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Amor, realeza y cárcel: la historia inesperada de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín

La hija menor del rey emérito de España, Juan Carlos, se casó tras un romance de cuento de hadas con una estrella del balonmano y doble medallista olímpico. Las ambiciones terminaron por llevarles a protagonizar el episodio más bochornoso de la historia reciente de la monarquía ibérica.
15 Jun 2018 – 03:32 PM EDT
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Iñaki Urdangarín, que por años parecieron representar -de cara al público- un cuento de hadas en pleno siglo XX, han pasado a ser el vivo ejemplo de una historia de amor color de rosa, a convertirse en protagonistas de una novela negra que culmina con el esposo de la infanta en la cárcel.

El exduque de Palma fue condenado el 12 de junio a una pena de 5 años y 10 meses, por prevaricación, malversación, tráfico de influencias, fraude y dos delitos fiscales. Su esposa se ha mantenido firme a su lado durante todo el proceso, lo que sugiere que su relación (son padres de tres niños y de una niña) es sólida a la espera de un final que les permita decir que vivieron "felices para siempre".

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La infanta 'guapa' y el medallista


La historia de amor de la hija del rey Juan Carlos y el que fuera deportista olímipico, ganador de dos medallas de bronce en balonmano, no parecía ser tan distinta que la de muchos otros jóvenes de su generación. Coincidieron en los Juegos Olímpicos de Atlanta, en 1996 y el flechazo fue instantáneo, según escribe Eduardo Inda en su libro acerca de Urdangarín. Cristina lo había visto jugar y le dijo a su prima y confidente, la princesa Alexia de Grecia: "Alucino, estoy colada por un jugador de balonmano".

Fue Cristina, cuenta El Mundo, quien le pidió el teléfono y lo llamó apenas volvieron a Barcelona, donde ambos vivían. Fue ella quien organizó la primera cita; un plan relajado entre amigos, ya que por entonces Urdangarin tenía una relación formal de cuatro años con Carmen Camí Solsona. Fueron al cine con Alexia y su prometido Carlos Morales. Después de la función fueron a tomar algo los cuatro, sin mayor aspaviento.

Esa misma noche del otoño de 1996, surgió algo entre ellos, que se confirmaría cuando se celebró en el restaurante 'El Pou' una fiesta para la selección de balonmano. También se sabe que Carmen Camí solo supo que su novio había estado jugando a dos puntas, cuando se anunció el compromiso de su hasta entonces novio con Cristina en el palacio de La Zarzuela, el 30 de abril de 1997, dejándola anonadada.

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La infanta Cristina irá a prisión pero solo a visitar a su marido


“Ella se enamoró desde el primer momento. Iñaki era un hombre alto, guapo y fuerte, pero encima era simpático y decidido, se lo pasaba en grande con él y decidió probar suerte”, recordaron sus allegados en el libro de Silvia Taulés 'Historia de un matrimonio'.

“Él se enamoró de todo desde el primer momento, aunque le costó reaccionar. Estaba impresionado por la situación, sobre todo por la posibilidad de terminar siendo parte de la Familia Real, lo decía y se partía de risa, como si no fuera posible ni imaginarlo. Aunque tardó muy poco tiempo en hacerse a la idea y e n disfrutar con ella”, se narra en esas páginas.

A Cristina, carismática, independiente e interesada en las artes, los diarios españoles de las décadas de 1980 y 1990, la llamaban "La infanta guapa", haciendo una cruel diferencia de su hermana mayor, la infanta Elena, que en aquél entonces distaba bastante de ser el ícono de moda que es hoy (según la edición española de Vanity Fair). Cuando se comprometió con el rubio y apuesto Urdangarin (natural de Zumárraga, País Vasco), sus padres, Juan Carlos y Sofía, se mostraron complacidos. Eran casi una imagen de cuento; naturales, enamorados, rubios, ilusionados y casi ingenuos, contrarrestaban con la imagen chic y pomposa de Elena y Jaime de Marichalar, su entonces marido, muy controversial por haberle cambiado radicalmente el look a su mujer.

"Lo que Dios ha unido..."


Se casaron en Barcelona el 4 de octubre de 1997, y desde entonces fue todo un reto para la Casa Real convertir al jugador de balonmano del Barça en un miembro de la realeza, lo que provocó situaciones tan extravagantes como el hecho de que los escoltas tuvieran que vestirse de ropa deportiva para protegerlo durante sus entrenamientos cuando ya era duque consorte de Palma, título que concedió el rey Juan Carlos a la pareja.

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En el año 2000, después del nacimiento de su primer hijo, Juan Valentín (29 de septiembre de 1999), ante la dificultad de compaginar la vida deportiva e institucional, el duque tuvo que dejar el deporte en las Olimpiadas de Sydney, abriéndose para él un futuro incierto. Tuvo que enfocar sus energías (y ambiciones) en nuevas actividades que les permitieran mantener su elevado nivel de vida: vivían en Barcelona, en un palacete en la avenida Pedralbes. que había costado 6 millones de euros (7 millones de dólares).

En 2000 tuvieron su segundo hijo, Pablo Nicolás, en 2002 nació Miguel y el 2005 llegó la pequeña Irene. Los niños estudiaban en el Liceo Francés, pasaban los veranos en Mallorca con los abuelos maternos y los inviernos en Baqueira.Todo como gente acomodada de la metrópoli catalana.

Tras dejar el deporte, él se convirtió en miembro del Comité Olímpico Español hasta el 2005. Paralelamente empezó a incursionar en actividades empresariales y en el 2004 fundó con su colega Diego Torres la consultora estratégica Nóos por la que terminó siendo condenado por enriquecimiento ilícito. En 2006, según reconoció la propia Casa Real, se le pidió a Urdangarin que cesara sus actividades empresariales, algo a lo que él desoyó.

En 2009 se le ofreció un contrato como presidente de la Comisión de Asuntos Públicos de Telefónica Latinoamérica. Estando en Washington, donde le acompañaron Crisrtina y sus cuatro hijos, fue que estalló el escándalo por el caso de corrupción, del que surgieron las primeras informaciones en 2006.

El 7 de noviembre 2011 después de que la Policía Judicial registrara la sede de Nóos y otras sociedades mercantiles vinculadas al duque de Palma, se volvió todo muy agobiante. Como reportó El País, desde la capital de EEUU, Urdangarín envió un escueto comunicado asegurando que defendería su "honorabilidad e inocencia" en relación a su gestión en el Instituto Nóos "desde la convicción" de que su actuación profesional fue "siempre la correcta".

Sólo unos días antes de que el juez Castro decidiera imputar a Urdangarín, el 29 de diciembre de 2011, el rey Juan Carlos subrayó en su discurso tradicional de Nochebuena, el "comportamiento ejemplar" que deben tener todos los responsables públicos y recordó que "la justicia es igual para todos", por lo que "cualquier actuación censurable debe ser juzgada y sancionada con arreglo a la ley". Días después, en una conversación informal con periodistas, les recomendó que no personalizaran en ninguna figura en concreto su mensaje.

El escándalo


Al ser imputado el duque, La Zarzuela anunció que dejaría de participar en actividades oficiales de la Casa del Rey. Entonces, el jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, calificó de "no ejemplar" su conducta. Hasta ese momento, Urdangarín siempre había asistido a actos oficiales como acompañante de su esposa. La última vez que lo hizo fue el desfile por el 12 de octubre de 2011, Día de la Hispanidad, el último acto oficial en el que apareció la familia real en pleno.

La cosa no terminó ahí. La propia Cristina fue imputada por el tribunal en el caso de fraude fiscal. Esta era la primera ocasión en la historia que un miembro de la familia real debía comparecer ante un juez, y la segunda hija de los reyes se presentó ante la corte para comparecer por más de seis horas.

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La periodista Pilar Urbano, una experta en la realeza española y biógrafa de la familia, dijo después que "a la infanta se le utilizó y ella, por amor a su esposo, se dejó utilizar. Cristina fue el revólver humeante en el caso Nóos y Urdangarin quien apretó el gatillo".

"... que no lo separe el hombre"


La imputación (y posterior absolución) de Cristina en la corte, fue la gota que derramó el vaso. El rey Juan Carlos les privó de todos sus títulos nobiliarios a su yerno y a su hija - excepto el de infanta, que le viene de nacimiento-, y la antigua y muy íntima amistad que les unía con los entonces príncipes de Asturias, Felipe y Letizia, se rompió.

Incluso su relación con la infanta Elena se vio afectada y los ecos de este desastre entre hermanas llegan hasta hoy, como lo reporta El Mundo: mientras el martes 12 de junio se anunciaba la sentencia que espera a Urdangarín y Cristina era captada destrozada por los paparazzi afuera de la Audiencia de Palma, Elena se regaló una visita a la estética y almorzó un arroz con bogavante (marisco muy similar a la langosta).


La más cercana a su hija durante este periodo de crisis ha sido la reina emérita, doña Sofía, que pasa mucho tiempo en Suiza, donde tienen su residencia actualmente Cristina y Urdangarín, apoyando a su hija y nietos.

Por su parte, Felipe VI y su reina consorte, Letizia, han tenido apariciones públicas, aunque por separado. Sobre el tema son herméticos.

Cristina se ha mantenido inamovible y leal, al lado de su marido. Esto es algo que puede resultar tan romántico como trágico, como lo dice Vanity Fair en un estremecedor perfil sobre la pareja a 20 años de su matrimonio: "(A Cristina) la han convertido en un monstruo interesado... porque eso vende. A la infanta no la está juzgando la justicia, sino la opinión pública y los intereses creados".

Después de recoger la orden de ingreso en prisión en la Audiencia de Palma, Urdangarin regresó a Ginebra, donde reside la familia. Ese día, 13 de junio, la infanta cumplía 53 años y recogió a su marido en el aeropuerto, tal y como informó ¡Hola! , para después reunirse ambos con sus cuatro hijos en una rotisserie local donde cenaron. Una celebración un tanto amarga pues ya tenía en sus manos la orden de ingreso en prisión, tras conocer la resolución del Tribunal Supremo en el caso Nóos.

Está previsto que Urdangarín ingrese en prisión la próxima semana. El abogado Mario Pascual Vives, señaló el viernes 15 de junio, que su equipo legal trabajaba "sin descanso" para elegir la cárcel en la que el exatleta cumplirá cabalmente la pena asignada. Según declaró a la agencia EFE, se barajan "varias posibilidades: Cataluña, Baleares, el centro de España, el norte..." aunque no han decidido ni descartado ninguna opción que sea definitiva, ya que de significará cambios para la vida de su mujer e hijos, mientras que Antena 3 reporta que ocurra lo que ocurra, Cristina permanecerá a su lado.

Esto recuerda la muy famosa canción country de la célebre Tammy Wynette, 'Stand by your man', cuya letra dice: "Stand by your man, and show the world you love him", como prueba de que aún si su príncipe no resultó ser lo esperado, el amor que ella siente por él la ayuda a sobrellevar cualquier circunstancia adversa, y la peor de las vergüenzas.

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