Entre el juicio político a Trump y la recuperación del partido: el dilema existencial de los republicanos
Con la llegada de Joe Biden a la Presidencia, el Congreso.
Su meta inmediata es recuperar el terreno perdido cuando los estadounidenses regresen a las urnas en noviembre de 2022 para las elecciones de medio término.
Para alcanzar ese objetivo, los republicanos enfrentan un urgente dilema existencial: ¿Conviene seguir apoyando al expresidente Donald Trump, quien no pudo alcanzar la reelección pese a que su partido controló el congreso durante los primeros dos años de su gobierno?
¿O será mejor librarse de su populismo incendiario y divisivo para que la tolda política recupere sus prioridades tradicionales de fortalecer el estado de derecho y controlar el endeudamiento público, dos temas que bajo Trump parecieron perder importancia para los conservadores?
Es la pregunta del millón de dólares, pero en este momento lo único claro es que al responderla los republicanos podrían profundizar aún más las discrepancias que mantienen aliados y detractores del exjefe de estado.
Una de las vías más efectivas para librarse de Trump sería que el Senado lo halle culpable de incitar a la insurrección en el (segundo) juicio político que se avecina, lo cual permitiría inhabilitarlo de por vida.
Asumiendo que los 50 senadores demócratas hallarán al exmandatario culpable de incitar el asalto violento que dejó cinco fallecidos en el Capitolio, los demócratas necesitarán el apoyo de 17 republicanos para alcanzar los 67 votos requeridos (dos tercios) para que sea declarado culpable.
La mayoría republicana en el Senado _con la única excepción de Mitt Romney_ votó a favor de absolver a Trump en su primer juicio político por su conversación con el presidente de Ucrania.
Aquella defensa férrea luce hoy con varios flancos debilitados.
El jefe de la bancada republicana, Mitch McConnell, no ha expresado su preferencia y solo ha dicho que evaluará los argumentos a favor y en contra de Trump durante el juicio.
McConnell acusó directamente a Trump de incitar los desórdenes del 6 de enero, al decir el pasado martes en el pleno del Senado que los asaltantes al Capitolio "fueron provocados por el presidente y otras personas poderosas".
El senador John Thune dijo que su bancada republicana probablemente no le dirá a sus integrantes cómo votar.
"Este es uno de esos casos en los que no espero que intentemos dirigir el voto. He escuchado a personas llamarlo un voto de conciencia y creo que es una buena manera de expresarlo", dijo Thune al diario The Hill.
Los senadores republicanos Pat Toomey, Lisa Murkowski y Ben Sasse también han criticado públicamente a Trump tras los desórdenes del Congreso.
Otros han advertido a McConnell que darle la espalda a Trump representa una amenaza mortal para el partido.
"No hay manera de que el Partido Republicano sea exitoso sin tener al presidente Trump trabajando con todos nosotros y todos nosotros trabajando con él", dijo el senador republicano Lindsey Graham en una entrevista con CNN. "Y creo que tenemos una oportunidad decente de regresar en 2022. Pero no podemos hacerlo sin el presidente (Trump)".
Además de Graham, otros senadores republicanos que se han expresado recientemente en contra del juicio político a Trump incluyen a Ted Cruz, Rand Paul, Ron Johnson y Tommy Tuberville.
Mientras tanto, en la Cámara de Representantes, la republicana Liz Cheney está viviendo en carne propia las consecuencias de enfrentar a Trump.
La representante enfrenta solicitudes para que renuncie su puesto de tercera a bordo en la bancada republicana de la Cámara Baja tras haberse colocado la semana pasada entre los 10 republicanos que votaron junto a los demócratas para acusar formalmente a Trump.
Además, ya le surgió un rival pro-Trump para enfrentarla el año próximo en las primarias, que es el temor que muchos tienen de enfrentarse al ahora expresidente, aunque otros cuentan con que la influencia sobre la organización vaya desvaneciéndose con su salida de la Casa Blanca.