Qué significa para Trump que su exjefe de campaña esté acusado de conspirar contra EEUU
No se puede minimizar el impacto que tiene que un ex director de campaña de uno de los grandes partidos de EEUU sea acusado de graves delitos federales, empezando por conspirar contra el país, cuando el gobierno que ayudó a elegir no tiene todavía un año en el poder.
Este lunes se supo que un Gran Jurado acusó a Paul Manafort de doce cargos, entre ellos conspiración contra EEUU, lavado de dinero y hacer declaraciones falsas a agencias del gobierno. También su socio de negocios Rick Gates, con quien trabajó en la campaña, es parte de la acusación.
Son las primeras personas del equipo que trabajó con el candidato Donald Trump que son formalmente acusadas de delitos descubiertos durante la investigación del llamado ‘ Rusiagate’ que ahora maneja el fiscal especial Robert Mueller. Además, en el caso de Manafort se trata de alguien de muy alto nivel, que estuvo muy cerca del hoy presidente.
En agosto de 2016 Manafort dejó la dirección de la campaña republicana que había asumido apenas cuatro meses antes luego de que se descubrieran datos ocultos sobre su trabajo como lobista del gobierno prorruso de Ucrania entre 2012 y 2014.
El equipo entró en proceso de rápida reestructuración para enfrentar la recta final hacia las elecciones de noviembre y trató de reducir lo más posible el ruido que generaba la salida del hombre que los republicanos esperaban que pusiera orden en lo que entonces lucía como una campaña caótica.
Manafort salió de la escena política, pero quedó en el radar de los investigadores federales por su papel como uno de los jefes de una campaña, cuyas posibles conexiones con Rusia para influir en las elecciones ya investigaba el FBI desde mediados de 2016.
Por eso muchos se preguntan qué significa esto para Trump y su círculo las acusaciones presentadas contra su ex jefe de campaña.
Conspiración
En principio, los delitos de los que se acusa a Manafort parecen estar todos vinculados con su trabajo de cabildeo secreto en Washington en favor del gobierno ucraniano hasta 2014, algo que descubrió la agencia de noticias Associated Press.
En el texto se detalla una presunta operación de lavado de dinero y presentación de declaraciones falsas a los departamentos del Tesoro y de Estado ocurridas entre 2006 y 2016, fecha esta última en la que Manafort trabajaba como miembro del equipo de Trump.
Como era de esperar, la Casa Blanca se distanció de Manafort, de la misma manera como lo hizo cuando cesó sus funciones en la campaña. La estrategia se enfocará en insistir que los cargos son individuales y que en las más de 30 páginas donde se enumeran ninguno habla directamente de Rusia o se hace referencia a la campaña.
Por su trabajo con el gobierno ucraniano, Manafort es una persona con conexiones con Moscú y con funcionarios del gobierno de Vladimir Putin, a quien precisamente los servicios de inteligencia acusan de haber tratado de influenciar las elecciones presidenciales del 2016, algo que genera sospechas en algunos.
Manafort fue uno de los asistentes a la reunión en la que el hijo del presidente Donald Trump Jr. recibió a una abogada rusa en Nueva York que supuestamente le presentaría información dañina sobre la campaña de Hillary Clinton que tenía disponible el gobierno de Moscú, otra pista que investiga el fiscal Mueller.
En su primera reacción vía Twitter, el presidente Trump dejó claro que seguirá con su esfuerzo de tratar de desviar la mirada hacia los demócratas.
“Perdón, pero esto fue hace años, antes de que Paul Manafort fuera parte de la campaña Trump. ¿Por qué no son la torcida Hillary los demócratas el foco?”.
“… Además, NO HAY COLUSIÓN”, escribió el presidente varias horas después de que conociera la acusación contra Manafort.
Algunos sugieren que ahora Manafort podría negociar con los fiscales para aportar datos sobre el ‘Rusiagate’ a cambio de un trato más favorable a la hora del procesamiento de su caso en tribunales,
El presidente no tiene ninguna preocupación por lo que pueda decir Manafort a la investigación, según dijo el fin de semana a The New York Times, Ty Coob el abogado de la Casa Blanca que se encarga de manejar en la Presidencia los asuntos relacionados al ‘Rusiagate’.
“Él (Trump) respeta a Manafort y aprecia el trabajo que hizo por él durante los tres meses que estuvo en la campaña”, dijo Coob, al día siguiente de que se informara que era inminente un primer arresto en la investigación de Mueller y cuando se especulaba la posibilidad de que esa persona fuera el ex director de campaña.
En el mejor de los casos, lo sucedido con Manafort crea una mala impresión en el equipo de Trump, en su capacidad de seleccionar asesores idóneos, porque se trata de delitos presuntamente cometidos por el veterano operador político desde al menos una década, un hombre muy conocido en Washington.
Y en ese punto la pregunta que muchos se harán es cómo y por qué un personaje de esas características encabezó, aunque haya sido brevemente, la campaña de alguien como Trump, que afirma querer “secar el pantano” que considera que es la política estadounidense.