Por estas razones Trump y su gabinete es considerado una amenaza para los parques nacionales y tierras federales de EEUU

Durante la campaña y al anunciar su gabinete, el presidente dejó claro su enorme interés en promover la explotación de hidrocarburos y el carbón a toda costa, lo que para algunos presagia un cambio importante en cómo serán manejadas las tierras públicas de Estados Unidos y en lo que eso significará para el medio ambiente local y mundial.
Las tierras públicas estadounidenses comprenden el 27% de la superficie terrestre de Estados Unidos, un área equivalente a sumar los estados de California, Texas y Alaska. En total se trata de unos 600 millones de acres de bosques nacionales, monumentos, parques, áreas de conservación y otras tierras públicas federales que son hogar de miles de especies y cientos de ecosistemas únicos.
No obstante, Trump ya anunció que pretende cancelar las restricciones dentro de las tierras federales para permitir la producción de energía incluyendo petróleo, gas natural y carbón. Esta última medida ha prometido que la ejecutaría durante sus primeros días en el cargo.
Además, otra medida republicana propuesta desde el 2016 ante el Congreso, ha sugerido que es necesario que EEUU reduzca la cantidad de terreno que istra el gobierno federal pues “los estados saben manejar la tierra dentro de sus fronteras mejor que el gobierno federal”, calificando su gestión de ‘ineficiente. En este caso, los detractores de esta idea aseguran que se crea un portillo de para la transferencia de tierras públicas a manos de terceros cuyas prioridad no es necesariamente su conservación. Trump apoya la medida.
Con mayoría republicana en el Congreso, es posible que el presidente Trump encuentre el apoyo necesario para implementar nuevas normas. Sin embargo, para la promulgación de esos cambios no la tiene fácil porque: por un lado, hay normas legales que defienden las áreas protegidas y por otro lado, el mercado de la energía más bien está favoreciendo la producción de gas natural y energías limpias y desfavoreciendo el carbón y el petróleo, explica en un reporte Ray Rasker, director ejecutivo de la organización Headwaters Economics.
"El desarrollo energético está impulsado por el precio y la tecnología (por ejemplo, el fracking). Las razones por las que los precios del carbón han caído se debe a la reducción de la demanda internacional y al aumento del gas natural más barato en la producción de electricidad", dijo Rasker a Climate Central.
Por su parte, Mark Squillace, profesor de derecho de recursos naturales de la Universidad de Colorado-Boulder, asegura a esta publicación que si Trump trata de generar desarrollo en tierras donde el arrendamiento ya ha sido rechazado, tendrá que modificar los planes vigentes de protección, lo cual es proceso público que toma tiempo y un buen esfuerzo.
Los bosques estadounidenses en tierras públicas públicas protegen la diversidad biológica y múltiples ecosistemas que actúan como una defensa importante contra los efectos del cambio climático. Además, atrapan y almacenan dióxido de carbono de la atmósfera y actúan como una especie de laboratorio vivo para que los científicos estudien los impactos del cambio climático.
Científicos y defensores de estas tierras aseguran que son vitales los grandes paisajes silvestres interconectados para proteger el aire, el agua, pero sobre todo para permitir que la vida salvaje pueda transitar entre ellos con libertad. Según explican en su nuevo estudio sobre estas áreas publicado en la revista BioSciences de la Universidad de Oxford, si se fragmentan más lo territorios (para la exploración energética u otras actividades) hay ecosistemas y especies que podrían no ser capaces de adaptarse.
Tratando de anticiparse a estas medidas, el gobierno de Obama ha tomado al menos dos acciones puntuales en las últimas semanas: prohibiendo la explotación de hidrocarburos en aguas del Ártico y el Atlántico y creando dos nuevos monumentos nacionales llamados Bears Ears (Utah) y Gold Butte (Nevada) para proteger de la exploración petrolera tierras sagradas de Utah y Nevada. Sin embargo, Trump ya adelantó que estos decretos serán revocados.