"Todos estaban al tanto": los demócratas reciben la mejor ayuda para apuntalar el 'impeachment' a Trump
La comparecencia de Gordon Sondland ante el comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes de este miércoles no defraudó. La que era considerada por muchos como la potencialmente más importante de las sesiones públicas de la investigación sobre el ‘impeachment’ a Donald Trump, dejó material para que todos, republicanos y demócratas, consideren comprobados sus argumentos sobre el manejo de las relaciones con Ucrania. Aunque para unos la 'adaptación' de lo escuchado a su narrativa sea mas forzada que para otros.
En la lectura de sus declaraciones iniciales Sondland dijo la frase mágica que los demócratas querían escuchar (y que escuchó el público que seguía el testimonio) cuando aseguró que “sí hubo quid pro quo”, es decir que sí se presionó al gobierno ucraniano para que abriera una investigación a la empresa del hijo del exvicepresidente Joe Biden a cambio de un “relanzamiento” de las relaciones entre Washington y Kiev.
Además, Sondland metió en el mismo saco al presidente, a su secretario de Estado, Mike Pompeo, y otros altos funcionarios del gobierno al decir que “todos sabían” de esa estrategia para lograr que el nuevo presidente ucraniano, Volodomyr Zelensky, anunciara esa investigación a cambio de, al menos, ser recibido en la Casa Blanca.
Pero los republicanos también recibieron ayuda en su defensa del presidente cuando Sondland, ante una de las primeras preguntas del presidente del comité de Inteligencia, Adam Schiff, dijo que Trump le había dicho en una conversación sobre Ucrania “no quiero ‘quid pro quo’”.
El propio presidente anotó en una libreta el recuento que hizo el embajador ante la Unión Europea y salió al encuentro de los medios apostados en el césped que sirve de helipuerto de la Casa Blanca (y últimamente de ruidosa sala de prensa) para recitárselos como "prueba" de su completa exoneración.
El agradecimiento republicano con lo que les dejó Sondland se evidencia en que esta vez no hubo descalificaciones desde la Casa Blanca o los gabinetes de guerra de la campaña desprestigiándolo como “burócrata no elegido”, como le ha pasado a varios de los funcionarios del Departamento de Estado que le han precedido ante el comité. (Aunque Trump no perdió la oportunidad de decir sobre ese mismo embajador que nombró él para el cargo y cuyas capacidades ha alabado en el pasado que realmente no lo conocía mucho, aunque parecía un buen tipo)
Quién no parece tener razones para estar satisfecho es Rudolph Giuliani, el abogado personal de Trump, de quien Sondland hizo una nefasta descripción, asegurando que tuvo que trabajar con él las relaciones con Ucrania porque el presidente expresamente se lo pidió.
Las siete horas que duró el testimonio de Sondland dejaron argumentos para que ambas partes apuntalen sus estrategias retóricas y legales.
“Sí hubo ‘quid pro quo’”
Hacia el final de la lectura de su declaración escrita, Sondland dejó caer la frase que sorprendió a los presentes en la sala de audiencia.
“Sé que los de este comité frecuentemente han enmarcado estos complicados asuntos (de la relación con Ucrania) con una pregunta simple: ¿Hubo quid pro quo? Como he testificado previamente, con relación a la llamada solicitada por la Casa Blanca y el encuentro en la Casa Blanca, la respuesta es sí”, dijo Sondland.
El ‘quid pro quo’ o intercambio de favores es lo que quieren demostrar los demócratas que hizo Trump en el manejo de las relaciones con Ucrania al condicionar la ayuda militar de $400 millones aprobada por el Congreso al anuncio de una investigación sobre Burisma, la empresa gasífera ucraniana en la que trabajaba Hunter Biden, el hijo del exvicepresidente Biden.
Aunque Sondland fue muy claro en esa declaración inicial a lo largo de su comparecencia aseguró que la condicionalidad estaba atada a la visita de Zelensky a la Casa Blanca, pero que no tenía certeza de que el paquete de ayuda también estuviera supeditado a esa exigencia. Aunque reconoció que se le hizo claro que también tenía que ver cuando notó que el vínculo con el nuevo gobierno ucraniano no prosperaba.
“No quiero ‘quid pro quo’”
Cuando Schiff abría los primeros 45 minutos del interrogatorio, el embajador Sondland hizo referencia a una conversación que tuvo en septiembre con Trump en la que este muy explícitamente le decía que no quería un ‘quid pro quo’ con Ucrania, sino que Zelenaky trabajara en la plataforma en la que fue elegido.
“’¿Qué quiere usted de Ucrania? Sigo escuchando todas esas diferentes ideas y teorías. ¿Qué es lo que quiere?’ Fue una conversación muy abrupta. No estaba de buen humor. Él solo dijo: ‘No quiero nada. No quiero nada. No quiero un ‘quid pro quo’. Dile al presidente Zelensky que haga lo correcto”, fue la manera como el embajador reconstruyó el diálogo del 9 de septiembre.
Así mismo la escribió Trump en una libreta de apuntes y se la releyó a los periodistas de la Casa Blanca poco tiempo después de que el diplomático lo dijera en la audiencia. Posteriormente envió mensajes en su cuenta twitter con esas mismas palabras, lo que indica que fue lo mejor que ha sacado la defensa del presidente del interrogatorio del miércoles.
Pero los demócratas no están dispuestos a concederle esa victoria al presidente y aseguran que eso es justamente lo que diría alguien que se ve sorprendido en una falta (la llamada se produjo una semana después de que la Casa Blanca fue informada de la queja del denunciante anónimo sobre el “favor” que pidió Trump a Zelenaky de investigar a los Biden).
Por eso algunos indican que las palabras de Trump buscaban darle cobertura ahora que parecía inminente que se conocería el esquema de presión sobre Ucrania.
“No fue un secreto”
Si una cosa hizo el testimonio de Sondland fue ampliar el círculo de potenciales involucrados en las presiones a Ucrania.
"Hay un correo electrónico del 19 de julio que envié al secretario Pompeo, al secretario Perry, Brian McCormack (Jefe de Gabinete de Perry) (...) al Jefe de Gabinete interino (de la Casa Blanca) Mick Mulvaney y al asesor principal del señor Mulvaney, Robert Blair. Muchos altos funcionarios. Todos estaban al tanto. No fue un secreto. Todos fueron informados por correo electrónico el 19 de julio, días antes de la llamada presidencial (en referencia a la llamada del 25 de julio entre Trump y Zelensky). Cuando me comuniqué con el equipo, le dije al presidente Zelensky de antemano que las garantías de "llevar a cabo una investigación totalmente transparente" (...) eran necesarias en su llamado al presidente Trump".
Con su declaración, Sondland elevó el papel del secretario Pompeo que hasta ahotra había mantenido un bajo perfil en el desarrollo del escándalo.
Poco después, el Departamento de Estado emitió un comunicado en el que asegura que Sondland nunca le dijo a Pompeo que creía que el presidente estaba vinculando la ayuda militar a Ucrania a investigaciones que afectaban a rivales políticos.
Los ¿ex? tres amigos
“El secretario (de Energía Rick) Perry, el embajador Kurt Volker y yo trabajamos con Rudy Giuliani en asuntos ucranianos por la expresa dirección del presidente de Estados Unidos. Nosotros no queríamos trabajar con el señor Giuliani. Dicho de manera simple, trabajamos con lo que teníamos. Todos entendimos que si nos negábamos a trabajar con el señor Giuliani, perderíamos una oportunidad para cementar las relaciones entre Estados Unidos y Ucrania. Así que seguimos las órdenes del presidente”.
Eso motivó otra “aclaratoria” desde la oficina del secretario de Energía Rick Perry asegurando que lo declarado en el Congreso por Sondland “no representa la interacción del secretario Perry con Rudy Giuliani y la dirección que el secretario recibió del presidente Trump”. De acuerdo con el portavoz, Perry solo se reunió con Giuliani “una vez a solicitud del presidente”.
Perry y el ex enviado especial para Ucrania, Kurt Volker, conforman junto a Sondland, un grupo que se ha identificado como “Los tres amigos”, así, en español.
Por eso cuando hacia el final de la audiencia le destacaron que sus “amigos” se estaban distanciando de sus declaraciones, Sondland bromeó preguntando “¿Perdí a mis amigos?
También el vicepresidente Mike Pence se vio forzado a reaccionar a algo que se dijo de él durante la comparecencia.
“Le mencioné al vicepresidente Pence antes de la reunión con los ucranianos que tenía preocupaciones que la demora en la ayuda se había vinculado al asunto de la investigación”, dijo Sondland y aseguró que el segundo de Trump reconoció de lo que estaba hablando.
Pero el jefe de gabinete de Pence, Marc Short, dijo: “Esta supuesta discusión recordada por el embajador Sondland nunca sucedió”.
“Habla con Rudy”
Sondland dibujó un cuadro de diplomáticos y funcionarios deseosos de hacer prosperar las relaciones con Ucrania, un país en la zona de influencia de Rusia, que está enfrentado a Moscú en sus aspiraciones de integrarse más al mundo occidental y a Europa. En ese relato la figura de Rudy Giuliani se presentó como un factor perturbador del trabajo que querían completar.
“En respuesta a nuestros persistentes esfuerzos por cambiar su opinión (sobre Ucrania), el presidente Trump nos instruyó ‘hablar con Rudy’. Entendimos que ‘hablar con Rudy’ significaba hablar con Rudolph Giuliani, el abogado personal del presidente (…) Nuestra conclusión fue que si no hablábamos con Rudy, nada se movería con Ucrania”, afirmó Sondland.
En la trama, Giuliani ha sido presentado como el factor que condicionó la relación con los ucranianos al anuncio de la investigación sobre los Biden y el cultivo de otras teorías conspirativas sobre la supuesta injerencia de Kiev en las elecciones estadounidenses de 2016, una idea que ha sido rechazada por los servicios de inteligencia.
La soledad de Giuliani
Desde el principio de la audiencia, Sondland puso a Giuliani en el centro, presentándolo como el insalvable enviado presidencial con el que había que lidiar para mejorar las relaciones con Ucrania, pese a que supuestamente nadie quería trabajar con él.
Fue muy notable cómo la estrategia republicana en el Congreso empezó a sugerir que esos condicionamientos en las relaciones bilaterales podrían ser más una iniciativa personal del exalcalde de Nueva York y no necesariamente una instrucción del presidente.
Sondland reconoció que nunca escuchó al presidente Trump hablar de Biden o Burisma, la empresa gasífera del hijo, o vincularlos a la ayuda militar a Kiev, pero en repetidas ocasiones dijo que eran “suposiciones” que hacía o la “suma de dos más dos”, lo que le permitía entender todo el panorama.
Giuliani, quien también ha mantenido un bajo perfil en estas últimas semanas, reacción con indignación vía Twitter.
"Entré en esto a petición de Volker. Sondland está especulando sobre la base de muy poco o. Nunca lo conocí y tuve muy pocas llamadas con él, principalmente con Volker. Volker testificó que respondí sus preguntas y las describí como mis opiniones, NO demandas. Es decir, ¡no quid pro quo!", asegura Giuliani, en el centro de la polémica por haber estado actuando en la política exterior estadounidense en Ucrania sin tener la potestad para hacerlo.
Luego, Giuliani atacó al abogado republicano, Stephen Castor, quien durante sus preguntas a Sondland hizo una referencia a presuntos intereses comerciales de Giuliani en Ucrania.
"El abogado republicano no hace su propia investigación y preparación, y en su lugar está captando mentiras demócratas, lástima. Permítame informarle: ¡NO tengo intereses financieros en Ucrania, NINGUNO! Agradecería su disculpa", dice Giuliani.
Aunque el presidente y los republicanos van a usar intensamente la referencia a la llamada con Sondland en la que le dijo explícitamente "no quiero quid pro quo", es posible que en los próximos días la defensa de Trump empiece a hacer algunos ajustes a la estrategia, entre esas separar las acciones de Giuliani en Ucrania a las del mandatario.
No sería la primera vez que un cercano colaborador de Trump termine aislado y enfrentandose con la justicia o el Congreso.