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Pedro Otoni: Petrobras y el presal, la carta brasileña

El autor analiza raíces profundas del escándalo de corrupción en Brasil y lo conecta con la geopolítica global y la soberanía energética
11 Mar 2016 – 02:56 PM EST
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Por Pedro Otoni, politólogo y secretario político nacional de las Brigadas Populares de Brasil

Petrobras es la empresa brasileña más grande, responsable por la investigación, explotación, transformación y distribución del principal recurso energético de la actualidad el petróleo. Pero su importancia va más allá de los hidrocarburos: la compañía estatal también gestiona la mayoría de las patentes brasileñas registradas, y tiene un rol significativo en la construcción naval y en el desarrollo y fabricación de maquinaría pesada. Petrobras no es una empresa común, es un instrumento estratégico para la economía y el desarrollo del Brasil.

Las aguas marinas ultraprofundas del litoral sudeste brasileño guardan reservas de hidrocarburos en rocas calcáreas situadas bajo un estrato de sal de gran espesor, llamado “capa presal”. En el polígono de explotación del presal han descubierto reservas de petróleo y gás de aproximadamente 40,000 millones de barriles y se estima que hay 176,000 millones no descubiertos, según cifras del Instituto Nacional de Aceite y Gás de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro.

Esta reserva equivale a cinco años del consumo mundial del recurso, con una ventaja extra: su costo de extracción es de 8 dólares, muy por debajo del costo medio de la producción mundial. No hay dudas de que el presal es un recurso abundante y estratégico; y, por ello, codiciado.

Los escándalos actuales que involucran a políticos y empresas brasileñas en casos de corrupción en Petrobras, al mismo tiempo que ingresa en el orden de votaciones del Congreso Nacional un proyecto de ley que retira el monopolio de la estatal petrolera sobre las reservas del presal, no parecen ser apenas coincidencias. Hay algo moviéndose más allá de las atenciones de la prensa.

La reserva de petróleo del presal podrá financiar el desarrollo económico y social brasileño, posibilitando la superación de problemas sociales estructurales. En este sentido, fue creado en 2010 el Fondo Social del Presal con el objetivo de usar recursos de las reservas de hidrocarburos para garantizar con prioridad el financiamiento de la educación y la salud en Brasil.

En la disputa de poder internacional, la dimensión energética se destaca. Al fin y al cabo, el a fuentes de energía como el petróleo es determinante para el proceso de industrialización y desarrollo de cualquier nación. El condominio imperialista (Euro-Estadounidense), liderado por Estados Unidos y materializado en la OTAN, sabe del rol estratégico de las reservas energéticas –como el presal brasileño– en la correlación mundial de fuerzas.

Hay una variable importante en este juego geopolítico: los BRICS o la articulación entre Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, potencialemente se han configurado como condicionante mundial de la OTAN; una importante preocupación para Washington: se trata de países que no forman parte de la OTAN; poseen factores estratégicos importantes, como reservas de petróleo (Brasil, Rúsia); armas atómicas (Rusia, China e India); población y fuerza de trabajo abundantes (China, India, Brasil y Rusia); son industrializados y tienen gran potencial para el consumo interno.

Así que los BRICS son una alianza potencialmente fuerte y pueden condicionar seriamente el poder político mundial concentrado en las naciones del Atlántico Norte.

El gobierno brasileño, frente a la actual crisis política, no prioriza las relaciones con sus socios internacionales, sean los BRICS o la Unasur (Unión de las Naciones Sudamericanas), lo cual lo expone a las presiones de los países centrales, en especial los Estados Unidos.

La postura brasileña no solo pone en riesgo el patrimonio y los intereses nacionales; también contribuye al debilitamiento de los gobiernos progresistas de Latinoamérica. Basta ver la omisión o el desprecio por la situación sensible en Venezuela, Bolivia y Argentina.

En resumen, el control estatal y nacional del presal va en contra de los intereses geopolíticos del Atlántico Norte. El monopolio que Petrobras mantiene sobre las reservas del presal es una herramienta importante de desarrollo nacional y de ejercicio de poder real en la geopolítica.

Aliado a la enorme ventaja en términos energéticos, una posible relación estrecha de cooperación internacional con los otros BRICS –en especial Rusia, antagonista declarada–, y China, principal competidor económico de Estados Unidos–, ofrece buenas condiciones para que Brasil y Latinoamérica tengan posibilidades de asumir una postura independiente en las relaciones internacionales.

Estos intereses internacionales en el presal se materializan en el proyecto de ley que se tramita en el Congreso Nacional y propone eliminar el monopolio de Petrobras para explotar las reservas de ese tipo de hidrocarburos. Más aún, las denuncias de corrupción que involucran recursos de Petrobras, empresas y políticos, no tienen como objetivo defender la moral y la legalidad, sino principalmente crear un contexto favorable a la privatización de la estatal petrolera y poner fin a la soberanía energética brasileña.

Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.

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