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Comer un bolillo te ayuda a superar un susto ¿verdad o mito?

Publicado 28 Feb 2018 – 07:46 PM EST | Actualizado 23 Mar 2018 – 11:55 AM EDT
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El miedo es una reacción natural de nuestro cuerpo, que nos ayuda a huir del peligro. Cuando percibimos que una situación es potencialmente riesgosa, nuestro organismo se pone alerta y se prepara para alejarse lo antes posible.

De acuerdo con el Diccionario Enciclopédico de la Medicina Tradicional Mexicana, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), un susto es: «Enfermedad originada por una fuerte y repentina impresión derivada del encuentro con animales peligrosos, objetos inanimados y entidades sobrenaturales, así como por sufrir una caída en la tierra o en el agua; y en general, producto de cualquier episodio traumático que amenace la integridad física y/o emocional del individuo».

Cuando sentimos miedo, nuestro cuerpo tiene diversas reacciones, como sudoración, taquicardia, respiración agitada, tensión muscular, aumento de la presión sanguínea, acidez estomacal, entre otras.

Es aquí en donde aparece el popular mito mexicano que asegura que “comer un bolillo es bueno para el susto”. A pesar de las buenas intenciones que puede haber en esta recomendación (generalmente dicha por tías, madres y abuelas), resulta que no existe un sustento científico que avale esta práctica.

La creencia general asegura que el bolillo ayuda a contrarrestar el ‘dolor de panza’ que se genera luego de un susto, así como recoger la bilis producida por la vesícula e incluso evitar que la persona desarrolle diabetes luego de un episodio traumático.

No obstante, el bolillo no tiene ninguna de las propiedades antes dichas. Comer pan no necesariamente alivia la acidez o la gastritis que algunas personas experimentan tras un susto. En todo caso, no lo hace en mayor o medida que cualquier otro alimento. Para estos casos, lo más recomendable es tomar un antiácido.

En cuanto a la diabetes, de acuerdo con información del portal Diabetes, bienestar y salud, un susto no ocasiona el desarrollo de esta enfermedad. Lo que ocurre es que cuando tenemos miedo, los niveles de azúcar en la sangre se elevan, debido a que nuestro cerebro requiere más oxígeno y glucosa para estar alerta y reaccionar de manera oportuna ante una situación de peligro.

Esta subida de glucosa sólo dura unos minutos y, gracias a la acción de las glándulas suprarrenales, la cantidad de azúcar en la sangre regresa a sus niveles normales en poco tiempo. Sin embargo, en el caso de las personas que padecen diabetes (y no lo saben), la glucosa no baja de nuevo, persiste en cantidades muy elevadas.

Así, lejos de que el bolillo ayude a evitar la diabetes o cualquier otro problema de salud, lo que hace es aportarnos carbohidratos. Una vez que se metabolizan en el organismo, estos elementos contribuyen a elevar los niveles de glucosa en sangre.

Muchas personas confían en este remedio popular, debido a que cuando el cerebro se concentra en masticar y saborear el bolillo, se olvida por unos momentos de lo que provocó el susto y ayuda a que la persona se tranquilice. Además, a algunos individuos se les baja la presión o la glucosa disminuye de manera muy drástica (en lugar de normalizarse) y para evitar un desmayo, prefieren consumir algún alimento como el pan.

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