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    Meghan McCain envía un mensaje al presidente en el tributo a su padre: "Los EEUU de John McCain siempre fueron grandes"

    En la ceremonia en la Catedral Nacional también le rindieron tributo el expresidente George W. Bush, y su sucesor, Barack Obama. La ausencia de Trump, según expreso deseo de McCain antes de morir, buscó enviar un mensaje de unidad nacional.
    1 Sep 2018 – 10:16 AM EDT
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    "Hoy estoy aquí ante ustedes diciendo las palabras que nunca quise decir, dando el discurso que nunca he querido dar, sintiendo la pérdida que nunca he querido sentir", dijo Meghan McCain para luego agregar: "Mi padre se fue". De esa manera la hija del fallecido senador republicano John McCain inició las intervenciones en la ceremonia religiosa en la Catedral Nacional de Washington DC, donde miles de amigos y políticos asistieron.

    En un mensaje directo a Trump, Meghan McCain aseveró: "Los EEUU de John McCain no tienen que ser grandiosos de nuevo porque EEUU siempre lo fue", unas palabras que fueron interrumpidas con aplausos de los asistentes.

    Con la presencia de tres expresidentes fue despedido el senador en la majestuosa catedral, cuya vida ha sido homenajeada esta semana tras morir el sábado pasado a los 81 años de un cáncer cerebral.

    "El Estados Unidos de John McCain es generoso, acogedor y audaz. Tiene recursos, confianza, seguridad. Cumple con sus responsabilidades. Habla en voz baja porque es fuerte. EEUU no se jacta porque no tiene necesidad de hacerlo", dijo la hija del fallecido senador de Arizona.

    En la ceremonia en la Catedral Nacional hablaron también el expresidente George W. Bush, y su sucesor, Barack Obama, quienes paradójicamente fueron en su momento aguerridos opositores en campañas electorales que frenaron la aspiración del senador republicano de ser alguna vez presidente de EEUU.


    El expresidente Bush celebró al senador de quien dijo fue "un hombre con un código (ético)" que "vivió de una serie de virtudes públicas que le dieron fuerza y propósito a su vida y a su país".

    La ausencia de Donald Trump, un deseo expresado por McCain antes de morir, buscó mandar un mensaje de unidad nacional en medio de un contexto político de extremos que es alimentado, según muchos opositores del actual mandatario, desde la propia Casa Blanca.

    McCain es indudablemente una figura icónica de la política estadounidense, quien no solo fue servidor público desde el Congreso por más de 30 años, sino que además vivió en carne propia los horrores de la Guerra de Vietnam como prisionero de guerra durante cinco años.

    Uno de los momentos más relevantes de la ceremonia religiosa fue cuando el expresidente Obama se dirigió a los asistentes: "John McCain mostró el desdén por la autocompasión. Había estado en el infierno y regresado y, sin embargo, de alguna manera nunca perdió su energía, ni su optimismo ni su entusiasmo por la vida", dijo el exmandatario, quien dijo sentirse sorprendido cuando el senador le pidió que hablara en la Catedral Nacional.

    "¿Qué mejor manera de honrar la vida de servicio de John McCain que seguir su ejemplo para demostrar que la disposición para entrar en la arena política y luchar por este país no está reservado para unos pocos, está abierta para todos nosotros, y de hecho, se nos exige a todos como ciudadanos de esta gran república", dijo Obama para luego concluir:

    " Tal vez así es como lo honramos mejor, reconociendo que hay cosas más grandes que el partido o la ambición o el dinero, la fama o el poder, que hay algunas cosas por las que vale la pena arriesgarse. Principios que son eternos. Verdades que permanecen".


    Otros que hablaron en la ceremonia religiosa fueron el ex secretario de Estado Henry Kissinger y el exsenador Joe Lieberman.

    "La causa más importante a la que dedicó su vida fue Estados Unidos, no tanto el país definido por sus fronteras, sino el de nuestros valores fundacionales, la libertad, los derechos humanos, la oportunidad, la democracia y la justicia para todos por igual", dijo Lieberman en su intervención.

    Entre quienes fueron seleccionados por McCain para que acompañaran su féretro estuvieron el exvicepresidente Joe Biden, quien protagonizó un sentido tributo a McCain en la ceremonia religiosa que se llevó a cabo esta semana en Phoenix, Arizona.

    El actor Warren Beatty, el exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg, el senador demócrata Sheldon Whitehouse de Rhode Island, el exsenador demócrata Russ Feingold de Wisconsin y el ex jefe de gabinete de McCain Mark Salter también acompañaron el féretro, vestidos todos del mismo traje y corbata.

    McCain además de no haber querido la presencia de Trump en su ceremonia, pidió expresamente que tampoco invitaran a la exgobernadora de Alaska Sarah Palin, que fue compañera de fórmula de McCain en las elecciones presidenciales de 2008.

    El mensaje que quiso que proyectaran sus funerales es sobre la necesidad de llegar a puntos de entendimiento, superar la canibalización del discurso político imperante que se refuerza todos los días desde la Casa Blanca.


    No sorprende que McCain excluyera a Trump, un hombre que ofendió su condición de prisionero de guerra (y la de miles como él) y con quien tenía diferencias ideológicas y de estilo muy profundas.

    Resulta más llamativo que quisiera que los dos hombres que frustraron sus aspiraciones presidenciales, y por tanto le impidieran coronar ese pináculo en su carrera política, hayan sido convocados especialmente por el senador para que hablaran en su nombre.

    La invitación que les hizo en abril el senador mientras arreglaba su propio funeral parece haber sorprendido a Obama y a Bush, de acuerdo con las versiones de ayudantes de McCain que hablaron con CNN. Ninguno era amigo cercano de él, pero ambos aceptaron inmediatamente.

    Con Obama y Bush a la cabeza, la ceremonia en la catedral refuerza el espíritu bipartidista que temporalmente ha prevalecido en Washington desde la muerte del republicano. Los tres expresaron en el pasado, por separado y de distintas maneras, su preocupación por el deterioro del diálogo político de los últimos años, ahora personificado en Trump.

    La hija del presidente Ivanka Trump y su esposo, Jared Kushner, asistieron a la ceremonia. Con ellos también estuvieron el expresidente demócrata Bill Clinton y la ex secretaria de Estado Hillary Clinton.

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