Educación inicial de alta calidad produce enormes dividendos monetarios y sociales, dice Nobel de Economía

Cada dólar invertido en programas de educación temprana de alta calidad entre el nacimiento y los cinco años de edad produce seis dólares en dividendos y ahorros a los contribuyentes por mayores índices de empleo, mejores salarios, menores gastos de salud y más bajos índices de delincuencia, según un nuevo estudio de economistas encabezados por el premio Nobel de Economía James Heckman.
El estudio, además de confirmar los beneficios económicos que aportan a la sociedad, a los niños y a sus madres o padres los programas de educación temprana como guarderías o preescolares, halló que los mismos son aun mayores que lo que se había calculado.
“Obtienes un dividendo de un 13% anual. Es mucho mayor que los dividendos anuales en acciones en el mercado de valores de EEUU entre la Segunda Guerra Mundial hasta el colapso de 2008”, explicó Heckman en una entrevista con la radio pública NPR.
El análisis de los economistas de la Universidad de Chicago y la Universidad del Sur de California se basó en dos experimentos que se llevaron a cabo en Carolina del Norte a partir de la década de 1970 con niños de bajos recursos asignados al azar a programas de educación inicial y preescolar de alta calidad y de baja calidad.
La educación inicial se refiere al período que abarca entre el nacimiento y los tres años de edad, mientras que la preescolar continúa hasta los cinco años de edad, cuando los niños entran al kinder.
Los programas de alta calidad en los experimentos de Carolina del Norte consistían en nueve horas diarias de guardería cinco días a la semana, entre las ocho semanas de edad hasta los cinco años y a los niños se les proveía, además de educación, alimentación y cuidado médico.
Otros niños fueron derivados a guarderías menos intensivas o se quedaron en sus hogares hasta ir al kinder a los cinco años de edad.
Las habilidades cognitivas, socio emocionales, el ambiente familiar y la situación económica familiar en los hogares de los niños fueron evaluadas periódicamente hasta los 35 años de edad, cuando se les hizo también una evaluación médica general y un análisis de expedientes delictivos.
Con toda esta información en mano los economistas hallaron que los niños y niñas que participaron en los programas de educación inicial y preescolar de alta calidad “ tuvieron mejores resultados de vida que aquellos que no fueron cuidados en una guardería o que recibieron cuidado de menor calidad”, explicó Heckman en su análisis del estudio.
Esos resultados se refieren a que al cabo de los 35 años de edad los beneficiados con guarderías de alta calidad mostraron mejor nivel educativo, conductas sociales, mejores condiciones de salud, más empleo y mejores salarios que los demás, aumentando la base fiscal y ahorrándoles a los contribuyentes dinero en servicios sociales, de salud, justicia criminal, cárceles, entre otros costos.
“De hecho, puedes monetizar el costo del sistema de justicia criminal, el costo de encarcelar gente y demás. También puedes hablar de los beneficios de los gastos reducidos en servicios de salud, mejor calidad de vida….todo eso está incorporado en nuestros índices de rendimiento y proporción costo/beneficio”, dijo Heckman a NPR.
En otro estudio previo, dijo el Nobel, “demostramos que los niños que están en este programa tenían menos probabilidades de estar obesos, de tener hipertensión, de estar en los ambientes precursores que promueven la diabetes”.
El estudio también demuestra que los programas de educación inicial de alta calidad tuvieron beneficios específicos para un género más que para el otro.
Las niñas se beneficiaron de “efectos positivos en los índices de graduación de secundaria, años de estudio, empleo e ingresos adultos de participantes y sus padres” y los niños mostraron menor “uso de drogas y de presión sanguínea”, así como mayores niveles educativos e ingresos, indica el reporte.
Las madres de los niños o niñas pudieron entrar y mantenerse en la fuerza laboral con más frecuencia, así como obtener mayores ingresos mientras sus hijos o hijas asistían a las guarderías.
El economista recomendó invertir en programas abarcadores de educación inicial como manera de combatir la pobreza en el país.
“La pobreza infantil está creciendo en Estados Unidos. Invertir en una educación abarcadora entre el nacimiento y los cinco años de edad es una manera poderosa y costo efectiva de mitigar sus consecuencias negativas en el desarrollo de los niños y las oportunidades de los adultos”, observó Heckman.
El Nobel recordó que elementos de los programas estudiados en Carolina del Norte existen en varios programas estatales de educación inicial y preescolar, como las visitas a domicilio, la nutrición o los chequeos de salud preventivos, pero que a menudo están fragmentados.
“Los políticos deberían coordinar estos recursos en un andamiaje de apoyo formativo para niños en desventaja darles a todos los que lo necesiten”, dijo el economista.
Los programas estudiados en Carolina del Norte costaban unos 18,514 dólares anuales ajustados a inflación, explicó Heckman, pero esto no debería ser un disuasivo para no proveerlos.
“Las ganancias son significativas porque los programas de calidad se pagan a sí mismos. El costo de la inacción es una pérdida trágica de potencial humano y económico que no nos podemos dar el lujo de perder”, concluyó el economista.