La historia de cómo 53 dreamers podrían ganar tres Grammys por un disco de jazz

Salvador ha dejado que su clarinete hable por él. Cuando oyes sus notas que se pasean por el recuerdo del aeropuerto desconocido a donde llegó a los 8 años y en donde volvió a ver de frente a sus padres que se habían venido primero a Estados Unidos, su historia de dreamer, tanta veces contada, se vuelve otra cosa: se transforma en vibración, en notas agudas y al volverse música se le mete en el cuerpo a cualquiera, sepa o no ese cualquiera qué es lo que es un dreamer, crea o no ese que lo escucha que jóvenes como él deben quedarse en el país que los vio crecer. Es imposible no sentir su historia.
“Ese es el poder de la música, nos pone a todos juntos, nos humaniza”, asegura John Daversa, el músico y profesor de la Universidad de Miami que después de viajar por 17 estados juntó el talento de Salvador y su clarinete, también el de Daisy y su voz poderosa, el de Denzel y su trombón y el de otros 50 dreamers en un disco de jazz que este domingo puede ganar un Grammy.
“Como músico lo único que sé es hacer música y dije: usemos esto como una manera para contar la historia de estos jóvenes indocumentados y que podamos hacer con esto una declaración poética”, añade Daversas que tras el lanzamiento del disco de jazz que bautizaron ‘American Dreamers: Voices of Hope, Music of Freedom’ recibió tres nominaciones: Mejor álbum de ensamble de jazz, Mejor improvisación como solista de jazz y Mejor arreglo instrumental o a capela.
Este músico había leído decenas de veces las batallas que los dreamers estaban lidiando desde que el presidente Donlad Trump anunció que cancelaría DACA,el programa creado por el presidente Obama para que 800,000 jóvenes quedaran protegidos de la deportación. Sin embargo, estaba obsesionado con acortar esa distancia “que se siente entre el blanco y el negro de las palabras cuando leen sus realidades en las noticias. Yo quería que más gente, incluso la que no sabía que esto estaba pasando en el país, pudieran oír y sentir de otra manera las historias de estos jóvenes”.
Eso lo alentó a crear el disco. En su camino de búsqueda de jóvenes músicos consagrados y otros no tanto amparados por DACA para darle vida a su idea, Daversa se llevó muchas sorpresas. A una sesión, por ejemplo, llegó un viejo estudiante suyo. Aunque pensó que el músico había asistido para ayudar con una sesión, pronto se enteró de que ese muchacho, de nombre Rodrigo, que había tomado sus clases en Miami era un dreamer, sin que él se hubiera enterado. ¿Cuántos de ellos habían pasado por sus salones?
Daversa también oyó la historia de Daisy cuyos padres vinieron a Estados Unidos de manera legal para poder curar a su hermanita de un tumor y terminaron quedándose una vez vencieron sus visados porque los tratamientos se demoraron. Después de escucharla, Daversa descubrió que su voz iba a ser la voz líder de la canción ‘Deportee’.
“Muchas veces tuvimos que parar las grabaciones, porque era un proceso muy emocional para todos los que estábamos tocando. Traducir todas las batallas internas de estos jóvenes en música fue un proceso muy poderoso”, explicó el músico que está convencido de que estas nominaciones no son solo un reconocimiento al talento de los músicos involucrados, es el reconocimiento al espíritu y a la causa que alentó todo el proyecto.
La música que este medio centenar de dreamers toca en el disco bajo la batuta de Daversa tiene otro valor más allá del que cualquier academia y jurado pueda calificar: ellos han conseguido ir detrás del sueño de ser músicos, ir a prestigiosas universidades y tocar ese instrumento inesperado que los eligió a pesar de que en la particular tonada de la vida que les tocó vivir, ellos sean unos indocumentados.
Su talento ha estado por encima de las limitadas circunstancias a las que lo someten las leyes y la política. Su música ha sido su fórmula mágica para alejar el miedo a la deportación.