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Salud Mental

La promesa de los psicodélicos en microdosis que ya ha dado resultados efectivos para la salud mental

En su día eran tabú. Ahora, los psicodélicos son objeto de numerosas investigaciones como herramienta efectiva contra las adicciones, el estrés postraumático o la depresión. Una línea más reciente de investigación gira en torno a las microdosis: tomar una cantidad muy pequeña de un alucinógeno para obtener un efecto sutil, la opción preferida —aunque por el momento no legal— de cada vez más s.
Publicado 20 Mar 2022 – 12:59 PM EDT | Actualizado 23 Mar 2022 – 12:24 PM EDT
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“Tomo unas siete gotitas de psilocibina [un tipo de hongo], equivalente a 1/20 de la dosis. Me siento más optimista, más centrado. Reduce mi dispersión y también me proporciona un extra de energía”, dice a Univision Noticias Iñaki Berazaluce, habitual de microdosis.

El testimonio de Berazaluce, que también representa a BeckleyMed, una fundación que apoya la investigación con psicodélicos aplicados a terapia, es habitual entre los s de microdosis. “La clave es que no es sicoactiva. Si tienes algún tipo de efecto visual es que te has pasado”, señala Berazaluce.

Los psicodélicos fueron designados como “Terapia innovadora” por la istración de Medicamentos y Alimentos de EEUU (FDA) y quedan pocas dudas sobre cómo acompañados de terapia son seguros y efectivos para tratar un amplio rango de enfermedades mentales.

Su irrupción llega, además, en un momento en que el consumo de antidepresivos y ansiolíticos está por las nubes (EEUU experimentó un incremento del 20% en recetas por antidepresivos y pastillas contra la ansiedad durante la pandemia).

Estas sustancias [más abajo incluimos un resumen de las más representativas] están siendo investigadas en instituciones que son pesos pesados en la salud institucional como el Hospital General de Massachusetts, afiliado con Harvard, que lanzó el Center for the Neuroscience of Psychedelics para estudiar el potencial de la psilocibina y otras drogas para tratar problemas como depresión, adicciones y traumas; el instituto Johns Hopkins, New York University o UCLA.

“Algunas personas tienen problemas para entender que se puede utilizar una droga de forma positiva, como una herramienta terapéutica para ayudar a superar una adicción, y tienen esta idea de que todas las drogas son malas. ¿Usar una droga para liberarse de otra droga? Pero eso es exactamente lo que está pasando con el uso terapéutico de los psicodélicos”, explicaba a Univision Noticias el veterano periodista Don Lattin, autor de "La nueva medicina psicodélica", publicado recientemente en español.

Microdosis: aprovechar las ventajas sin provocar un "viaje"

La investigación que se está llevando a cabo con las microdosis supone aprovechar las ventajas de los psicodélicos sin provocar un “viaje” de varias horas. Generalmente, las microdosis se definen como la ingesta del 5 al 10% de una dosis completa para obtener los beneficios del producto pero sin la estimulación alucinógena.

Los estudios son prometedores. Las dosis completas ayudan al cerebro a desarrollar nuevas conexiones celulares (el proceso llamado neuroplasticidad), y hay evidencia de que las microdosis producen cambios similares. Es lo que Berazaluce llama “ pócima de retardo de envejecimiento cerebral”.

Aunque no es posible saber cuántas personas están consumiendo estas sustancias (entre otras cosas porque su uso no es legal en la mayoría de las ciudades de EEUU), hay indicios de que su popularidad está creciendo. Un buen número de reportajes en grandes medios, podcasts sobre el tema o el libro de la escritora Ayelet Waldman, A Really Good Day, que relata cómo la microdosificación de LSD le sacó de la depresión que padecía, dan fe de ello.

Cambios positivos en las emociones con LSD

Estudios como un ensayo controlado con placebo, publicado este mes por la Universidad de Chicago, o una revisión reciente de pequeños estudios publicada en Therapeutic Advances in Psychopharmacology concluyen que la microdosificación de LSD o psilocibina produce sutiles cambios positivos en las emociones y en los procesos de pensamiento relacionados con la resolución de problemas. Sin embargo, son estudios con personas sin problemas de salud mental. ¿Funcionarían igual con personas con depresión o adicciones? Está por ver.

A algunos expertos les preocupa que la microdosificación regular durante un largo periodo de tiempo pueda debilitar las válvulas del corazón, pero, en general, la microdosificación no conlleva grandes riesgos. De hecho, sus efectos sutiles hacen que sea posible incorporarlos a la vida cotidiana: no es necesario tomarse el día libre en el trabajo, ni dedicar un tiempo especial.

Gran parte de las investigaciones iniciales han sido anecdóticas. Y puede, como señalan algunos investigadores, que las personas participen en un ensayo clínico de microdosis solo si están convencidas de que eso puede ayudarles, lo cual es un problema de cara a su investigación ya que se sabe que cuando la gente espera obtener un beneficio de un medicamento, suele obtenerlo.

El efecto placebo

Otro inconveniente es que las microdosis son difíciles de estandarizar y asegurar que se está consumiendo la misma cantidad. Algunos estudios muestran que solo una tercera parte de las personas que los toman miden la cantidad del psicodélico. Además de que, por supuesto, los psicodélicos son ilegales, lo que significa que no hay control de calidad en el suministro.

Aun así, algunos científicos señalan la evidencia de que tienen un impacto directo en el cerebro para sostener que sus beneficios son reales. Por medio de tecnología de neuroimágenes, los investigadores han mostrado cambios en la actividad y la conectividad del cerebro después de recibir pequeñas dosis individuales de LSD, similares a los observados en cantidades más grandes de la droga.

Por otro lado, los estudios que se han llevado con placebo (esto es, unas personas toman microdosis y otros soluciones sin componentes activos) presentan un problema: muchas personas son capaces de averiguar lo que están tomando a partir de los efectos secundarios, por lo que los investigadores no pueden diferenciar entre unos y otros. Pero, incluso si es un placebo, cómo funciona el producto puede ser menos importante que la ayuda que puede brindar.


Por qué funcionan

Los tratamientos con medicamentos convencionales han dominado la psiquiatría durante décadas, pero se trata de fármacos que no han cambiado mucho desde su descubrimiento y tienen numerosos efectos secundarios. Otra opción es la psicoterapia, pero es más cara y más lenta. La terapia psicodélica, por el contrario, implica una pequeña cantidad de sesiones de dosificación con apoyo psicológico, acompañadas de evaluación, preparación e integración.

Los psicodélicos parecen aumentar la “plasticidad” del cerebro, lo que, en términos generales, implica incrementar su capacidad de cambio. Esas mismas "ventanas" pueden abrirse en nuestra mente durante otros estados extremos, como experimentar un trauma, un colapso inducido por el estrés, una experiencia espiritual espontánea o estar al borde de la muerte. La diferencia con la terapia psicodélica, sin embargo, es que la experiencia está cuidadosamente preparada, contenida y mediada. "Si no se hace de esta manera, el uso de psicodélicos puede ser peligroso”, escribe Robin Carhart-Harris, director del Centre for Psychedelic Research en el Imperial College, de Londres.

El impacto de una terapia psicodélica exitosa es a menudo de revelación o epifanía. La gente habla de presenciar “el panorama más amplio”, poner las cosas en perspectiva, acceder a un conocimiento profundo de sí mismos y del mundo, liberar el dolor mental reprimido, sentirse emocional y físicamente recalibrados, clarividentes y ecuánimes. Esto es muy diferente de las descripciones que los pacientes suelen ofrecer sobre los efectos de los ISRS [inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, una clase de compuestos generalmente usados como antidepresivos en el tratamiento de cuadros depresivos, trastornos de ansiedad, y algunos trastornos de personalidad, al que pertenece el Prozac] donde es frecuente la sensación de estar emocionalmente silenciado.

“Además de la impresionante tolerabilidad y los efectos antidepresivos de la terapia asistida con psilocibina, estamos viendo cambios notables (...) Estos incluyen una mayor calidad de vida, 'florecimiento' (sentirse bien en lugar de simplemente "no estar deprimido"), la capacidad de volver a sentir placer y el funcionamiento sexual normal”, escribe Carhart-Harris.

Un poco de historia

El uso terapéutico de psicodélicos tanto en dosis grandes como en microdosis no es nada nuevo.

Antes de que el presidente Richard Nixon clasificara la psilocibina y el LSD como drogas ilegales en 1971, se usaban ampliamente en tratamientos experimentales. La droga psicoactiva MDMA (conocida por sus nombres callejeros, 'Éxtasis' o 'Molly') fue legal hasta 1985. Pero la asociación de las drogas con la contracultura de la década de 1960 y, más tarde, las raves recreativas de la década de 1980, hicieron que los investigadores y sus patrocinadores se alejaran.

A pesar de ello y de la oscura historia de la involucración gubernamental en el asunto (la CIA realizó experimentos para controlar la mente con miles de personas sin su consentimiento usando LSD), el interés en los psicodélicos como herramienta terapéutica es indudable, e incluso la FDA dio el visto bueno al estudio del MDMA y otras sustancias, como apuntábamos al principio.

Los peligros de los evangelizadores psicodélicos

Aunque la psilocibina no es adictiva, las experiencias pueden ser terroríficas si no se acompañan de un seguimiento apropiado. En Oregón, el estado más avanzado en este sentido, no es posible ir a una tienda y comprar hongos mágicos sin más, sino que hay que acudir a centros regulados con facilitadores experimentados y con licencia que ayudarán a las personas a integrar la experiencia en sus vidas, algo fundamental. Como señala Carhart-Harris, “los evangelizadores psicodélicos podrían provocar tantos problemas como los oponentes, y por eso un enfoque científico desapasionado es tan importante”.

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