Hermano del presidente hondureño condenado a cadena perpetua en Nueva York por narcotráfico
Juan Antonio tráfico de drogas y cargos relacionados con armas.
"Sobre la base de la libre elección de Juan Antonio de dedicarse a una vida de tráfico de drogas durante 12 años... una sentencia de cadena perpetua es muy merecida", declaró el juez Kevin Castel.
En una sala cercana al tribunal, donde el público seguía el proceso en un monitor de televisión, estallaron los aplausos entre varios hondureños allí reunidos.
Cuando se le permitió hablar antes de que se anunciara su sentencia, Hernández, no expresó ningún remordimiento. En su lugar, se quejó ante el juez de su abogado que, según él, no le había representado adecuadamente. Dijo que sólo habían podido reunirse en persona dos veces, con media docena de llamadas telefónicas también.
"Me siento traicionado... siento que han sido violados mis derechos", dijo Hernández, de 41 años.
Pero el juez amonestó a Hernández diciendo que no había "ni un ápice de evidencia" de que sus derechos hubieran sido violados, "ni siquiera una insinuación".
Cuando llegó su turno, el fiscal Matthew Laroche, dijo al tribunal que estaba sorprendido por la arrogancia y la falta de remordimiento de Hernández. "Es asombroso. Habla de lo que es exactamente esta persona", dijo. " No le importa cómo sus crímenes han afectado a su país", añadió, citando la extrema pobreza y la violencia en Honduras.
Laroche dijo que Hernández utilizó su educación privilegiada y sus conexiones políticas para "conspirar con los individuos más poderosos" de Honduras, incluido su hermano, el presidente Juan Orlando Hernández. "Asfixió a Honduras con la corrupción para lograr crímenes asombrosos", dijó. "El acusado es un personaje singularmente malo, que junto con su hermano, está en el centro de años de tráfico de drogas patrocinado por el Estado", añadió Laroche.
Al anunciar el razonamiento de su decisión de imponer una sentencia de cadena perpetua, el juez Castel dijo que estaba influenciado por el hecho de que Hernández nació en una vida de privilegios, obtuvo un título de abogado y fue miembro del Congreso. "Podía haber utilizado sus considerables talentos para el bien. Pero Juan Antonio eligió ir en una dirección muy diferente", dijó Castel.
El juez calculó que los 185,000 kilos que traficó equivalían a 1,500 millones de dosis de cocaína.
Festejos en la puerta de la corte
La sentencia de este martes pone punto final a un juicio que implicó al presidente Juan Orlando Hernández como co-conspirador de una supuesta trama en la que recibió millones en sobornos de narcotraficantes. El mandatario no ha sido acusado.
"Sin políticos corruptos, el tipo de narcotráfico del que se trata en este caso es difícil, si no imposible", escribieron los fiscales en un documento judicial a principios de este mes, solicitando una sentencia máxima de cadena perpetua.
En respuesta, el abogado de Tony Hernández, Peter E. Brill, afirmó la inocencia de su cliente y pidió clemencia, asegurando que tras el juicio hay una motivación política.
"Este caso es uno más de una larga serie de desventuras en la intervención de la política exterior emprendida por el gobierno de Estados Unidos, esta vez en busca de un cambio de régimen en los niveles más altos de Honduras", expresa Brill en el escrito legal de la defensa, en el que pidió para su cliente una sentencia mínima de 40 años de prisión.
El abogado de Hernández confirmó que presentaría una apelación y que también se iniciaría el proceso para cambiar de representante legal ante el evidente descontento del hondureño.
Tras la sentencia, y mientras los alguaciles se llevaban a un Hernández que nunca se mostró derrotado, varias personas entre el público celebraron con gritos la sentencia.
"¡Justicia para Honduras! A ver si le dices a tu hermano delincuente que deje en paz a nuestro país", dijo a escasos metros del acusado Víctor Manuel Guevara, un hondureño residente en el vecino estado de Nueva Jersey que acudió a ver el juicio.
A las puertas de las cortes neoyorquinas, medio centenar de hondureños festejaban la sentencia de cadena perpetua entre vítores y cánticos.
Para reducir su condena, Hernández también podría optar por cooperar con los fiscales. Esa posibilidad, sin embargo, parece poco probable, porque potencialmente tendría que compartir información incriminatoria sobre su hermano.
"Dicha cooperación debe ser completa; en otras palabras, no puedes elegir contra quién vas a cooperar, tienes que contarle todo a los fiscales", dijo Rebecca Monck Ricigliano, exfiscal y jefa de la Unidad de Narcóticos del Distrito Sur de Nueva York. "Así que eso requeriría información sobre el presidente de Honduras, suponiendo que la tenga".
El caso reveló la profundidad de los nexos entre los narcotraficantes y el Estado hondureño, así como las complicadas relaciones entre EEUU y el presidente Hernández, que una vez fue considerado un aliado incondicional en la guerra contra las drogas, así como en la contención de la marea de migrantes centroamericanos.
Tras conocerse la dura condena a su hermano, el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, manifestó en un comunicado difundido por la casa de gobierno que "esto es algo duro para la familia, duro en lo personal, no se lo deseo a nadie. Me resulta indignante, me resulta increíble que los testimonios falsos de asesinos confesos sean escuchados y valorados".
El mandatario asegura tener en su poder transcripciones de grabaciones hechas por la istración de Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos en 2013, donde narcotraficantes que hoy los acusan, aseguraban que no podían negociar con él.
Agregó que "hay otras instancias en las que tarde o temprano se va a probar quién es quién en Honduras".
"Recibimos con mucho dolor la condena injusta emitida (...) contra una persona que, con valentía, decidió enfrentarse al sistema judicial estadounidense para probar su inocencia", escribió la familia en un comunicado.
El principio
La DEA comenzó a investigar a Hernández y otros en 2013. El aumento de las acusaciones desde el juicio, incluida la condena a principios de este mes de otro narcotraficante hondureño acusado de sobornar al presidente, ha dejado claro que él sigue siendo blanco de la investigación.
Según los fiscales, Tony Hernández comenzó a trabajar con los narcotraficantes alrededor de 2004, proporcionando información sobre los puestos de control de la policía y los radares de tráfico aéreo. En ese momento, Juan Orlando Hernández estaba cumpliendo su segundo mandato en el Congreso.
Tony Hernández luego se convertió en un proveedor de cocaína, con un laboratorio en Colombia que aparentemente sellaba algunos de los alijos con sus iniciales: 'TH'.
Una imagen interceptada de un kilo estampado con las iniciales TH fue una prueba clave en el juicio. Varios testigos que cooperaron declararon haber visto el sello en paquetes de cocaína comprados a Tony Hernández. Los fiscales dijeron que era una señal de que operaba sin temor a ser perseguido.
Mientras tanto, Tony Hernández también facilitó sobornos cada vez más cuantiosos de narcotraficantes a la campaña presidencial de su hermano en 2013, incluyendo un millón de dólares del ex jefe del cartel de Sinaloa, Joaquín 'El Chapo' Guzmán.
La caída
En enero de 2014, Juan Orlando Hernández fue investido presidente y Tony Hernández se convirtió en legislador. La familia nunca había sido tan poderosa, sin embargo, las cosas empezaron a desmoronarse lentamente.
Ese mismo mes, se allanó por segunda vez un laboratorio de cocaína en el departamento natal de la familia. Tony Hernández, abogado de profesión, representó a los dos hombres capturados y supuestamente les ayudó a evadir la justicia. Las circunstancias levantaron sospechas y por primera vez circularon públicamente rumores sobre la participación de Tony Hernández en el narcotráfico.
En 2016, se hicieron públicas nuevas acusaciones, entre ellas la de un oficial de inteligencia militar que reveló que había interceptado un helicóptero que transportaba cocaína en 2014 y que, según fuentes, pertenecía a Tony Hernández y al ministro de Defensa.
En un esfuerzo por limpiar su nombre, Tony Hernández viajó a Estados Unidos en octubre de ese año para reunirse con la DEA y los fiscales federales. Durante esa entrevista, itió conocer a varios narcotraficantes, pero negó haberse reunido con el jefe del poderoso clan de los Cachiros, Devis Leonel Rivera, a pesar de que se le mostraron imágenes del encuentro.
En el juicio se presentó un video grabado en secreto de la reunión celebrada en un restaurante Denny's de Tegucigalpa en febrero de 2014 y Tony Hernández fue acusado de mentir a un agente federal.
En noviembre de 2017, Juan Orlando Hernández se adjudicó la victoria en unas elecciones empañadas por las denuncias de fraude. Un año después, Tony Hernández, aparentemente confiado en que su apellido le proporcionaba inmunidad, viajó a Miami donde fue detenido en el aeropuerto.