La llamada crisis de la mediana edad se extiende de forma similar en el mundo desarrollado. En EEUU, alcanza su punto álgido en torno a los 40 años, en el caso de las mujeres, y los 50 en el de los hombres, y suele empezar a remitir a partir de los 50 años. ¿Por qué? Los investigadores afirman que las personas pueden aprender a adaptarse a sus puntos fuertes y débiles y a valorar más la vida. La buena noticia es que los niveles de estrés y preocupación descienden de forma significativa a partir de esa edad. Crédito: iStock
El insomnio y otras alteraciones del sueño, comunes a medida que envejecemos, están estrechamente relacionados con la depresión. El insomnio puede ser un signo de que se está deprimido, y si se tiene insomnio pero no se está deprimido, se corre un mayor riesgo de desarrollar cambios de humor. La apnea obstructiva del sueño y el síndrome de las piernas inquietas también se han relacionado con la depresión. Estos ejercicios pueden ayudarte a mejorar el sueño. Crédito: iStock
El apoyo social puede ayudar a prevenir o aliviar la depresión cuando uno se siente solo. Mantener los vínculos con los amigos y familiares más cercanos es muy importante, y también se sabe que las tareas de voluntariado son muy efectivas para hacernos sentir menos solos y más útiles. Crédito: iStock
Si te has visto obligado a jubilarte antes de tiempo, quizá estés deprimido. Factores como la inseguridad financiera o la falta de apoyo social también pueden hacer que la jubilación sea desafiante. Los jubilados ocupados suelen ser jubilados más felices: esta puede ser una ocasión de oro para aprender nuevas habilidades y hacer más ejercicio, por ejemplo. Crédito: iStock
Una de cada 4 personas mayores que beben en exceso sufre una depresión grave. Algunas personas mayores empiezan a beber más a causa de acontecimientos estresantes, como la jubilación. Sin embargo, los problemas con el alcohol suelen confundirse con otros problemas relacionados con la edad. La terapia individual o de grupo puede ayudar a tratar los problemas que pueden desencadenar el consumo de alcohol. Crédito: iStock
Las fluctuaciones hormonales, los sofocos y los cambios de vida relacionados con la perimenopausia y la menopausia pueden influir en tu estado de ánimo. Si tienes problemas para dormir, antecedentes de depresión o síndrome premenstrual, los cambios de humor o la depresión pueden empeorar durante este periodo de transición. Crédito: iStock
Vivir con una enfermedad que provoca dolor crónico, como la artritis reumatoide o la artrosis, aumenta la probabilidad de sufrir depresión. De hecho, las personas con dolor crónico tienen tres veces más probabilidades de sufrir depresión o un trastorno de ansiedad. Y la depresión puede empeorar el dolor. Crédito: iStock
La depresión puede ser uno de los síntomas de una tiroides hipoactiva u ocasionalmente hiperactiva. La tiroides hiperactiva puede ir acompañada de temblores o fatiga. Una tiroides hipoactiva puede causar estreñimiento o fatiga. Este problema se confunde a menudo con trastornos del intestino o del sistema nervioso en personas mayores. Acude a tu médico si crees que puedes tener una enfermedad de la tiroides. Crédito: iStock
A medida que los hombres envejecen, su cuerpo produce menos cantidad de la importante hormona sexual testosterona. Los niveles bajos de testosterona pueden causar depresión, así como disfunción eréctil (DE) -problemas para conseguir o mantener una erección- y una disminución del interés por el sexo. Pide a tu médico que analice los niveles de testosterona en su sangre. Crédito: iStock
Son numerosos los estudios que prueban hasta qué punto el ejercicio es eficaz para tan efectivo como un medicamento para la salud mental. Entre otras cosas, estimula la producción de proteínas reparadoras de las neuronas, regula los niveles de serotonina y otros neurotransmisores, aumenta el flujo sanguíneo cerebral y estimula la liberación de endorfinas. Un escollo es que estar deprimidos quita las ganas de hacer ejercicio. Claro que también puede que ocurra en la dirección inversa: la inactividad deprime. Crédito: iStock
Las mascotas ofrecen un enorme apoyo emocional y los estudios muestran que reducen niveles de depresión y soledad y más autoestima y felicidad. Los animales de compañía también tienen otros beneficios. Sacar a pasear a un perro, por ejemplo, es un buen ejercicio y una forma estupenda de conocer gente. Crédito: iStock