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    Guantánamo, la promesa incumplida que persigue a Obama

    En víspera del último discurso del Estado de la Unión, el tema de la prisión militar en Cuba sigue
    11 Ene 2016 – 11:42 PM EST
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    Protestas antiGuantánamo frente a la Casa Blanca Crédito: Univision

    Por Carlos Chirinos (@carl_chirinos), Washington D.C.

    Un grupo de personas vestidas de naranja y con sus cabezas encapuchadas protesta en silencio de espaldas a las rejas de la Casa Blanca. Ante a ellos, en letanía, varias voces leen nombres de sonoridad árabe pidiendo que esos hombres puedan vivir en libertad.

    El ruego va dirigido al presidente Barack Obama, para que cierre la prisión militar de Guantánamo, en Cuba, una promesa que tiene siete años pendiente.

    Es un ritual que se repite cada enero desde que en 2002 se creó una zona en la base naval estadounidense para recluir a la nueva categoría de “combatientes enemigos” apresados durante la invasión de Irak y, luego, a lo largo de la llamada guerra contra el terrorismo que inició George W. Bush.

    Pero el de este lunes es quizá más simbólico. Es víspera del último mensaje al Congreso sobre el Estado de la Unión de Obama. Y por eso algunos participantes reconocen cierta frustración con la cita anual.

    “Cuando Obama fue elegido pensamos que nuestro trabajo ya había terminado. Pero todavía seguimos aquí”, dijo a Univision Noticias enfundada en su traje naranja Jossie Saxtler, una de mujer que viajó desde Ohio para apoyar la actividad organizada por el grupo Testigos contra la Tortura.

    En 2009, fiel a la promesa que hizo a sus votantes, apenas entró a la Casa Blanca, el primer decreto ejecutivo de Obama ordenaba eliminar lo que consideraba una “mancha” en el sistema de justicia estadounidense.


    Guantánamo le enseñó pronto al flamante presidente Barack Obama que gobernar no es como hacer campaña. Y también a sus ilusionados
    electores.

    Bloqueo parlamentario

    Con la misma celeridad, temeroso de que la medida implicara problemas para la seguridad nacional, el Congreso bloqueó los fondos necesarios para que se lograra el cierre “en menos de un año” al que aspiraba el presidente.

    Desde entonces, la estrategia del gobierno estadounidense ha sido lograr la transferencia por cuenta gotas de algunos prisioneros a sus países de origen u otros dispuestos a recibirlos, bien para seguir encarcelados o vivir una libertad vigilada.

    Pero hay un “mínimo irreductible”, los detenidos considerados de alta peligrosidad, que no pueden ser procesados judicialmente y tampoco pueden ser transferidos, para cuyo manejo el Ejecutivo necesita del Congreso, única manera de poder cerrar definitivamente la instalación.

    Ned Price, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional dijo a Univision Noticias que la intención es hacer una propuesta al legislativo “para reubicarlos en instituciones de alta seguridad de EE.UU”, aunque eso es precisamente lo que muchos conservadores no quieren que suceda.

    Con la reciente ola de atentados extremistas en varias partes del mundo, incluido Estados Unidos, parece poco probable que algunos republicanos permitan que se concrete una medida que por años han cuestionado como contraria a la seguridad nacional.

    Limbo extendido

    Los sondeos de opinión publicados por el Centro Pew muestran que casi la mitad de la población piensa que cerrar Guantánamo es buena idea, mientras que una porción casi similar considera que no lo sería tanto.

    Unos 103 prisioneros permanecen en Guantánamo, de los 250 que había a la llegada de Obama al poder.

    Esta semana fueron trasladados 17 a Ghana y Kuwait y se espera que en las próximas semanas otros 13 sigan la ruta fuera de la prisión caribeña.

    A falta de un cierre definitivo, bajar el límite psicológico de los 100 prisioneros parece ser por ahora el objetivo propagandístico de la Casa Blanca.

    Guantánamo corre el riesgo de seguir siendo un limbo de compleja solución para quien llegue a la presidencia de EE.UU.

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