¿Por qué esta republicana está apoyando a Hillary Clinton?

He sido una republicana desde que me convertí en ciudadana de los Estados Unidos en 1984 y estuve orgullosa de votar por la reelección de Ronald Reagan. Con el tiempo, se me dio el increíble honor de ser la Tesorera de los Estados Unidos, la primera persona nacida en México que obtuvo este título.
He sido una fiel simpatizante y defensora de cada candidato presidencial republicano. He sido delegada a las cinco convenciones republicanas pasadas. Sin embargo, en julio del 2015, cuando un cierto candidato entró en la arena política mostrando su desprecio por los inmigrantes mexicanos al afirmar que eran traficantes de drogas, violadores y asesinos, yo expresé mi disgusto. Les advertí a todos y a cada uno de ellos de la peligrosa amenaza que estaba creciendo en nuestro partido, nuestra nación y el mundo.
Tenía la esperanza de que mi partido escucharía. Después de todo, el presidente del partido republicano se había comprometido conmigo, tras la catastrófica derrota de Mitt Romney, a que los hispanos iban a ser un importante bloque de electores para el partido y que se harían grandes esfuerzos para aumentar el número de latinos en nuestro partido.
Tal vez yo fui ingenua, o tal vez era solo un gran deseo que quería creer. Pero el partido nos dejó a mí y a mi comunidad solos de nuevo. El partido tuvo mucho tiempo para defender a mi comunidad, pero escogieron no hacerlo. He llegado a la devastadora y dolorosa conclusión de que mi partido, en este momento, no quiere mi voto ni el de mi comunidad. Evidentemente no es importante, o no es tan importante, como cualquier otro bloque de electores.
Por lo tanto, para mí, el tener que contemplar lo impensable –votar por un demócrata– ha sido un extenso proceso de examen de conciencia. Los auténticos líderes se ponen a prueba una y otra vez así que decidí luchar por mi comunidad contra la amenaza de una presidencia tiránica que no valora las innumerables contribuciones de los inmigrantes a través de la hermosa y abundante historia de nuestro país.
He criticado y he estado en desacuerdo con las posiciones de Hillary Clinton, pero he llegado a la conclusión de que sería mucho mejor presidenta que lo que el candidato republicano podría llegar a ser. Ella entiende que las palabras pronunciadas desde la Casa Blanca tienen consecuencias; que el sarcasmo no es una estrategia cuando se trata de situaciones internacionales delicadas; que nuestros amigos y enemigos escuchan cada palabra pronunciada por nuestro presidente y reaccionan de acuerdo con ellas.
Hay demasiado en juego, en el país como en el extranjero, para tener a un desconsiderado individuo en el timón de la economía más importante del mundo.
Mi partido y su representante no me dejan otra opción: el 8 de noviembre voy a votar por Hillary Clinton.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.