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    Cómo las relaciones entre EEUU y China se ponen en riesgo tras la llamada que recibió Trump desde Taiwán

    Donald Trump habló sólo unos pocos minutos con Tsai Ing-Wen y con eso cambió para siempre la historia entre Estados Unidos, China y Taiwán.
    3 Dic 2016 – 11:41 PM EST
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    En esta fotografía del viernes 2 de diciembre de 2016 difundida por la oficina presidencial de Taiwán, la presidenta Tsai Ing-wen habla con el presidente electo Donald Trump a través de un teléfono con bocinas en Taipei, Taiwán. (Oficina presidencial de Taiwán vía AP) Crédito: The Associated Press

    La llamada que decidió atender el presidente electo Donald Trump de su contraparte de Taiwán Tsai Ing-Wen puso de cabeza a Washington y con razón.

    Taipei toca la fibra más sagrada del nacionalismo chino, el más grande acreedor de Estados Unidos y una de las piezas claves para los intereses americanos en el sur de Asia.

    La relación entre Estados Unidos y China es esencial para el eje de poder mundial. Ambos son las más grandes economías del planeta y los intereses que hay en juego entre ellos van mucho más allá de una diplomacia simple.

    Actualmente ambos países tienen intereses políticos, económicos y de seguridad. Sólo por nombrar algunos, les interesa contener la proliferación nuclear en zonas volátiles y la lucha contra el terrorismo.

    Cuando el presidente electo de Estados Unidos decide atender la llamada de la presidenta de Taiwán, después de 37 años de diplomacia informal, ¿qué es lo que realmente está poniendo en juego con sólo levantar el teléfono?

    Estados Unidos y su complicada relación con China

    Pekín tiene en sus manos cerca de un 7% de la deuda nacional estadounidense, un argumento común para quienes hablan de los riesgos en un desacuerdo bilateral.

    Pero organizaciones conservadoras como el Centro para Estudios Internacionales (CSI) advierten que la deuda con China no es el elemento más preocupante en la relación.

    “Muchos se preocupan que la deuda les da poder de negociación económico sobre Estados Unidos. Esto se basa en una falta de comprensión sobre la soberanía de la deuda y cómo estados derivan poder de las relaciones económicas”, explicó uno de los más recientes ensayos sobre el tema.

    “La compra de deuda es una transacción normal. Incluso si China decidiera un día cobrar […] un acreedor sólo puede dictar los términos a un país deudor cuando este no tiene otras opciones, que no es el caso de Estados Unidos, ya que la deuda estadounidense es ampliamente apetecida”, agregaron.

    Un área donde sí existen amplios desacuerdos es en la influencia de China en los mercados internacionales, sobre todo en lo que respecta a su moneda. Este tema ha enardecido a Washington.

    En cuanto a los intereses geopolíticos, los expertos coinciden en que existe un riesgo para Estados Unidos en el panorama al sur del Mar de China. Ahí China, Taiwán, Vietnam, Malasia, Brunei y Filipinas compiten por jurisdicciones territoriales y sobre todo por los derechos para explotar posibles reservas de petróleo y gas.

    Según un ensayo realizado por Council of Foreign Relations, dada la creciente importancia para la economía global de la región Asia Pacífico, Estados Unidos tiene un interés mayor por prevenir disputas en esta área, sobre todo aquellas que impliquen una escalada militar.

    Por otra parte, China ha “desarrollado un potencial militar que podrían poner a las fuerzas estadounidenses en la región en riesgo en caso de un conflicto, negando potencialmente el de la armada estadounidense al pacífico oeste”, escribieron.

    Washington quiere libertad de navegación para sus buques militares en la zona, otro punto de roce con Pekín.

    Una historia de relación informal

    Taiwán ha sido desde hace décadas el elefante en la habitación durante las reuniones bilaterales entre China y Estados Unidos.

    “El tema de Taiwán siempre está ahí. No estamos en un contexto en que Estados Unidos tiene cero comunicación con Taiwán. Existe. Si Trump quiere establecer una relación con Taipei, se puede hacer, pero hay que preparar el terreno. No se puede actuar de acuerdo a su propio gusto. Está rompiendo todos los parámetros de diplomacia”, aseguró Michael Shifter presidente del Diálogo Interamericano.

    Aunque Washington cortó relaciones diplomáticas con Taipei en 1979, cuando reconoció la existencia de una sola China, desde entonces ha sostenido una relación informal.

    Eso ha implicado eludir visitas oficiales, llamadas, tener embajadas, pero no ha impedido que Taipei cuente con el Instituto Americano de Taiwán y con la Oficina de Representación Cultural y Económica de Taipei, ambos en Washington. Las organizaciones están encargadas de representar los intereses de Taiwán y mantener un diálogo abierto, pero informal con Estados Unidos.

    En este marco, el gobierno estadounidense ha realizado ventas considerables de equipos militares y armas a Taiwán de 6,000 millones de dólares en 1992, 10,000 millones en 1993, 18,000 millones en 2001 y 5,300 millones en 2011.

    En diciembre de 2015 la istración de Barack Obama anunció un acuerdo para vender cerca de 2,000 millones de armas a Taiwán, enfureciendo a la Cancillería china.

    El Departamento de Estado describe su relación con Taipei, como “no oficial y robusta”. También destacan que Estados Unidos respalda la membresía de Taiwán a organizaciones internacionales que no requieren la categoría de estado.

    En junio de 2015 el Instituto Americano de Taiwán en Washington y la Oficina de Representación Cultural y Económica de Taipei establecieron el marco de trabajo para expandir la cooperación con Taiwán en temas globales y regionales en áreas como salud pública, desarrollo económico, energía, derechos de la mujer y alivio de desastres.

    La era Trump

    Este era el panorama antes de que Trump decidiera levantar el teléfono. Según lo que comentaron autoridades taiwanesas ambos mencionaron los lazos económicos, políticos y de seguridad en la llamada.

    No está claro si Trump pretende formalizar la relación con Taipei, pero la salida de protocolo costó una queja oficial de China.

    “La llamada no tiene precedentes. Genera mucha preocupación en todo el mundo. Lo que inquieta es que es una persona que toma decisiones de manera muy impulsiva, improvisando y no respetando los protocolos establecidos”, explicó Shifter.

    “No queda claro si esto implicará un deterioro importante en las relaciones con China, pero lo que sí es seguro es que nos esperan cuatro años de una montaña rusa en relaciones internacionales”, concluyó.

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