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CityLab Transporte

Londres le quita el permiso para circular a Uber

La ciudad promete revocar la licencia del gigante del transporte privado, alegando preocupaciones de seguridad pública. Pero la batalla legal podría estar apenas comenzando.
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22 Sep 2017 – 04:49 PM EDT
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¿Seguirán otras ciudades el camino de Londres, que le quitó la licencia a Uber? Crédito: DANIEL SORABJI/AFP/Getty Images

Esto fue todo para Uber en Londres. Esta mañana, Transport for London (TfL), el organismo de transporte de la ciudad, anunció que, en respuesta a las preocupaciones acerca de "la falta de responsabilidad corporativa" de la compañía, no renovaría la licencia de Uber para operar en la ciudad.

Uber tiene 21 días después del 30 de septiembre, fecha de expiración de su licencia actual, para intentar anular la decisión. Si su apelación es rechazada, los aproximadamente 40,000 conductores de Uber perderán su derecho a operar en las calles de Londres dentro de un mes. Para una de las compañías tecnológicas más exitosas del mundo, es un revés importante, cuando menos.



También es algo que está causando una enorme controversia en Gran Bretaña, pues algunos apoyan a la compañía y otros piden un boicot contra los taxis negros, el servicio regular de taxis de Londres, en señal de protesta. El alcalde de Londres Sadiq Khan inmediatamente apoyó la medida, diciendo que Uber no había seguido las reglas del juego. En una declaración publica esta mañana, dijo lo siguiente:

"Quiero que Londres esté a la vanguardia de la innovación y las nuevas tecnologías y que sea un hogar natural para las nuevas empresas que ayuden a los londinenses proporcionándoles un servicio mejor y más asequible. Sin embargo, todas las empresas en Londres deben respetar las reglas del juego y adherirse a los altos estándares que esperamos, especialmente cuando se trata de la seguridad de los clientes. Ofrecer un servicio innovador no debe ir en detrimento de la protección y la seguridad del cliente".

Esa preocupación por la seguridad del cliente y la seguridad en general se refiere a varios incidentes. En primer lugar, Uber ha sido acusado por la Policía Metropolitana de Londres por no denunciar sistemáticamente la agresión sexual, priorizando la reputación de la compañía con respecto a la seguridad pública.

También ha habido mayor preocupación acerca del manejo de la empresa de las 32 denuncias de violación y agresión sexual que recibió en los doce meses anteriores a 2016. Si se abandona un caso contra un conductor —y dado que sólo un 28% de los casos de violación en Gran Bretaña no llegan a las cortes, lo que probablemente significa que la mayoría son abandonados— Uber despide o restituye al conductor a su propia discreción. Esto ha provocado temores de que los agresores sexuales que trabajan para Uber pueden estar regresando a las calles.

Luego está también la cuestión de las condiciones de trabajo de los conductores de Uber, las cuales han sido criticadas por los sindicatos de Gran Bretaña como intrínsecamente explotadoras. Uber perdió el derecho a clasificar a sus conductores como trabajadores independientes (y por lo tanto no elegibles para el pago de vacaciones o contribuciones de pensiones) en un caso judicial en diciembre de 2016, una decisión judicial que continúa apelando. Además, TfL ha expresado también su preocupación acerca de la deficiente comprobación de antecedentes penales y certificados médicos por parte de Uber , por no mencionar la prolongada cuestión internacional del uso por parte de Uber del ‘ software Greyball’, el cual se ha detectado que utilizan para eludir el cumplimiento de la ley y a los fiscalizadores de los organismos regulatorios.

El duro golpe contra Uber también puede estar parcialmente motivado por las presiones de la Asociación de Taxistas con Licencia de Londres, conductores de los icónicos y gruesos taxis negros de la ciudad, cuyo negocio se ha visto debilitado seriamente por una compañía cuyo modus operandi ellos consideran inmoral y explotador. Las empresas de viajes compartidos como Uber están destruyendo las industrias de taxis en las principales ciudades estadounidenses como Chicago y Nueva York; los taxistas de Londres pueden ver las advertencias claramente.

Es fácil ver por qué los conductores de los taxis negros se sienten frustrados. Obtener una licencia para conducir un taxi negro es un proceso célebremente riguroso, en el cual se espera que los potenciales conductores adquieran gran cantidad de conocimiento. Incluso deben memorizar todas las calles de Londres. El proceso de aprenderse de memoria la ciudad a menudo toma años (y reestructura sus cerebros, según estudios de RMN), después de lo cual, los conductores deben comprar un costoso taxi.

En el pasado, las tarifas de los taxis que eran relativamente más altas que en la mayoría de las otras importantes ciudades del mundo les permitían a los conductores de los taxis negros recuperar su inversión paulatinamente, aunque hace tiempo que enfrentan cierto grado de competencia de los minitaxis, como se les llama a los taxis privados en Gran Bretaña. Ahora, ante los conductores de Uber cuyos navegadores por satélite pueden sustituir la mayoría (aunque no todos) de los conocimientos que se obtienen tras enormes esfuerzos, muchos conductores de taxis negros tienen dificultades para ganarse la vida. El hecho de que esta competencia proviene de una empresa cuya intención es pagarles lo menos posible y ofrecerles las peores condiciones de trabajo posibles a sus conductores sólo ha hecho que la lucha sea más amarga.

Sin embargo, no a todo el mundo le gusta la perspectiva de la partida de Uber. Como señala este artículo del New York Times, los conductores de taxis negros de Londres han tenido durante mucho tiempo una mala reputación entre la gente de color y otras minorías quienes los consideran intolerantes, renuentes a darles servicio y usualmente dispuestos a compartir sus opiniones inflamatorias. Sería profundamente injusto juzgar a todos los conductores de taxis negros de esta manera —muchos de los cuales son personas de color— pero esta mala fama no viene de la nada. Muchos londinenses prefieren Uber no sólo porque es más barato, sino porque, excepto con el uso del software Greyball, sus conductores son menos propensos a discriminarlos.

¿Podría lograrse algún acuerdo en las próximas semanas? Uber probablemente no abandonará su mayor mercado británico sin una fuerte batalla legal y en Estados Unidos la empresa ha conseguido regresar a las ciudades de las que había sido expulsada. En Escandinavia, la cuidadosa regulación de Uber y otros servicios de transporte privado (un proceso durante el que se descartó el servicio UberPOP en Suecia y Dinamarca) muestra que podría ser posible lograr un compromiso que le permita a Uber continuar operando bajo una regulación más estricta. Si la reacción en contra de la revocación de la licencia de Uber es fuerte, es posible que ocurra cierta renegociación. Sin embargo, hay algo muy claro: la TfL y el alcalde Khan tienen intenciones de dar una dura batalla.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.

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