Diez estados que no quieren que tengas energía solar

Mucho se ha dicho del éxito de estados que están llevando la delantera en cuanto a la adopción de la energía solar. Y hay razones para celebrar, ya que la cantidad de nuevas instalaciones solares están batiendo marcas y la industria crece 12 veces más rápido que la economía estadounidense. Pero al mismo tiempo vale la pena reconocer que muchas personas viven en lugares donde los gobiernos locales no están facilitando un mercado solar o incluso están tratando de asfixiarlo.
Este obstruccionismo solar tiene un papel protagónico en un reporte titulado “Throwing Shade” (Haciendo sombra). El informe fue publicado el martes 3 de mayo por Greer Ryan en el Center for Biological Diversity (Centro para la Diversidad Biológica). La organización aboga por un sistema energético que limpio, equitativo y amigable para la vida silvestre. Por lo tanto, Ryan se propuso calificar a los estados basándose en lo bien (o mal) que sus políticas alientan la instalación de es solares en azoteas. Después analizó los diez estados con las peores calificaciones —y el potencial solar más alto—, para entender mejor la manera en que la falta de políticas estatales, o incluso la presencia de políticas antagónicas, impiden el crecimiento de estos mercados solares.
En teoría esos diez estados podrían producir hasta un 35% del suministro energético del país mediante las instalaciones de es en azoteas. En cambio, sólo representan un 6%. Si imagináramos un mundo en que las personas pudieran instalar es solares dondequiera que proveyeran los mayores beneficios, esperaríamos que las regiones con el mayor potencial tuvieran la mayor cantidad de instalaciones. Sin embargo, las regulaciones y las políticas de los estados suelen interponerse. Por ejemplo, Texas y Florida son calificados como N° 2 y N° 3, respectivamente, en cuanto a su potencial solar, pero ocupan los puestos 12 y 14, respectivamente, en cuanto a la energía solar distribuida que realmente producen.
A continuación están algunas acciones clave que toman estos estados (los cuales incluyen además a Alabama, Georgia, Indiana, Michigan, Oklahoma, Tennessee, Virginia y Wisconsin) que limitan el crecimiento solar:
No aprueban leyes solares comunitarias
Los diez estados con las peores calificaciones en cuanto a políticas solares todos tienen algo en común: una falta total de leyes solares comunitarias. Estas son fundamentales para expandir el solar a las personas que no son dueñas de un techo (las que alquilan, por ejemplo) o a quienes tienen azoteas que no pueden aguantar es solares.
Una instalación solar comunitaria provee energía limpia a múltiples clientes que subscriben a ella. Por lo tanto, este enfoque requiere ciertas reglas para asegurar que estas personas reciban una compensación en sus facturas de electricidad por la energía que ellos producen. Esto plantea un cambio en la forma que se obtiene electricidad, ya que ahora no se comprará toda tu energía de una compañía, y esto implica un nuevo marco legal que regule estos intercambios.
Este es un sector relativamente nuevo de la industria solar: surgió en 2006 y hay unos cien sitios solares comunitarios en los EE.UU. Se espera que este sector crezca en los próximos años y los estados que no lo permiten están eliminando un ingrediente vital para una industria solar sana y equitativa.
Evitan imponer requisitos solares
Veintinueve estados han optado por expandir sus suministros de energía limpia. Éstos están requiriendo porcentajes de electricidad de fuentes renovables a las empresas de servicios públicos. Esto se conoce como una política de creación de mercado, porque impulsa una cierta cantidad de demanda y puede ayudar a las industrias renovables a despegar.
De los diez estados en el reporte, siete no cuentan con este tipo de requisito para las empresas de electricidad y tres ya han cumplido con sus metas al respecto, pero Ryan identifica a estas últimas como “no ambiciosas”. Por ejemplo, Texas impuso una meta que pudo cumplir 15 años antes de tiempo. Ninguno de estos estados está expandiendo la producción solar para cumplir con una meta de energía renovable.
Impiden que terceros sean propietarios de los es
Si tienes miles y miles de dólares ahorrados, te será fácil instalar es solares en tu azotea. Pero para los demás que no tienen tanto dinero, la propiedad de es compartida con terceros ofrece una buena alternativa. Una empresa instala los es en tu casa y firmas un contrato diciendo que vas a pagar a la empresa por la electricidad. Normalmente se hace mediante un arrendamiento o bien un acuerdo de compra de energía.
Este modelo fue responsable del 72% de todas las instalaciones solares en Estados Unidos en 2014. Pero en 7 de los 10 peores estados en cuanto a la política solar, este tipo de arreglo no se permite o bien tiene un estatus legal poco claro, el que impide que los negocios provean el servicio. Este problema asegura que las únicas empresas que pueden vender energía a residentes sean las empresas de energía ya establecidas, y a su vez esto minimiza el a la energía solar de todos que no pueden pagar la instalación de es solares.
Obstruyen los aportes del público
Resulta difícil hablar de la distribución de energía solar sin hablar de democracia. Las luchas de políticas en este sector por lo general giran en torno a los pequeños organismos gubernamentales que favorecen a los monopolios de las empresas existentes de servicios, por sobre la capacidad de los individuos de conseguir energía como ellos quieren.
Alabama ofrece un ejemplo al respecto. El estado carece de toda política principal necesaria para la promoción de energía solar distribuida. Ryan señala “una asombrosa falta de transparencia” en cuanto a la forma en que Alabama realiza planes para sus fuentes de energía. Alabama Power suministra energía a la mayor parte del estado y la comisión de servicios públicos ni permite comentarios significativos del público sobre el plan de inversión de Alabama Power, ni tampoco la compañía está obligada a publicar ese plan y el análisis económico en que se basa. Eso significa que los consumidores cargan con el costo de las inversiones de Alabama Power sin la oportunidad de abogar por más energía solar.
“Hemos visto que en mercados solares existentes los aportes del público tienen gran impacto cuando los reguladores y los legisladores los escuchan”, Ryan le dice a CityLab. “Sin aportes del público no hay nada que impida a los intereses corporativos o a las empresas de servicios públicos [si quieren] prevenir el a [energía] solar en los techos”.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.