"Nadie debería morirse solo": desde la zona cero del coronavirus un doctor propone humanizar los servicios de salud

Heras acaba de publicar coronavirus en España. Fueron momentos tan tensos que “parecía que en el hospital había caído una bomba atómica”. Su testimonio es duro y sobrecogedor, pero llega también cargado de esperanza.
El intensivista trabajó 120 horas en los diez días siguientes a la declaración del estado de alarma, encadenando guardias de 24 horas, según señala. En un mes, perdió cinco kilos y resultó contagiado con el virus, al igual que otros miles de sanitarios (en España, el 26% de los contagiados de coronavirus de 20 a 70 años son sanitarios).
"Fue el momento de descansar", dice. Y también de reposar lo vivido: en las dos semanas de aislamiento reunió energías para escribir un libro que, según dice en conversación con Univision Noticias, se convirtió en su propia terapia.
El médico de 43 años también está al frente del proyecto HUCI, una iniciativa internacional que nació en 2014 para humanizar las unidades de cuidados intensivos, con más de 100,000 profesionales implicados, que se ha replicado en Latinoamérica y en otras partes del mundo.
La propuesta, según resume, es que la atención sanitaria esté centrada en la dignidad de todos los actores: pacientes, familias y profesionales, algo más necesario hoy que nunca, según Heras.
¿Qué le llevó a escribir este libro?
- Con él buscaba hacer llegar a la gente que entienda mejor cómo es el trabajo en las UCI (Unidad de Cuidados Intensivos), un lugar donde sobrevivía el 85% de las personas. Ahora con la pandemia esa cifra bajó al 40-50% de supervivencia, lo que te da idea de la severidad de la crisis.
En los hospitales todos los días se violan los derechos de las personas. Un marciano que aterrizase de repente aquí vería mucha gente que está enfadada; profesionales que no escuchan a los pacientes; familias a las que no se les deja acompañar a sus seres queridos; profesionales quejándonos de ratio de personal; precariedad laboral… Deberíamos tener un sistema eficiente y a la vez donde la gente sea feliz. Con familias felices y pacientes respetados.
¿Acaso no se respeta a los pacientes?
- Hemos estudiado mucho y sabemos mucho desde el punto de vista de medicina. El sistema actual actúa muy bien en lo biológico, pero lo psicosocial nos lo hemos zampado. Nadie nos lo ha enseñado: en las universidades de todo el mundo se enseñan aspectos técnicos, pero no humanísticos. Esto hay que cambiarlo.
Eso es lo que hay que cambiar. En el siglo XXI la gente informada; es nuestra responsabilidad enseñar a la gente dónde buscar información. Con cuidado: doctor Google es doctor esperanza.
¿Nos ha hecho el coronavirus más conscientes de la necesidad de humanización?
- En menos de tres meses, el coronavirus ha eliminado todo nuestro trabajo. La participación de las familias, la prevención de secuelas… Ha puesto de manifiesto lo importante que es humanizar. Humanizar es ahora o nunca. Es una necesidad llevar la humanización hacia un modelo centrado en las personas. La gente lo ha visto y lo ha sentido. En los hospitales nadie se moría solo, y ahora es un desastre. Nadie debería morirse solo.
¿Contribuirá todo esto a que la sociedad en general adquiera más aprendizaje sobre cómo aprender a morir?
- El aprendizaje sobre el proceso de morir es una gran asignatura pendiente. El día en que el sistema sanitario se ocupe del proceso de morir será mucho más amable. Esta desatendido. No hay especialistas en cuidados paliativos y la muerte continúa viéndose como un fracaso. Nos enseñan a salvar vidas, pero lo único que hacemos es ganar tiempo para que la enfermedad se resuelva. Nos enseñaron a ver la muerte como el enemigo, pero necesitamos un cambio de dirección. Morirse bien es de vital importancia.
¿Sale más caro apostar por la humanización en el sistema sanitario?
- Al revés. Es costo-eficiente. Porque si la gente está emocionalmente más a gusto se cura antes. Con horarios más flexibles del personal sanitario mejoran más rápido. Los pacientes acompañados por sus familiares tienen menos secuelas y menos necesidad de fármacos, ventilación mecánica, etc. La humanización es la pieza que le falta al sistema sanitario.
¿Qué piensa cuando ve a Donald Trump burlándose de las mascarillas?
- Le invitaría a hablar con los familiares de fallecidos, visitar un hospital para ver a los pacientes puestos boca abajo. Los seres humanos aprendemos de la experiencia, y hasta que no te pasa a ti no eres consciente de lo que te estás jugando.
Un gran egoísmo, desde luego. Y, sin embargo, todos estamos en el mismo barco…
- No escuchamos a los chinos, ni siquiera a los italianos que están aquí al lado. Pero estamos todos interconectados, y este virus nos lo ha mostrado.
¿La crisis mental entre los trabajadores sanitarios ha alcanzado grandes proporciones. ¿Qué pasos dar para evitar mayor colapso?
- Tenemos que cuidarnos. Desde proyecto HUCI apostamos por un programa de atención psicológica sobre el terreno, con psicólogos integrados en el equipo para hacer que los (trabajadores) sanitarios se paren y piensen. Que se genere un espacio de seguridad emocional para que puedan compartir sus emociones, y ventilen. De otra forma continuarán los casos de ansiedad, estrés emocional, suicidios. Algo no se está haciendo bien en el sistema que salva muchas vidas y cura a mucha gente pero machaca a los profesionales sanitarios.
¿Cree que habrá otro brote? ¿Cómo ve el futuro?
Es un buen momento para reflexionar sobre la dependencia del exterior para contar con material de protección. Lo importante es contar con más respiradores, plazas en UCI, etc. Tenemos que estar preparados al 200%.
Estos son algunos fragmentos del libro recién publicado por Heras: