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La máquina del odio creada por políticos busca controlar narrativas en ocho países

Tecnopopulistas es una definición del escritor italiano Giuliano da Empoli que define a los políticos que aprendieron a manipular las redes sociales, a usar sus algoritmos para incendiar a sus apoyadores con el objetivo de controlar narrativas, atacar la prensa, elevar la polarización y destrozar reputaciones.
Opinión
Directora adjunta de la International Fact-Checking Network y fundadora de la Agência Lupa.
2020-09-03T10:19:21-04:00
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El uso de redes sociales para ejercer poder define a ciertos mandatarios que encajan en el termino "tecnopopulistas". Crédito: Alex Wong/Getty Images

Tómate un momento y contesta esta pregunta: ¿Qué tienen en común Donald Trump (EEUU), Jair Bolsonaro (Brasil), Nicolás Maduro (Venezuela), Recep Erdoğan (Turquía), Daniel Ortega (Nicaragua), Viktor Órban (Hungría), Rodrigo Duterte (Filipinas) y Narendra Modi (India)?

Ayudo un poco. Obviamente no es la posición política. Unos se dicen de derecha. Otros de izquierda. Estos políticos tampoco representan una élite económica o geopolítica. Sus países no están en un mismo continente, ni siquiera en un mismo hemisferio. No hablan la misma lengua y no siguen la misma religión.

¿Qué tienen en común entonces?

Son todos "tecnopopulistas". Todos se encajan en esta definición que el escritor italiano Giuliano da Empoli creó y que muy bien define a los políticos que aprendieron a manipular las redes sociales, a usar sus algoritmos para incendiar a sus apoyadores con el objetivo de controlar narrativas, atacar la prensa, elevar la polarización y destrozar reputaciones.

Esto queda claro en "A máquina do ódio" (La máquina del odio), libro que la periodista brasileña Patricia Campos Mello - reportera de Folha de S.Paulo y ganadora del premio María Moors Cabot de 2020 - acaba de publicar en Brasil y que todavía no se ha traducido ni al español ni al inglés.

A lo largo de las más de 196 páginas de su obra, que ya está entre los libros de no ficción más vendidos en su país, Patricia presenta al lector el concepto del tecnopopulista y deja absolutamente claro cómo se asemejan los escenarios desinformativos en los Estados Unidos, en Venezuela, Brasil, Turquía, Nicaragua, Hungría, Filipinas e India. Países que en un principio no tienen nada que ver.

En la primera página de "A máquina do ódio", Patricia relata el día en que su hijo de siete años encontró en Youtube un video en que la llamaban "sinverguenza".

En más de 25 años como reportera, Patricia se especializó en escribir sobre refugiados y guerras. Estuvo varias veces en Siria, Irak, Afganistán, Turquía, Libia, Líbano y Kenya. En 2014, cuando Sierra Leona sufrió con una terrible epidemia de ébola, Patricia reporteó desde allí, con una mirada a la vez humana y factual.

Pero desde 2018, cuando se puso a escribir sobre el uso de las redes sociales por parte de los desinformadores políticos de Brasil, pasó a temer por su vida, y por la de su hijo también. Es de Patricia el principal reportaje sobre el supuesto uso ilegal del WhatsApp por la campaña electoral del hoy presidente Bolsonaro. El caso está bajo investigación en la Suprema Corte Electoral de Brasil (TSE). Mientras tanto, Patricia es acosada diariamente por la militancia bolsonarista. Ve su rostro en fotos de mujeres desnudas y recibe mensajes en los que la llaman "puta". La decisión de escribir el libro viene de allí.

"Para que la estrategia de desinformación de estos populistas digitales salga bien, es necesario que desacrediten y deslegitimen la prensa profesional; y, en muchas de las veces, la principal manera de hacer esto es difamando a las periodistas mujeres", me dijo Patricia.

En "A Máquina do Ódio", Patricia llama la atención sobre la forma como los tecnopopulistas avanzan en contra de los periodistas, sobretodo de las mujeres. Recuerda el caso de María Ressa, de Rappler, en las Filipinas, y subraya que el odio digital lleva a la autocensura, aportando un dato que yo desconocía.

"Un estudio de la International Women's Media Foundation y de la TrollBusters muestra que 63% de las periodistas ya han sido amenazadas o acosadas online, 58% ya han sido amenazadas personalmente y que, increíble, 26% ya han sido atacadas físicamente. Entre ellas, 40% dicen que han pasado a evitar ciertos temas debido al acoso y a la violencia".

Como mujer y fact-checker, pregunto a Patricia: ¿Cómo enfrentaremos a los tecnopopulistas?

"Necesitamos que las plataformas y la sociedad nos ayuden a viralizar informaciones correctas, datos que sean capaces de hacer frente no solo a la desinformación sino también al acoso sistemático que los periodistas sufren de los populistas digitales y de sus milicias virtuales".

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