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Proceso de Paz

#Perdónhijo, la culpa es mía

Un padre colombiano residente en Miami se lamenta por no haber ido a votar para asegurarse que su hijo fuese la primera generación del país que vive en paz en casi un siglo.
2 Oct 2016 – 09:35 PM EDT
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Jero, el hijo de Diego, con la papeleta del plebiscito.

Por Diego Carvajal*

Acabo de colgar con mi hijo de 8 años. Lo llamé para pedirle perdón por el triunfo del 'no' en Colombia. Aunque no entiende del todo, está triste y desconcertado.

Esta mañana hablamos por FaceTime y le expliqué optimista que hoy era un día histórico para los colombianos; por fin se iba a oficializar que la suya sería la primera generación en casi un siglo sin una guerra civil en nuestro país.

No hablamos en detalle de las víctimas, ni de las atrocidades cometidas por ambos bandos. De hecho, ni siquiera hablamos de la posibilidad de que ganara el 'no'; porque todas las benditas encuestas daban por sentado, y por arrolladora diferencia, el triunfo del 'sí', y porque honestamente no pensé que fuera posible. De lo que sí llegamos a hablar entre chistes (valiente chiste) era de por qué yo no había coordinado mis asuntos para poder votar, ya fuese viajando a Bogotá, donde tengo inscrita la cédula, o al consulado de Miami, donde vivo. ití que estaba mal no haber ido, me disculpé por no hacerlo y me escudé en que, afortunadamente, esta vez no se necesitaría.

Tras perdonarme, benévolo, Jero procedió a contarme que iba a acompañar a su mamá a votar; que por eso iban todos de blanco y que después iban a celebrar en familia el triunfo de la paz en la casa de una tía de mi exesposa. Estaba emocionado.

Un par de horas más tarde recibí una foto de mi hijo frente al tarjetón, la cual, compartí por Whatsapp con mis amigos. Uno de ellos, un español muy cercano, me felicitó diciendo que ese era "el futuro de Colombia por el 'sí'". Yo estaba de acuerdo. Por eso me dediqué a ver Netflix el resto de la tarde hasta que las alertas de Twitter me 'estallaron' el celular. Entré a revisar y lo que al comienzo pensé que era un error había pasado: había ganado el 'no'.

Tras revisar varias fuentes y hablar con amigos en Bogotá, vi que por menos de 100,000 votos el 'no' había salido campeón. Me invadió una tristeza mezclada con culpa como hace rato no tenía y llamé a mi hijo. Así como le había contado esta mañana que el día era histórico, ahora debía explicarle que así es la democracia y que esta vez perdimos y que...

Cuando su mamá me lo pasó, mi enano tenía la vocecita triste, me decía que no entendía y que tampoco entendía por qué, si lo que le había dicho yo hoy de la generación sin guerra era cierto, cómo podía haber gente brincando y celebrando en la calle. Yo hice de tripas corazón y le expliqué que las personas piensan distinto y que había gente que no estaba de acuerdo con la manera en que se había negociado. Cuando me preguntó quién podía preferir la guerra a una paz mal negociada (frase que seguramente le oyó a alguien de la familia) yo ya no tuve más que contestar. La tristeza mezclada con culpa se convirtió en una disculpa sentida. "Perdón, loco. Te fallé a ti no votando, le fallamos a las víctimas y al futuro como electorado. Perdón".

No dijimos mucho más y colgamos. Llevo dos horas entre Twitter, Facebook y los medios locales. Todo duele más cuando leo cómo el 'sí' arrasó en mesas de votación de las ciudades golpeadas por la violencia, o cuanto más veo cómo la gente de ambos lados se agrede de manera espantosa (quienes me conocen saben que yo no es que sea muy delicado). Siento que dilapidamos una oportunidad increíble.

La paz no tiene regreso, pero este es un revés fuerte. En dos minutos habla el presidente Santos, quien ahora debe demostrar que le interesa más la paz que el Nobel de paz, y yo, mientras tanto, sigo lamentándome en Twitter con el hasthtag #PerdónHijo.

Ojo, el lamento es sentido, el remordimiento de no haber votado es honesto, pero ambos se sienten un poquito hipócritas y vergonzantes desde una Miami sin guerra. #PerdónHijo. Perdón, víctimas. Perdón, futuro. Así sea en parte, la culpa es mía.

*Diego Carvajal es periodista colombiano y vicepresidente de Producto Digital de Univision

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