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Un comandante en jefe errático y peligroso

"El gobierno trumpista parece haber decretado la muerte de Soleimani, el segundo al mando en Irán, sin consultar a sus aliados, incluyendo a los que corren mayor riesgo de represalias, como Israel y Gran Bretaña".
Opinión
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2020-01-07T14:37:23-05:00
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Donald Trump en la Casa Blanca, el 16 de diciembre de 2019. Crédito: Drew Angerer/Getty Images

El presidente Trump y su gobierno están cosechando los frutos de tres años de mentiras, exageraciones y encubrimientos. El partido de oposición y un amplio sector de la opinión pública nacional e internacional no creen sus versiones de la escalada en la confrontación con Irán y, concretamente, la ejecución del general iraní Qasim Soleimani.

Crónicas independientes sugieren que era una perla que labró su reputación y obtuvo poder basándose en mano dura y terrorismo; y que muchas de sus víctimas eran estadounidenses. Pero a esas realidades elocuentes se suma la honda preocupación de que un gobernante mendaz y prepotente, que a veces actúa al margen de la ley, haya sido quien diera la orden de matarlo.

Era en sí alarmante que Estados Unidos hubiera elegido a un presidente inepto e inmoral, sin experiencia política, quien nunca sonríe y tiene un carácter irascible y vengativo. Un hombre que llegó al poder de la mano de un tiranuelo, Vladimir Putin, quien se ha embarcado en la aventura criminal de revivir el imperio soviético por otros medios.

Un presidente cruel que no siente la menor empatía hacia personas que considera débiles y “perdedoras”, como los inmigrantes, refugiados, de minorías étnicas y mujeres. Pero mucho más alarmante es que semejante sujeto guíe al país a una guerra como la que podría estallar, si es que no ha estallado ya, con una dictadura fundamentalista en la que abundan los fanáticos, como es el caso de Irán.

Un líder inepto inevitablemente se rodea de incapaces y aduladores que apañen su ineptitud. Es lo que ha sucedido con Trump desde que llegó a la Casa Blanca. De ahí la forma errática en que su gobierno está manejando la crisis con Irán.

Todo indica que, al ordenar la ejecución de Soleimani, Trump optó por la alternativa más radical de varias que le presentaron los jefes militares para responder a provocaciones de Teherán. Y que sus principales asesores civiles o bien lo impulsaron a hacerlo o bien se tragaron las objeciones.

Los mismos ineptos u otros le entregaron una carta al ministerio de defensa de Irak ayer lunes anunciándole la retirada de las tropas estadounidenses que enfrentan la ira de la mayoría chiita en ese país, aliada tradicional de Irán. El parlamento iraquí había votado a favor de expulsar a los soldados estadounidenses.

Pero ahora el secretario de defensa, Mark Esper, dice que la carta que envió el Pentágono “contradice donde estamos hoy”. Y su portavoz la califica de “un borrador, un error que nadie firmó”. Miles de estadounidenses han dado la vida por alumbrar la primera democracia árabe en Irak. La retirada intempestiva de las tropas sería una victoria automática para Irán y el Kremlin y probablemente aumentaría el caos y la violencia en Irak, convirtiéndolo en uno de los peores nidos de terroristas.

Para colmo, el gobierno trumpista parece haber decretado la muerte de Soleimani, el segundo al mando en Irán, sin consultar a sus aliados, incluyendo a los que corren mayor riesgo de represalias, como Israel y Gran Bretaña. Los israelíes son el blanco favorito de los extremistas que les rodean en el Medio Oriente. Y los británicos también están expuestos porque se les percibe como estrechos aliados de Estados Unidos en la región.

Los gobiernos de ambos países han aclarado que no participaron en la decisión de matar al militar y político. Otros aliados europeos han criticado el magnicidio por considerarlo una respuesta imprudente y excesiva. Esto provocó la queja del secretario de Estado, Mike Pompeo, de que la reacción europea “no ha ayudado mucho”.

Nadie debería extrañarse. A instancias de Putin, Trump ha tratado a los aliados europeos y a Canadá como adversarios y socavado la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, la valiosa alianza militar que ha avalado el desarrollo de las democracias occidentales.

La personalidad iracunda, neurótica y retorcida de Trump le hace vivir en perennes conflictos. Ya sabemos de lo que son capaces personajes así cuando ostentan poder. El presidente amenaza con perpetrar crímenes de guerra contra Irán. En Twitter y en declaraciones a periodistas, ha dicho que Estados Unidos tiene en la mira a 52 blancos iraníes, incluyendo “sitios importantes para la cultura iraní”.

Atacar sitios culturales es una flagrante violación de la Convención de Ginebra y el derecho internacional. Pero Trump carece de compás moral. Y ya ha demostrado que simpatiza con criminales de guerra estadounidenses, a quienes ha perdonado.

Adversarios políticos acusan a Trump de haber agravado la crisis con Irán como distracción del juicio político que encara este año electoral. Tengan o no razón, lo cierto es que un presidente sin experiencia política ni militar, ignorante de la historia, mentiroso y proclive a la crueldad es el menos indicado para guiar a Estados Unidos a cualquier guerra. Ojalá que aún estemos a tiempo de evitar una escalada en el conflicto con Irán.

Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es). Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.

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