El dilema de Trump: cómo el escepticismo que promueve amenaza con socavar el éxito de la vacuna contra el coronavirus
En la carrera por desarrollar una vacuna contra el coronavirus, el interés político se ha enfocado principalmente en cuán pronto podría estar disponible y quién la recibiría primero. Mientras tanto, los científicos están ansiosos por examinar los datos de los actuales ensayos de medicamentos para garantizar que se sigan los protocolos de seguridad y eficacia.
¿Y el público?
Durante meses, el presidente Donald Trump ha generado expectativas de que habrá una vacuna disponible antes de fin de año, "o quizás incluso antes", como dijo en su discurso en la Convención Nacional Republicana la semana pasada. "Estados Unidos es una nación de milagros", añadió el vicepresidente Mike Pence.
Pero abunda el escepticismo.
Incluso antes de que la pandemia de coronavirus afectara Estados Unidos, el apoyo público a las vacunas infantiles estaba disminuyendo. En enero, una encuesta de Gallup reveló una disminución del 10% en el entusiasmo por las vacunas en los últimos 20 años. Reveló que el 84% de los estadounidenses cree que es extremadamente importante o muy importante que los padres vacunen a sus hijos.
Pero esa cifra parece haberse desplomado en los últimos meses con una nueva encuesta que sugiere que entre un tercio y la mitad de la población estadounidense no estaría dispuesta o dudaría en recibir la vacuna contra la covid-19 si estuviera disponible. Una encuesta de Pew reveló que el escepticismo era mayor entre los republicanos (34%) que entre los demócratas (21%).
Irónicamente, el futuro político de Trump depende, hasta cierto punto, de la respuesta al virus que ha cobrado la vida de 190,000 estadounidenses.
"Reticencia a la vacunación"
"Es irónico que los republicanos sean los más escépticos", dijo Dr. K. 'Vish' Viswanath profesor de Comunicación Sanitaria de la Escuela TH Chan de Salud Pública de Harvard. Viswanath, y otros expertos en salud pública, señalan que las afirmaciones de Trump de que pronto estará disponible una vacuna contradicen su cuestionamiento de las medidas paliativas, como el distanciamiento social y el uso de mascarillas, recomendadas por los científicos.
"No se puede mantener ambas posturas a la vez. No se puede menoscabar los principios de salud pública y las medidas paliativas, y ahora esperar que el mismo grupo de personas a quienes se les ha inculcado el escepticismo se abra repentinamente a la vacunación", dijo Viswanath.
La Organización Mundial de la Salud considera que la llamada "reticencia a la vacunación" es una gran amenaza para la salud mundial, y una baja aceptación pondría en peligro el impacto de una vacuna contra el coronavirus. La teoría común de las vacunas es que no sólo protegen a las personas de contraer ciertas enfermedades comunes, la vacunación generalizada también puede limitar la propagación global y eventualmente erradicarla.
Durante décadas, las vacunas se han considerado vitales para prevenir la propagación de enfermedades contagiosas como el sarampión y la poliomielitis en Estados Unidos. Pero las vacunas más nuevas, incluyendo la vacuna anual contra la influenza, han inspirado menos fe en el público. Esto sucede especialmente entre los afroestadounidenses, en parte debido a un célebre experimento de 1947 en el que se utilizó a hombres negros pobres de zonas rurales como conejillos de indias para un estudio de la sífilis realizado en Alabama.
El 4 de julio, el líder religioso radical afroestadounidense Louis Farrakhan pronunció un discurso vía webcast en el que les recordó a los negros en Estados Unidos y África los riesgos de las vacunas. "Si inventan una vacuna, tengan cuidado", dijo. "No dejen que los vacunen con su historial de traición mediante el uso de vacunas, mediante el uso de medicamentos".
Movimiento antivacunas
Mientras tanto, un movimiento antivacunas - o "anti-vax" -, impulsado por las redes sociales, ha cuestionado la inocuidad de todas las vacunas, alegando que hacen más daño que bien y que sólo sirven para enriquecer a las inmorales empresas farmacéuticas.
La gran mayoría de los expertos en salud pública rechazan dichas acusaciones, aunque reconocen que el sistema de salud tiene sus fallas y, en ocasiones, no actúa con la suficiente rapidez cuando se demuestra que los medicamentos no son seguros después de ingresar al mercado.
Trump ya ha expresado dudas sobre las vacunas previamente, pues apoyó una campaña infundada que intentaba relacionarlas con el autismo.
En 2014, tuiteó: "Un niño pequeño y saludable va al médico, recibe una inyección masiva de muchas vacunas, no se siente bien y cambia - AUTISMO. ¡Hay muchos de esos casos!"
En enero de 2017, poco después de su elección, Trump se reunió con el destacado activista antivacunas, Robert F. Kennedy Jr, sobrino del presidente John F Kennedy. "Me pidieron que dirigiera una comisión de seguridad de las vacunas", según Kennedy.
Pero Trump descartó la idea poco después. "Nos excluyeron. Así acabó todo", le dijo Kennedy a Univision Noticias.
Kennedy se opone a las vacunas contra el covid-19, calificándolas de una pérdida de dinero que sería mejor invertir en desarrollar mejores medicamentos terapéuticos para tratar a los pacientes. "Ésa es una mejor manera de reducir la tasa de mortalidad. Simplemente no creo que podamos desarrollar una vacuna", dijo.
Él también ha acusado a políticos y reguladores de estar en contubernio con las empresas farmacéuticas, señalando una ley de 1986 que eximía a las empresas farmacéuticas de cualquier responsabilidad legal en la producción de vacunas. Las víctimas de efectos adversos están cubiertas por un Programa Nacional de Compensación por Lesiones Causadas por Vacunas (VI, por sus siglas en inglés), financiado por los contribuyentes.
Los expertos en salud pública dicen que, aunque las empresas podrían gozar de una cobertura legal, tienen muchísimo interés en demostrar que una vacuna es efectiva.
El dilema: eficacia y seguridad
"En el caso de muchos medicamentos, los ensayos se enfocan en demostrar eficacia y un nivel mínimo de seguridad, luego nuestro sistema permite que se lancen al mercado", dijo el Dr. Vikas Saini, presidente del Instituto Lown, un grupo de expertos apartidista en Massachusetts que aboga por la reforma del sistema de salud.
Si alguno de los actuales ensayos de vacunas muestra una alta eficacia, podría haber presión política para apresurar su comercialización para salvar vidas y ayudar a que el país regrese a la normalidad. "Necesitamos una vacuna desesperadamente. Sería un punto de inflexión", dijo Saini.
Eso representa un dilema para quien sea el presidente. "Esto no se trata de Trump ni de Biden. Eso es lo que hacen los políticos. Y ha sido un asunto sucio desde mucho antes de Trump", dijo Saini.
Sin duda, cuando se trata de vacunas, hay muchos sistemas establecidos para proteger al público, dijo Natalie Dean, profesora asistente de Bioestadística de la Universidad de Florida, quien se especializa en estudios de vacunas.
Transparencia
"La clave es la transparencia. La gente quiere estar segura de que el proceso tiene motivaciones científicas y no políticas. Quieren saber qué influye en las decisiones que intervienen en la aprobación de un producto", dijo.
Esta semana, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) anunciaron que estaban "haciendo preparativos rápidamente para implementar la distribución a gran escala de las vacunas contra la Covid-19" ya para el 1 de noviembre, dos días antes de las elecciones. Eso alimentó la especulación de que la istración Trump estaba intentando reducir el proceso regulatorio con el fin de obtener beneficios políticos. Las autoridades dijeron rápidamente que la fecha del 1 de noviembre era sólo para la planificación y no tenía la intención de influir en las elecciones presidenciales.
Fase de ensayos
Actualmente hay cuatro vacunas en la fase de ensayos clínicos en Estados Unidos, y la de Moderna es la más avanzada. Pero aún no se sabe si estas vacunas resultarán seguras y eficaces para el público en general.
Antes de que se apruebe cualquier vacuna, los resultados del ensayo del fármaco se someten a la consideración de un Consejo de Vigilancia de Datos e Inocuidad independiente.
Pero la istración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés), que forma parte del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, tiene la última palabra.
La FDA podría decidir seguir avanzando bajo una ' Autorización de Uso de Emergencia' (EUA, por sus siglas en inglés) especial, dice Jen Kates, directora de Política Mundial de Salud y VIH de la Fundación de la Familia Kaiser. "Se corren muchos riesgos al hacer eso. Se percibirá como un asunto con tintes políticos, incluso aunque no lo sea", dijo.
Ese tipo de autorización de emergencia sólo se utilizó una vez antes con una vacuna, en 2005 para el uso limitado de una vacuna contra el ántrax para proteger a las tropas estadounidenses.
Efecto político
Hasta que surja una vacuna, el debate público seguirá siendo hipotético y el nivel de reticencia a la vacunación podría variar, según Mollyann Brodie, Directora Ejecutiva de Investigación de Encuestas y Opinión Pública de la Fundación de la Familia Kaiser.
Eso también podría depender del resultado de las elecciones. "Según quién hable de ello y de qué forma, puede haber reacciones muy, muy diferentes. Si se logra disponer de una vacuna durante la presidencia de Trump y son los CDC de Trump quienes la implementan, el tipo de persona que se mostrará reticente será distinto al tipo de persona que se mostraría reticente si la vacuna se lanzara de repente durante la presidencia de Biden y los CDC de Biden", añadió.
Los estrategas políticos también advierten que la istración Trump debe actuar con cautela. "La pandemia ha dejado al descubierto muchas verdades que ya han estado sucediendo. Durante ya bastante tiempo, el público en general ha sentido una gran desconfianza hacia las principales instituciones en las que solíamos tener confianza", dijo. Matt Terrill, ex consultor del Partido Republicano quien ahora trabaja para Firehouse Strategies, una firma de consultoría corporativa en Washington DC.
"La campaña de Trump debe gestionar las expectativas, pero también demostrar que se están logrando pequeños éxitos", añadió.
'Inmunidad colectiva'
Los expertos en salud pública dicen que las consecuencias de cualquier mal manejo político de la vacuna contra la Covid-19 podrían ser desastrosas en cuanto a la confianza del público para aceptarla. En términos prácticos, los expertos dicen que para que una vacuna funcione se necesita que se inmunice a una gran parte de la población, lo cual crea un nivel de inmunidad suficientemente alto, el llamado nivel de 'inmunidad colectiva', en el que la propagación queda reducida a casos esporádicos que pueden manejarse fácilmente.
"Si existe la percepción pública de que esto se apresuró y de que no se puede confiar en la evidencia ... eso podría obstaculizar el lanzamiento a menos que haya un mensaje realmente sólido y coherente por parte de las autoridades", dijo Eric Schneider, vicepresidente de políticas e investigación del Commonwealth Fund, una fundación con sede en Nueva York cuyo propósito es promover mejoras en la atención sanitaria.
"Estamos teniendo dificultades en este momento para transmitirles mensajes a las personas sobre el uso de mascarillas. En ese contexto, ¿cuál es la probabilidad de participar en una campaña de salud pública que involucra algo que generalmente conlleva un riesgo aún mayor que el uso de la mascarilla?", añadió Schneider.