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    Por qué la decisión de Trump sobre Jerusalén apunta más a su base evangélica que a una estrategia diplomática

    La decisión de trasladar la embajada estadounidense en Israel a la ciudad santa responde más a la dinámica política interna que a necesidades de la diplomacia, y la religión tiene un papel fundamental.
    8 Dic 2017 – 05:34 PM EST
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    El presidente Trump reza rodeado de líderes religiosos tras declarar el 3 de septiembre de 2017 día de oración por las víctimas del huracán Harvey que azotó Texas. Crédito: Andrew Harrer/Bloomberg via Getty Images

    “Sé, de hecho, que hay mucha gente contenta en esta sala”, dijo el presidente Donald Trump la noche del jueves en la Casa Blanca durante la fiesta para marcar el Hannukah, la festividad más importante del calendario judío. Y enseguida pronunció lo que entendía que era la razón de esa alegría: “Jerusalén”.

    Sin duda, muchos de quienes asistieron a la recepción en la residencia presidencial habrán estado muy satisfechos con el anuncio que hizo la víspera Trump reconociendo a Jerusalén como la capital de Israel, contraviniendo décadas de diplomacia estadounidense, pero complaciendo a sectores conservadores religiosos que presionaban para que Washington adoptara esa medida.

    Entre los presentes estaban notables donantes del Partido Republicano y de grupos proisraelíes, como Sheldon Adelson y su esposa, una pareja que ha abogado incansablemente por lograr que el gobierno estadounidense cumpliera con lo que mandaba una ley promulgada por el Congreso en 1995 ordenando el traslado de la embajada, actualmente ubicada en Tel Aviv.

    Paradójicamente, algunas encuestas indican que la mayoría de quienes se identifican como judíos no están de acuerdo con el cambio que introduce Trump en la dinámica del Medio Oriente, porque consideran que da una estocada al proceso de paz entre palestino e israelíes.


    Un sondeo publicado en septiembre por el Comité Judío Estadounidense (AJC, por sus siglas en inglés) indica que sólo un 16% de los consultados se muestran favorables a la mudanza de la delegación diplomática. Hay que tomar en cuenta que en ese mismo sondeo, alrededor de las tres cuartas partes se definían como demócratas o liberales y habían votado por Hillary Clinton.

    Pero muchos de quienes respaldan la decisión presidencial son conservadores religiosos, para quienes el tema no es tanto de diplomacia, política exterior o seguridad, como teológico. La medida de Trump permite el cumplimiento de lo que dicen las escrituras sobre el el "fin de los tiempos" y por tanto un buen signo.

    “Convicción teológica”

    No solo el llamado lobby judío está de plácemes con la decisión, otro grupo religioso que aplaude la medida son los cristianos evangélicos, quienes siempre han respaldado el derecho de Israel a controlar la ciudad santa. El estatus de la Tuerra Santa es un tema en el que los evengélicos y judíos manifiestan la misma pasión.

    Aunque fue criado como presbiteriano, Trump se ha mostrado como el presidente más favorable a los intereses evangélicos, más aún que George W. Bush, quien se define como un “cristiano regenerado” y cuyo gobierno siempre fue visto como un enérgico promotor de las causas religiosas, sobre todo en educación y legislación para reforzar los llamados valores familiares (entendido como el rechazo a la tolerancia de grupos que promueven los derechos LGBT).

    Es famosa la foto de la reunión de julio pasado en la Oficina Oval de la Casa Blanca, en la que se ve a un grupo de pastores evagélicos con sus manos sobre el mandatario rezando por el favor de Dios para su presidencia.

    “Esta decisión será recibida con alabanzas políticas y convicción teológica”, dijo este jueves uno de los presentes en aquel encuentro, Johnnie Moore, quien es considerado el portavoz informal de los asesores religiosos del presidente.

    Muchos consideran que el tema de la embajada es tan importante para los evangélicos como el nombramiento de jueces conservadores para el sistema de justicia, un área a cuyo control siempre han aspirado los conservadores religiosos.

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    Trump reconoce Jerusalén como capital de Israel mientras líderes mundiales condenan su decisión


    “La nación de Israel y la ciudad de Jerusalén son centrales en la teología del 'fin de los tiempos', una forma de la cual es conocida como 'premilenarismo', que es adoptada por muchos conservadores protestantes estadounidenses”, dice en un artículo publicado en The Conversation Julie Ingersoll, profesora de estudios religiosos de la Universidad del Norte de Florida.

    De acuerdo con Ingersoll, se trata de una lectura literal de la Biblia que tiene su raíz en las interpretaciones que hacía en el siglo XIX el académico religioso John Nelson Darby, quien sostenía que los judíos debían tener control de la ciudad para edificar el tercer templo en el mismo lugar donde los dos previos fueron destruidos siglos atrás, uno por babilonios y el segundo por los romanos.

    Eso precederá el ascenso al cielo de los justos al lado de Cristo para escapar la Gran Tribulación, un período de siete años de calamidades en la Tierra que terminará en la gran batalla entre el bien y el mal con la que el Diablo será vencido por Cristo para finalmente establecer su reino celestial.

    Política en el "fin de los tiempos"

    Esa parece una visión fantasiosa y extrema que tuvo un nuevo impulso en los años setenta con una profusión de libros y películas que refrescaron la idea en las mentes de los más jóvenes, pero, como indica Ingersoll “es difícil escapar de las narrativas místicas en la política estadounidense”.

    Los evangélicos conforman la tercera parte de los cristianos estadounidenses, pero representan una sólida base política para Trump, quien desde la Casa Blanca sigue promoviendo una ‘campaña electoral permanente’ con miras a la reelección en 2020 en la que no parece estar prestando atención a otros sectores del electorado.

    En este sentido, puede decirse que en los cálculos de Trump el beneficio de sacudir la dinámica política de Medio Oriente, incluso con el riesgo de desatar jornadas de furia callejera en la región, supera los costos.

    Los donantes importantes como Adelson y los votantes conservadores cristianos agradecerán el cambio de doctrina diplomática que por 60 años evitó romper el consenso global que prefería esperar por una solución al conflicto palestino-israelí que incluyera un acuerdo final sobre Jerusalén.

    La sola escenificación escogida por la Casa Blanca para hacer el anuncio: desde el Salón Diplomático, rodeado con una profusa decoración de Navidad, puede ser percibida como parte del mensaje dirigido al ala conservadora religiosa.

    El mismo jueves que se produjo la recepción de Hannukah en la Casa Blanca el Comité Judío Republicano pagó un anuncio de página entera en The New York Times con una foto del presidente durante su visita al Muro de los Lamentos de Jerusalén con la inscripción: “Presidente Trump: usted prometió, usted cumplió”.

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