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    De 'Perro Rabioso' al 'Monje Guerrero': este es el secretario de Defensa de Donald Trump

    Como Trump, Mattis tiene una filosofía de ser implacable con el enemigo. Sin embargo, tienen diferencias importantes, como la posición frente a la tortura. El general podría ser un balance importante en cuestión de guerra en el Pentágono.
    3 Dic 2016 – 03:35 PM EST
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    General James Mattis en la audiencia para renombrarlo como general y comandante del Centro de Comando de Estados Unidos en julio de 2010. Crédito: TIM SLOAN/AFP/Getty Images

    Su apodo es "Perro Rabioso", tiene una biblioteca de 15,000 libros y una de sus frases más famosas es que matar gente "es tremenda fiesta".

    El nominado para secretario de Defensa del presidente electo Donald Trump, general James Mattis, tiene una reputación amplia tanto como intelectual como por guerrero aguerrido.

    Mattis lideró operaciones en el Medio Oriente y se retiró de las fuerzas armadas hace menos de cuatro años, por lo que necesitaría que el Congreso apruebe una legislación especial para saltarse una ley federal y poder servir en la istración de Trump. Por ley, los militares deben esperar siete años antes de servir en cargos políticos.

    Combatir "es tremenda fiesta"

    Como Trump, Mattis tiene una filosofía estricta en cuanto se trata de lidiar con el enemigo, empezando por Irán.

    Mattis ha criticado mucho el tratado nuclear del gobierno de Obama con Irán, y llamó al país “la amenaza a la paz y la estabilidad más duradera en el Medio Oriente". En esta región, ha dicho Mattis, "Estados Unidos se ha vuelto algo irrelevante y ciertamente tenemos la influencia más pequeña que hemos tenido en 40 años".

    Este general tiene experiencia en todos los conflictos armados de EEUU desde la Guerra del Golfo en 1990. Según la publicación The Intercept, "en 2001, como general de una estrella, lideró a 4,000 infantes de marina en la búsqueda de Osama bin Laden cerca de la frontera de Afganistán y Pakistán. En 2004, como un general de dos estrellas, lideró una división de Marines en la segunda batalla de Fallujah. De ahí siguió a liderar comandos de batalla en el Pentagono y la OTAN, culminando en dos años como la cabeza del Comando Central bajo el presidente Obama, y se fue, según reportes tras un desacuerdo con la política de Obama respecto a Irán".

    Pero Mattis es más conocido por comentarios incendiarios que hace un par de años lo tacharon como sanguinario a los ojos de sus críticos.

    "Es muy divertido combatir. Es tremenda fiesta. Es entretenido dispararle a algunas personas", dijo durante una rueda de prensa en 2005. Sobre sus tácticas de guerra dijo también, "le ruego, no se meta con nosotros. Porque si lo hace, los sobrevivientes van a seguir escribiendo sobre lo que hagamos aquí dentro de 10,000 años".

    Estas crudas posiciones respecto a la guerra parece que las comparte el presidente electo. Trump ha dicho que quiere volver a implementar el waterboarding, o ahogamiento simulado , "y hasta peor", lo que ha alarmado tanto a militares como a abogados de derechos humanos. Lo que es interesante es que, según Trump -quien ya está demostrado es una fuente de dudosa credibilidad- Mattis le aconsejó en contra del waterboarding. En su reunión con el periódico The New York Times Trump dijo que Mattis no se fiaba de la táctica de tortura.

    "El general Mattis es un hombre fuerte, muy digno. Me reuní con él y le pregunté eso. Le dije, '¿qué piensas del waterboarding?'. Él dijo -me sorprendió- dijo, 'Nunca me ha parecido útil'. Dijo, 'Siempre he pensado, 'dame un paquete de cigarrillos y un par de cervezas y puedo hacer mucho más que con la tortura'". Trump añadió que no había cambiado de opinión y aún cree en la tortura.

    Pero quienes apoyan a Mattis dicen que "a menudo enfatizaba a sus propias tropas la importancia de tratar a los civiles con cuidado en zonas de combate", según reporta el diario The Washington Post.

    Mattis, hoy de 66 años, sería entonces una voz más sobria que las otras voces militares que aconsejarían a Trump, como el general Michael Flynn, quien ha dicho que "el Islam es un cáncer". Mattis se retiró de su puesto como jefe del Comando Central de Estados Unidos en 2013 después de cuatro décadas en los Marines. Desde eso había trabajado como consultor en la Institución de Hoover y en un think tank en la Universidad de Stanford.

    La misma franqueza sin filtros que una vez lo metió en problemas podría ser su mejor cualidad a la hora de servir a un presidente como Trump. Según un antiguo oficial senior del Pentagono que le habló al Post, Mattis “es un guerrero, un erudito y alguien que habla y dispara claro -literal y figuradamente. Le dice la verdad a todo el mundo, y ciertamente le diría la verdad a este nuevo comandante en jefe".

    El general hasta fue alentado a buscar su propia candidatura a la presidencia por republicanos en contra de Trump, los llamados NeverTrump, pero Mattis hizo caso omiso a esos llamados.

    Lo que preocupa a exoficiales del Pentágono según el Post es que no haya una separación clara de lo militar con lo civil.

    “Si hay alguna preocupación, es el principio de control civil del ejército", dijo el oficial. "Este papel nunca se suponía que iba a ser como un Jefe del Estado Mayor Conjunto pero en esteroides, y ese es el riesgo más grande con Mattis".

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