¿Cómo influirá en los menús escolares la llegada de un presidente que defiende la comida chatarra?
Los niños que se quejan de los alimentos sanos promovidos por la primera dama Michelle Obama tienen motivos para alegrarse con la llegada al poder de Donald Trump, un orgulloso consumidor de hamburguesas y pollo frito que prometió derogar múltiples regulaciones federales.
El gobierno del presidente Barack Obama tuvo entre sus prioridades promover el consumo de alimentos más sanos y con rótulos adecuados en los comedores escolares, una política alimentaria que en ocasiones provocó las iras de republicanos, agricultores, la industria y los estudiantes.
También hizo aprobar una ley de seguridad alimentaria por el Congreso en 2012 que limitó la grasa, calorías, azúcar y sodio de la comida que se sirve en los comedores escolares y en las escuelas en general, inició la exclusión de grasas trans de los alimentos, hizo incluir las cantidades de calorías en los menús de restaurantes y sugirió nuevos límites al sodio en los alimentos envasados.
Fue difícil cambiar los hábitos
Por su parte, la primera dama se dedicó a combatir la obesidad infantil con su campaña ' Let's Move' (pongámonos en movimiento) y en 2009 creó un huerto en la Casa Blanca para promover la alimentación sana en las escuelas del país, recientemente restaurado, expandido y dotado de un fondo de dos millones y medio de dólares para mantenerlo, si es que la familia Trump así lo desea.
La respuesta inicial a todos estos cambios no fue esperanzadora.
Un estudio llevado a cabo en escuelas primarias entre 2012 y 2013 halló que los estudiantes estaban seleccionando más frutas y vegetales para almorzar desde que el Programa Nacional de Comedores Escolares hiciera obligatorio servirlos en los comedores, pero no se los estaban comiendo y los estaban tirando a la basura con mayor frecuencia y en mayores cantidades.
También hubo quejas de estudiantes que reclamaban que las porciones de los almuerzos eran muy pequeñas y se estaban quedando con hambre.
Sin embargo, otro estudio llevado a cabo en escuelas intermedias y secundarias entre 2011 y 2014 halló que los hábitos alimenticios de los jóvenes estaban cambiando y que hubo una “ significativa mejoría en la calidad nutricional de la comida seleccionada por los estudiantes” y con menos calorías.
Sin embargo, Sam Kass, asesor de la Casa Blanca en materia de nutrición y chef personal de los Obama, opinó que vienen tiempos complicados para las personas que han defendido las comidas sanas en los comedores escolares.
"Los partidarios de la comida sana ya sienten nostalgia por la era de Obama y estarán a la defensiva durante los próximos cuatro años", dijo Kass.
Trump no se ha pronunciado sobre los almuerzos escolares, pero algunos republicanos, directores de alimentación escolar y algunos en la industria alimentaria han expresado reservas sobre las normas del gobierno que impusieron límites más estrictos a las grasas, los azúcares y el sodio, entre otras pautas.
Muchas escuelas y estudiantes se han habituado a las comidas sanas, pero algunos se quejan de que las pautas son costosas y difíciles de cumplir.
"Me sorprenderá mucho si no vemos algunos cambios importantes en el almuerzo escolar" y otros asuntos alimentarios, dijo el representante Robert Aderholt de Alabama, republicano presidente del subcomité de la Cámara que supervisa el presupuesto del departamento de Agricultura (USDA).
Aderholt, miembro del comité asesor de Trump en materia agrícola, dice que el enfoque del gobierno de Obama era "activista" y que la gente que votó por Trump prefiere un enfoque basado en el sentido común.
'Policía alimentaria'
En Cámara y Senado actualmente hay varios proyectos de ley que buscan revisar algunos de los parámetros impulsados por la Casa Blanca y probablemente serán considerados de nuevo el año próximo.
También es posible que la USDA haga algunos cambios por su lado.
Uno de los nombres que ha sonado para secretario de Agricultura de Trump es Sid Miller, comisionado de Agricultura de Texas que revocó una prohibición estatal contra las freidoras y máquinas de sodas en las escuelas.
Miller fue noticia durante la campaña electoral por haber insultado a Michelle Obama en su cuenta de Twitter, aunque luego le echó la culpa a un empleado y borró el mensaje.
En septiembre pasado la campaña de Trump propuso reducir las regulaciones gubernamentales sobre seguridad alimentaria alegando que las mismas representaban una carga demasiado pesada sobre los agricultores y criticando por “excesivas” las inspecciones a las plantas procesadoras por parte de la “policía alimentaria de la FDA” (istración de Drogas y Alimentos)
Sin embargo el documento con esa propuesta desapareció posteriormente de la página web del entonces candidato.
El Congreso aprobó regulaciones sobre seguridad alimentaria más estrictas en 2010 a raíz de un brote de salmonela que mató a nueve personas en el país y que fue rastreado hasta una empresa de maní en el estado de Georgia.
Michael Taylor, exsubcomisionado de la FDA que supervisaba la seguridad alimentaria dijo que eliminarlas no sería una medida popular entre los consumidores.
“Los consumidores están cada vez más enfocados en la seguridad, la salud y el bienestar”, dijo Taylor.
El mismo Trump ha reconocido que le tiene fobia a los gérmenes y que prefiere comer en restaurantes de comida rápida porque cree que tienen estándares de seguridad alimentaria más estrictos que el resto.