Cohen pinta a Trump como un capo de la mafia

El exabogado del Presidente Trump, Michael Cohen, regresa a testificar en el Congreso esta semana luego que hace unos días describiera lo que con propiedad podríamos calificar de la conducta mafiosa del mandatario. Dijo, en esencia, que él solía ejecutar los deseos de su jefe, que entendía el “código” mediante el cual Trump operaba y que le era ciegamente leal en la ejecución de sus deseos. Y puntualizó que, por haber dejado de actuar de esa manera, Trump le considera una “rata”, palabra despectiva con que los mafiosos designan a excolegas del crimen organizado que se convierten en informantes de las autoridades. Trump, en efecto, calificó a Cohen de “rata” en un tuit que publicó en diciembre, luego que trascendieran detalles de la extensa cooperación de su antiguo consigliericon las investigaciones criminales que se le hacen a él y a sus negocios.
Dos de las tres comparecencias de Cohen fueron a puertas cerradas ante las comisiones de inteligencia del Senado y de la Cámara de Representantes. Pero la que hizo en público, ante la Comisión Supervisora del Gobierno en la Cámara baja, (Government Oversight Committee) nos dio una visión certera de la vasta gama de actividades inmorales e ilegales que el testigo le atribuye al hombre para quien hizo trabajos sucios durante una década, incluyendo la campaña electoral de 2016.
Cohen reveló que Trump solía devaluar sus bienes para pagar menos impuestos. Mencionó como ejemplo el Club de Golf del mandatario en Briarcliff, Nueva York, cuyo valor subestima en los informes a las autoridades para contribuir menos y para reclamar deducciones impositivas que en realidad no se merece. Y señaló que, por contraste, Trump de manera regular infla el valor de sus bienes ante las compañías de seguro para cobrarles más en caso de que sus propiedades sufran daños.
Declaró, asimismo, que personalmente negoció de forma activa la construcción de una Torre Trump en Moscú durante toda la campaña presidencial a pesar de las múltiples negativas de Trump ante la prensa. “Me miraba a los ojos y me decía, no hay negocios con Rusia”, subrayó. Luego “le mentía al pueblo estadounidense”. Confirmó que Trump sabía de antemano que su hijo, Donald Trump, Jr., iba a reunirse en el Trump Tower de Nueva York con rusos que le prometieron información “sucia” sobre Hillary Clinton en junio de 2016, cinco meses antes de las elecciones; y que siempre estuvo al tanto de los planes de WikiLeaks de publicar miles de correos que los rusos le piratearon a la campaña de Clinton para dañar sus aspiraciones.
Ante el bombardeo de preguntas de legisladores demócratas, Cohen confesó haber amenazado “500 veces” a instituciones, negocios y personas a nombre de Trump. Y presentó evidencias para no dejar dudas.
Una particularmente comprometedora es la carta que en mayo de 2015, en plena campaña presidencial, envió a una secundaria y dos universidades a las que asistió Trump, amenazándolas con represalias si divulgaban las calificaciones del joven Trump. La carta incluso amenaza a los responsables de esos centros de enseñanza con enviarles a prisión. A pesar de su ignorancia política, su renuencia a leer y su conducta errática y pendenciera, Trump cultiva una imagen de hombre brillante ante los fieles a su culto personal. Y teme que sus notas escolares, de divulgarse, den una imagen muy distinta.
Si todo lo anterior formó parte del testimonio público de Cohen, podemos hacernos una idea de cuánto más pudo haber revelado en secreto a los legisladores que investigan la trama rusa y los negocios de Trump y su familia. Los republicanos que a capa y espada defienden y encubren al presidente han respondido con una campaña premeditada para desacreditar a Cohen, quien en definitiva irá a prisión en mayo por mentirle al Congreso y hacer pagos indebidos, con fondos extraídos de la campaña de Trump, a dos mujeres que aseguran haber sostenido amoríos con el mandatario. Pero lo cierto es que Cohen fue un hombre de confianza del presidente y de su organización empresarial durante una década. Y ha complementado sus demoledoras denuncias con miles de documentos y un centenar de grabaciones. Esas pruebas se encuentran desde hace meses en poder del asesor especial, Robert Mueller, y de la fiscalía de Nueva York.
De ahí que resulte razonable esperar que, más tarde o más temprano, las confesiones de Cohen, y las evidencias que las acompañan, den lugar a investigaciones formales de las que bien podrían salir encausamientos contra la Organización Trump, sus principales responsables y posiblemente el propio mandatario, especialmente después que éste abandone la Casa Blanca, cuando ya no goce de ningún tipo de inmunidad presidencial. Sin embargo, el testimonio de Cohen ya pone en perspectiva la baja estofa del hombre al que eligieron más de 60 millones de estadounidenses. Trump es “un racista, un estafador y un tramposo”, declaró Cohen al iniciar su testimonio ante los congresistas y millones de telespectadores. Aun más ominosa fue su advertencia de que, si Trump pierde las elecciones de 2020, “nunca habrá una pacifica transición de poder”. Ese peligro será real mientras el Partido Republicano continúe justificando y encubriendo los desmanes del mandatario.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es). Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.