📸 Estas niñas sufren de desnutrición y padecen una rara enfermedad en la piel para la que no pueden comprar las medicinas
Las pequeñas, de 4 y 9 años, también han sido diagnosticadas con un severo cuadro de desnutrición, al igual que sus padres, quienes no saben qué hacer debido a estar sumergidos en la pobreza extrema.
Publicado 2 Mar 2023 – 10:41 PM EST | Actualizado 3 Mar 2023 – 12:40 AM EST
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Dos niñas que viven en condiciones de extrema pobreza fueron diagnosticadas con una rara enfermedad de la piel llamada sarcoptosis, un trastorno de la piel que provoca comezón y salpullido por gran parte del cuerpo.
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Las pequeñas también sufren un cuadro severo de desnutrición, al igual que sus padres, quienes no tienen el dinero que les permita curarlas y ayudarlas a cumplir su anhelo de ir a la escuela tranquilas y sin las burlas de sus compañeros.
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Por si fuera poco, Astrid Maribel y Saida, de 9 y 4 años, viven en Guatemala, sumidas en un contexto de extrema pobreza junto a sus padres, todos diagnosticados con un cuadro severo de desnutrición.
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Sonia Maribel Ilaria Monzón, madre de las niñas, dijo sentirse triste al ver a sus hijas llenas de salpullido y sufriendo una comezón constante, mientras ella y su marido intentan salir adelante con sus propios padecimientos.
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Y es que Rolando López Guzmán, papá de las menores, ha tenido que dejar de trabajar como albañil, debido a los estragos que le provoca estar desnutrido. “Me llega un fuerte dolor de cabeza y siento que me desmayo”, afirma.
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Por eso, el máximo sueño de ambas niñas es poder curarse para ir tranquilas a la escuela para poder estudiar, sin los comentarios que puedan decir sus compañeritos.
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En su día de cumpleaños, y para darles un poco de alegría, Astrid tuvo un pastel que compartió con su familia y otros niños que viven en la zona.
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Cuando llegó la hora de pedir un deseo, Astrid no titubeó: “medicina para curarme”.
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Las niñas tuvieron la oportunidad de visitar un doctor quien las revisó con cuidado y comprobó sus males. “La talla que tienen no corresponde a su edad y es un problema crónico que hay que atender constantemente con un seguimiento”.
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Sin embargo, la extrema pobreza de la familia impide que puedan sortear esos gastos. “A veces me pongo a llorar y le pido a Dios que se compadezca de mí”, dice Rolando, quien sueña con un futuro mejor para sus hijas.