Ayotzinapa: dos documentales, dos "verdades" polarizadas

Por Janet Cacelín @JanCacelin
Ambos abordan los mismos hechos que sacudieron a la población mexicana el año pasado, pero las versiones son radicalmente diferentes. Se trata de dos filmes mexicanos: Mirar Morir y La Noche de Iguala, que, pese a que uno recién se estrenó el pasado martes y el otro no lleva ni una semana en cartelera, han comenzado a polarizar la opinión pública entre quienes apoyan la versión del gobierno de México sobre el caso Ayotzinapa y aquellos que la cuestionan.
Uno retrata los ataques que sufrieron los 43 estudiantes en Iguala la noche de su desaparición a través de testimonios. En el otro, la mitad de las escenas son recreadas y dramatizadas en una línea que se apega a la “verdad histórica” difundida por la Procuraduría General de la República.
Aunque las investigaciones del caso no han sido concluidas, el gobierno mexicano afirma que los 43 estudiantes fueron detenidos por policías que se mantenían en complicidad con del crimen organizado y fueron entregados a del cártel Guerreros Unidos, quienes presuntamente los asesinaron e incineraron sus cuerpos en un basurero del municipio de Cocula.
La versión ha sido cuestionada por diversas organizaciones internacionales. La más reciente sucedió a principios de septiembre, por el grupo de expertos independientes designados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), quienes tras seis meses de investigaciones concluyeron que no hay evidencias para asegurar que los jóvenes fueron quemados en ese basurero.
Las mismas contradicciones entre ambas versiones se reflejan en los dos filmes:
Si hubieras sido testigo del ataque y la desaparición contra los estudiantes de Ayotzinapa la noche del 26 de septiembre de 2014, si fueras miembro de las fuerzas de seguridad y tuvieras armas para defenderlos ¿qué habrías hecho? Los integrantes del 27° Batallón de Infantería y policías federales solo miraron.
Durante los 60 minutos que dura el filme se cuestiona que esa noche, durante los ataques, las autoridades tuvieron claro, tanto por el sistema de investigación llamado C4, como por agentes de inteligencia militar que estuvieron presentes, que se trataba de estudiantes y no de criminales o de de cárteles rivales.
“El Ejército siempre lo tuvo claro, sabía que los estaban atacando, sabía que los estaban matando y lo dejó ocurrir. Ellos saben qué es lo que ocurre en todos lados y tienen informantes en todos los sitios y al mismo tiempo hay numerosas acusaciones anteriores a lo del 26 de septiembre en la que el ejército ha sido acusado de complicidad con el crimen organizado y hostigamiento contra la población civil”, relata Témoris Grecko en entrevista para Univision Noticias.
No obstante, asegura que no existen testimonios o evidencias de que del Ejército hayan disparado o que se hayan llevado a los estudiantes, pero los militares, señala han estado haciendo lo posible por obstaculizar las investigaciones, impidiendo que se entreviste a los soldados que fueron testigos de lo que ocurrió y cerrando los cuarteles militares.
El trabajo se realizó con financiamiento de la organización Ojos de Perrro vs. La impunidad y aunque no tienen aún un plan de difusión concreto, han recibido propuestas para que el documental sea exhibido en diversos lugares.
El estreno fue el martes en las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México como parte del Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México (DocsDF).
El que sea criticada por parecer sacada de un guion de novelas mexicanas, con el dramatismo que las caracteriza, es lo de menos para sus detractores, que cuestionan y reclaman la criminalización que se hace de las víctimas en el filme.
El documental de ficción basado en una investigación del periodista Jorge Fernández Menéndez, retrata una dramatización de la fatídica noche, en la que se recrea el momento en el que los estudiantes fueron atacados por policías de Iguala e incluso aparecen actores que personifican a integrantes del cártel Guerreros Unidos.
Entre los diálogos, los supuestos sicarios acusan a los jóvenes de pertenecer a una organización rival, como lo detallaron en su momento autoridades de la Procuraduría General de Justicia, y se recrea una escena con los cadáveres apilados de los jóvenes en un basurero incendiándose.
Como respuesta, organizaciones, padres de los 43 estudiantes desaparecidos y estudiantes de la Normal de Ayotzinapa llamaron a boicotear la exhibición del documental dirigido por Raúl Quintanilla.
“Es parte de una campaña que impulsa el Estado para contrarrestar las voces de diferentes organismos internacionales, como el de los expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), quienes demostraron los errores que cometió la Procuraduría General de la República (PGR) en la investigación”, dijeron representantes de los padres de los 43 en conferencia de prensa.
Tras las críticas Fernández Menéndez explicó en una entrevista radiofónica que no poseían imágenes de momentos clave de la historia, por lo que decidieron recrearlos.
"No es ni una verdad histórica ni una verdad alternativa, es una verdad incómoda porque se escapa de muchos de los que se ha manejado", señaló.
Al respecto, el periodista Témoris Grecko dijo estar en contra de las campañas que han surgido para tratar de prohibir la exhibición de "La noche de Iguala", pero es válido que se cuestione a los autores de ese documental en el sentido de su abuso y criminalización contra personas que no pueden defenderse porque están desaparecidas.