Trump intentó revertir (sin base) el resultado de las elecciones, ahora una reforma busca que eso no vuelva a ocurrir
El 6 de enero de 2021, Donald Trump, en los últimos días de su presidencia y en la jornada que sus simpatizantes saltaron el Capitolio, esperaba que su segundo, Mike Pence, hiciera algo en la sesión bicameral protocolar del Congreso que ese día recibía los resultados certificados de las elecciones presidenciales de noviembre que lo daban perdedor y que se cambiara el resultado para que él resultara reelegido.
No sucedió, porque Pence aseguraba que él no tenía la potestad de hacerlo porque los resultados del Colegio Electoral que se leerían ese día en el pleno conjunto estaban certificados y comprobados por los estados y que el Congreso solo cumplía con el protocolo de recibirlos para proceder a la declaración formal de Joe Biden como el presidente 46 de la historia de EEUU. Unos días atrás Pence reiteró que "Trump estaba equivocado".
Pence y muchos expertos legales indicaban que La Ley de Conteo Electoral no daba ni al Congreso, ni al vicepresidente ninguna potestad para rechazar listas de electores presentadas por los estados, cuando estas fueron certificadas siguiendo todos los procedimientos.
A pesar de las quejas de Trump y los suyos, en ninguno de los estados en los que intentó cambiar el resultado adverso, por vía judicial o por indebida presión directa a las autoridades locales, se determinó que existiera el fraude del que el derrotado presidente sigue quejándose (sin fundamento).
A fines de enero, Trump emitió un comunicado en el que reconoce tácitamente que quería que los resultados oficiales de varios estados fueran alterados para beneficiarlo.
Ese reconocimiento parece haber insuflado cierta urgencia a dos grupos de senadores que estiman que, a raíz de los eventos de enero de 2021 y la confesada intención de un presidente de cambiar resultados electorales, la Ley de Conteo Electoral que data de fines del siglo XIX deba ser actualizada y, sobre todo, su redacción aclarada.