Esta hondureña sobrevivió al huracán Mitch y a Irma, pero tiene miedo de Trump
Read this in English: The coming storm: Are these 'temporary' immigrants Trump's next target?
MIAMI, Florida.– Una semana después de que el huracán Irma golpeara el sur de la Florida, Olga Herrera todavía no tenía servicio eléctrico. Las líneas de la luz continuaban caídas y en el patio de su casa seguían tumbados los árboles derribados por la poderosa tormenta. Sabe que tuvo suerte, pero no pude evitar sentir de nuevo el miedo en el cuerpo. Hace casi 20 años otro huracán mucho más mortífero estuvo a punto de arrasar su casa de Honduras. Ahora, lo que más teme es que el Gobierno de Trump la obligue a volver allí.
El 29 de octubre de 1998 el huracán Mitch impactó en Honduras y partes de Nicaragua. Durante cinco días, las lluvias y deslaves ocasionados por la tormenta sepultaron casas y personas. En Olancho, una de las zonas más afectadas, los vientos se llevaron el techo y la mayoría de las paredes de la casa de Herrera.
Para cuando el ciclón pasó, miles de personas en toda Centroamérica habían muerto o desaparecido. "Tengo recuerdos de familias, familias completas ahogadas en el río, de niños muriendo", dice Herrera, de 40 años de edad y madre de tres hijos. "Hubo tanta destrucción".
Tras el paso de Mitch, Herrera emigró a Estados Unidos para reunirse con su madre y su hermana. Unos meses más tarde, el gobierno del entonces presidente Bill Clinton les otorgó un Estatus de Protección Temporal (Temporary Protection Status, TPS) que protege a las personas que no pudieron regresar a Honduras y Nicaragua debido a la devastación causada por la tormenta. Bajo el estatus migratorio, que se concede a causa de desastres naturales, disturbios civiles u otras condiciones extraordinarias, los beneficiarios pueden vivir y trabajar legalmente en Estados Unidos, y están protegidos temporalmente contra la deportación.
Pero la designación para ambos países se debe renovar el 5 de enero. De acuerdo con el reglamento, 60 días antes del vencimiento de la última prórroga, en los primeros días de noviembre, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) tiene que decidir si extiende el beneficio por otro período de tiempo o lo da por terminado.
La espera preocupa y alarma a los beneficiarios. Después de que el DHS les dijo a 58,000 haitianos a finales de mayo que deberían prepararse para regresar a casa cuando su TPS expirare en enero, decenas de miles de hondureños y nicaragüenses temen ahora la misma suerte.
Un total de unos 86,000 hondureños y 5,000 nicaragüenses están amparados por el beneficio.
Francisco Portillo, un activista político que dirige la Organizacion Hondureña Francisco Morazán, dice que su organización se prepara para lo peor. "Si Trump les quitó el TPS a los haitianos, si está terminando DACA, ¿por qué habría de extenderlo para Honduras?", dice Portillo. "Es triste, son personas que han estado aquí trabajando y construyendo una vida durante 20 años".
Devastación en Centroamérica
El huracán Mitch fue una gigantesca tormenta. Siendo un huracán de categoría 5 en la escala Saffir-Simpson en el Caribe a finales de la temporada de 1998, entró desde el norte hacia Honduras y se debilitó al tocar tierra. Pero las lluvias permanecieron sobre el terreno montañoso, dejando caer históricas cantidades de agua que produjeron inundaciones y deslaves nunca antes vistos en la región. En algunas zonas, se recibieron informes de 75 pulgadas de lluvia, según la istración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos.
En agosto, el huracán Harvey dejó caer 50 pulgadas de lluvia en partes de Texas.
Para cuando acabó, Mitch era el segundo huracán más mortífero de la historia. Devastó Honduras dejando a su paso cerca de 6,000 muertos, 8,000 desaparecidos y alrededor de un millón de personas sin hogar en el país. Pueblos enteros fueron arrasados, y se estima que un 70% de la infraestructura de transporte fue destruido, incluyendo puentes y aeropuertos. Se destruyó aproximadamente el 70% de los cultivos.
En la zona Atlántica de Nicaragua, 3,800 personas murieron, 7,000 desaparecieron y hubo alrededor de 800,000 damnificados.
El presidente de Honduras, Carlos Flores Facusse, dijo que la tormenta había retrasado el país 50 años.
Cuando la lluvia paró, Herrera, quien tenía 20 años en ese momento, vio su pueblo completamente destruido. Los hospitales y las escuelas quedaron arrasados y los puentes habían desaparecido en el lodo. Ella decidió irse sola a Estados Unidos. En primer lugar, dice, cruzó a nado el río y luego viajó en autobús hasta la capital, Tegucigalpa. Cruzó Guatemala y México y, finalmente, llegó a Texas, a fines de 1998.
El Estatus de Protección Temporal
Honduras y Nicaragua fueron designados como países TPS el 5 de enero de 1999, por la entonces fiscal general Janet Reno. El beneficio solo amparó a aquéllos que se encontraban en el país en el momento de la designación del amparo humanitario.
Edis Zelaya había cruzado la frontera en abril de 1998, buscando mejores oportunidades de trabajo. Después del huracán Mitch, solicitó el TPS y comenzó a enviar dinero a su familia en Honduras. Desde entonces ha construido una vida en Estados Unidos, y sus hijos son ciudadanos estadounidenses.
"Mi familia fue afectada, perdieron su casa… se perdió casi la mitad de las casas de los de mi familia", dice Zelaya, quien trabaja en la construcción.
Desde 1999, los hondureños y nicaragüenses con TPS han comenzado empresas y comprado viviendas. Pagan impuestos y contribuyen a la seguridad social. Algunos han podido establecer una residencia permanente, por ejemplo, a través de los de la familia.
Desde la designación inicial, Estados Unidos ha renovado el estatuto cada 18 meses, permitiendo que aquellos con el beneficio del TPS original renueven sus permisos de trabajo.
Pero las cosas son diferentes ahora, dice Portillo.
"Cuando Trump no renovó el TPS de Haití, los hondureños comenzaron a ponerse nerviosos y vendieron sus casas", dice. "Ellos sintieron que les iba a suceder lo mismo".
Daniela Burgi-Palomino, una asociada senior del El Grupo de Trabajo para Asuntos Latinoamericanos, con sede en Washington, que está cabildeando con los legisladores para lograr una extensión del TPS, dice que tanto lo ocurrido con DACA como el TPS son ejemplos de cómo la istración actual parece creer que "seis meses es suficiente para que la gente se desarraigue y averigüe cuál es el siguiente paso en sus vidas".
"Y se trata de la aplicación de todas estas acciones antiinmigrantes entre las poblaciones afectadas por otras crisis, como las tormentas en Texas y Florida", dice ella. "Todo encaja con la visión antiinmigrante del gobierno".
El Grupo de Trabajo para Asuntos Latinoamericanos está tratando de recabar el apoyo de las oficinas congresionales para ejercer presión sobre el Departamento de Seguridad Nacional, el cual debe tomar la decisión sobre la prórroga del TPS. Como parte de ello, están poniendo de manifiesto la continua violencia en gran parte de Centroamérica.
Honduras es uno de los países más pobres de América Latina, donde más del 66% de la población vivía en la pobreza en 2016. Tiene una de las tasas de homicidios más altas del mundo, con 59 asesinatos por cada 100,000 habitantes en 2016, según el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
Además de Honduras y Nicaragua, El Salvador recibió la designación de TPS en 2001 tras los terremotos del 13 de enero y el 13 de febrero de ese año. Hay aproximadamente 200,000 salvadoreños que tienen TPS. La designación debe expirar el 9 de marzo para ese país.
Burgi-Palomino dice que la decisión sobre el futuro del TPS para los tres países centroamericanos podría ser anunciada al mismo tiempo.
Según la veterana activista Nora Sandigo, los hondureños y los nicaragüenses nunca habían sentido que su estatus migratorio peligrara tanto. "Después de muchos años aquí, han construido carreras, negocios, casas, tienen puestos importantes en sus trabajos", dice. "Es muy difícil enfrentar una salida después de tantos años con esa estabilidad".
Ella asumió que todos aquéllos que llevan décadas en Estados Unidos serían eventualmente legalizados. "Se renovó y se renovó, y 20 años después, estas personas ya tienen familias", dice Sandigo. "¿Y ahora les dicen que se vayan? ¿Dónde se supone que deben ir?".
Para los defensores de los inmigrantes, aquellos a los que se envía de vuelta a Honduras y El Salvador estarían expuestos a una horrible violencia de pandillas. Esa violencia, junto con la desesperación económica, ha sido la causa de niveles sin precedentes de migración centroamericana en los últimos años, incluso a pesar de que Estados Unidos ha reforzado la seguridad fronteriza.
Zelaya no se imagina una vida de vuelta en Honduras después de 19 años en Estados Unidos. El año pasado, uno de sus hermanos fue asesinado por de pandillas después de intentar secuestrar su coche. "Tengo una vida hecha aquí", dice. "No puedo imaginarme regresar allá".
Las personas con TPS no reciben beneficios públicos. Deben completar comprobaciones de antecedentes cuando presentan las solicitudes de renovación.
El 11 de septiembre, 116 del congreso firmaron una carta dirigida al presidente Trump pidiendo la renovación del TPS para Honduras y El Salvador.
"Lamentablemente, las condiciones no han mejorado lo suficiente desde la extensión más reciente", dice la carta. "Además, El Salvador y Honduras se clasifican entre los países más violentos del mundo, y las oportunidades de trabajo son escasas. Estos factores complican la capacidad de Honduras y El Salvador para recuperarse completamente de los desastres naturales que dieron lugar a su designación original".
Sólo tres de los firmantes eran republicanos: el congresista Randy Hultgren (Illinois), Mike Coffman (Colorado) y Carlos Curbelo (Florida).
Para Herrera, cuyo marido también tiene TPS, las preocupaciones sobre el futuro de su estatus migratorio han coincidido con el estrés provocado por la destrucción causada por el huracán Irma. Aunque fue hace mucho tiempo, el huracán Mitch, dice ella, está todavía vivo en su memoria.
"Cuando oigo que viene un huracán, me siento aterrada", dice ella. Con Irma, me volví loca. Estaba totalmente estresada. Me acuerdo de esos niños ahogados. Es algo que no se olvida".