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No es solo Flint: unos 18 millones de estadounidenses beben agua de tuberías de plomo

Nuevo informe del Consejo para la Defensa de Recursos Naturales advierte de múltiples irregularidades en todo el país durante 2015
29 Jun 2016 – 08:07 PM EDT
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"Los estadounidenses dan por cierto que el agua que sale de sus grifos es limpia y segura, pero a menudo esa suposición es incorrecta”, denunció el año anterior el Consejo para la Defensa de Recursos Naturales.
Crédito: NRDC

"Los estadounidenses dan por cierto que el agua que sale de sus grifos es limpia y segura, pero a menudo esa suposición es incorrecta”, advierte esta semana Erik Olson, director del programa de salud del Consejo para la Defensa de Recursos Naturales (NRDC por sus siglas en inglés).

Olson habla con base en un nuevo reporte -hecho por ellos- donde se denuncia que entre 15 y 22 millones de estadounidenses consumen diariamente agua servida a través de tuberías de plomo que han presentado irregularidades y cuyos proveedores solo han sido penalizados en 1 uno de cada 10 casos.

“Lo que ocurrió en Flint, Michigan, no es un caso aislado”, alerta Olson.

Su análisis confirmó que 5,363 sistemas comunitarios de agua en EEUU incurrieron en algún tipo de violaciones sobre las concentraciones de plomo y cobre permitidas en el líquido para el consumo humano. Estas violaciones ocurrieron prácticamente en todos los estados de Estados Unidos durante el 2015.
Además, en 1,100 de estos casos, los proveedores suministraron agua con niveles altamente peligrosos de este tóxico a 3,9 millones de s, asegura NRDC.

El plomo es una sustancia tóxica que se va acumulando en el organismo afectando a diversos sistemas, con efectos especialmente dañinos en los niños de corta edad.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en adultos su consumo frecuente provoca salpullido en el cuerpo y pérdida de cabello, entre otros males. En los niños la exposición al plomo causa cada año 600,000 nuevos casos de discapacidad intelectual.

Las principales fallas registradas en los proveedores estadounidenses son tres. Primero, no se hace monitoreo sistemático de los niveles de plomo del agua de consumo humano. Segundo, se carece de sistemas de tratamiento para reducir los niveles de plomo que resultan cuando la tubería vieja se corroe y el material se desprende y contamina el líquido.

En tercer lugar, se incumple con la divulgación de los resultados de las pruebas de calidad de agua a los ciudadanos o a los cuerpos gubernamentales involucrados con su consumo para que puedan tomar decisiones oportunas. Entre estas fallas destaca que mucha de la información no se difunde en español, por lo que las comunidades de hispanos afectadas no siempre entienden la complejidad de la situación ni del riesgo al que son vulnerables.

Por ejemplo, NRDC detectó que en la base de datos de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) la comunidad de Flint –donde se ha certificado la afectación en la salud de unas 30.000 de personas- no aparece siquiera registrada por la presencia de altos niveles de plomo de su agua potable. “Esto indica que millones de estadounidenses por todo el país podrían estar en riesgo de beber agua contaminada y no tenemos esa información", lamenta el director.

Para Olson, la peor parte es que solo en el 3% de los casos, los estados y la EPA solicitaron sanciones contra los infractores. “Eso es imperdonable. El mensaje enviado a los proveedores que a sabiendas violan la ley de agua es muy claro: no hay nadie vigilándolos", dijo.

Metodología en la mira y acción ciudadana

El nuevo reporte “Que hay en el agua: Más allá de Flint” ofrece mapas digitales con información de las zonas de riesgo. Los investigadores reconocen que no se puede afirmar que en todos los casos las personas estén consumiendo agua con altas concentraciones plomo pues lo que se hizo es un análisis de muestras y no un censo. Es decir, sólo un porcentaje de las viviendas fueron evaluadas y los niveles de plomo pueden variar de casa en casa, declaran.

Sobre ello, la científica Kristi Pullen Fedinick alerta que los resultados pueden resultar favorecedores o negativos según el lugar y el momento que se elige para tomar las muestras, así como los instrumentos empleados.

“Se puede tomar pruebas en los lugares menos propensos a tener problemas de plomo en lugar de las casas que tienen un riesgo más alto. Además, se pueden utilizar métodos que reducen la posibilidad de encontrar niveles de plomo altos”, detalló la doctora.

El informe de NRDC sugiere que la metodología oficial usada para determinar la presencia de plomo en el agua de Estados Unidos podría resultar “una forma de ocultar información que afecta a millones de personas”.

Como explica la doctora Kristi Pullen Fedinick, el uso de kits caseros puede no aportar resultados confiables si no son tomados e interpretados por un experto. Entonces, ante la duda sobre la calidad del agua que cada ciudadano esté consumiendo, los expertos sugieren tomar acción y revisar los reportes llamados Reporte de Agua Potable (Drinking Water Report) y Reporte de Confianza del Consumidor (Consumer Confidence Report) que se encuentran en el sitio web de la EPA. Se puede acceder a cada localidad ingresando el código postal.

También se aconseja ar al proveedor de agua y solicitarle una visita a su hogar para hacer una prueba de plomo. Si se detecta plomo, es posible exigir que reemplacen todas las líneas de servicio de plomo.

"Es mejor acudir a los profesionales autorizados. Hay que tener cuidado porque así vienen todos los vendedores de filtros, vienen con los test a las casas, y le ponen al agua y se vuelve de diferentes colores. Entonces le dicen a la gente que necesitan el filtro", indica Adriana Lamar, portavoz de Miami Dade Water & Sewers.


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