"Las mujeres de Alabama resisten" se lee en la pared de la habitación de Julia Walker, en Montgomery, Alabama. "Los legisladores de mi estado y la gobernadora Kay Ivey aprobaron recientemente una de las peores restricciones al aborto y por eso quiero destacar la hipocresía de decir que se trata de un estado prolife, 'que está a favor de la vida', cuando tiene una de las peores cifras de mortalidad infantil y ni siquiera ha expandido el Medicaid". Crédito: Ana María Rodríguez
Travis Jackson es escolta en la clínica de Montgomery. Es veterano y tiene años trabajando como voluntario, en defensa de que las mujeres puedan decidir si desean llevar a término o no un embarazo. Dice que ha visto cómo los manifestantes "les gritan obscenidades a las mujeres". Poco a poco se han ido volviendo más violentos y ahora nos preocupa que las pacientes sean perseguidas cuando se dirigen a sus vehículos.
Crédito: Ana María Rodríguez
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Ella es Mia Raven, fundadora de la 'Power House' un centro comunitario justo al lado de la clínica donde ella también trabaja: se encarga de todo lo que no es médico, de la parte istrativa. "Estas prohibiciones confunden a la gente. Las personas creen que ya no podrán acceder al cuidado que necesitan. No vas a detener los abortos al prohibirlos, lo único que esta ley conseguirá es restringir el a los abortos seguros y las mujeres se van a morir. La gente cree que exagero cuando lo digo, pero no: las embarazadas harán lo que tengan que hacer si están desesperadas". Crédito: Ana María Rodríguez
La doctora Yashica Robinson, una ginecóloga con 14 años de experiencia que también ejerce como obstetra asistiendo un promedio de 20 partos al mes en otro hospital. Ella ha alzado su voz para explicar “cuán necesarios” son los servicios que provee destacando el mismo argumento de organizaciones de derechos humanos, abogados y demás expertos en salud reproductiva: “las prohibiciones al aborto no impiden que ocurran. lo único que hacen es volverlos menos seguros. Si alguien necesita uno, por la razón que sea, lo buscará, incluso fuera del sistema de salud”. Crédito: Ana María Rodríguez
En el estado de Alabama hay un período de espera de 48 horas para quien necesite acceder al procedimiento”, explica la enfermera Lashonda Clemons-Pinchon. La ley exige a las enfermeras como ella ofrecer una sesión de consejería a quienes asistan a una primera cita en la clínica: les da a conocer sus opciones y les entrega un folleto con recursos de ayuda (como cupones de comida, por ejemplo) en caso de que decidan continuar con el embarazo. “No estoy lidiando con personas que no pueden decidir por sí mismas. Esta es probablemente una de las decisiones más complicadas que les tocará tomar en sus vidas, de modo que cuando llegan al consultorio, ya tienen claro lo que necesitan hacer”. Crédito: Ana María Rodríguez