared y lo vende a algún coleccionista o a una galería por cientos de miles de dólares. Incluso el evento de Art Basel, en donde propietarios invitan a los artistas específicamente a pintar sobre las paredes, puede ser considerado una bastardización de arte callejero “real”.
“El arte callejero es el antítesis de arte en la galería. [Las pinturas de Art Basel] no son arte callejero”, dice un artista de grafiti quien se conoce como ‘Nadie’. “Esas paredes ya son controladas por las mismas personas que controlan las galerías”.
Esta división se siente más claramente con los artistas de grafiti, que no tienen ningún a galerías y quien sienten que son despreciados por la sociedad mientras las muralistas son amados. En 2014, esta comunidad se movilizó debido a la muerte de un joven de 18 años quien se conocía como “Reefa”. Reefa era un “tagger”, es decir que hacía grafiti por toda la ciudad, usualmente solo su nombre. Cuando la policía lo atrapó, usaron una arma paralizante 'taser' que lo terminó matando.
De hecho, todos estos artistas han sido arrestados por hacer piezas de arte en paredes sin permiso. Shepard Fairey fue acusado de 32 delitos graves por el gobierno federal por sus piezas en Boston. Pero todos parecen creer que esto es una parte fundamental del arte callejero.
“Aunque ahora [el arte callejero] sea tan popular y más aceptado, no necesita ese tipo de validación porque surgió siempre de la cultura de las calles, de la rebeldía”, dice Fairey. “Yo todavía hago piezas sin permiso en las calles”.