Fusiles que derriban helicópteros y atraviesan autos blindados: las nuevas armas favoritas del narcotráfico
A José Hernández le prometieron un pago de 1,000 dólares por cada fusil calibre 50 que le llegara a un traficante en México. Para no despertar sospechas, Hernández reclutó a varios cómplices que buscaban el potente fusil en armerías de Texas, un estado donde hay pocas regulaciones para adquirirlo.
Este año, en un período de dos meses, esa organización delictiva se hizo de al menos seis Barrett que trataron de enviar al otro lado de la frontera. Pero ya estaban bajo una investigación del Buró de Alcohol, Tabaco, Armas y Explosivos (ATF).
Hernández y uno de sus asociados, René Rangel, se reunieron el 14 de marzo en una casa en Dallas, en el norte de Texas, con un agente encubierto que les vendió un fusil de ese tipo. Apenas concluyó la transacción, ambos sospechosos fueron arrestados por agentes federales. Ahora enfrentan una condena máxima de 10 años de prisión por dos cargos de conspiración para contrabandear mercancía.
Este caso es uno de los más recientes del tráfico de armamento de grueso calibre desde EEUU y que termina en poder de narcotraficantes mexicanos. Mientras continúa el flujo hacia el sur de rifles AR-15 y pistolas calibre 9 milímetros, las autoridades han notado un incremento en el envío ilegal de fusiles Barrett calibre 50, que usan francotiradores militares para alcanzar objetivos a distancias de más de una milla.
Esa capacidad de fuego es la que buscan tener los carteles que están en constante guerra territorial.
“Estas armas de fuego son muy buscadas por organizaciones como el Cartel del Golfo por su capacidad para penetrar vehículos blindados, aviones, refugios de hormigón y objetivos resistentes a las balas”, advertía el Departamento de Justicia (DOJ) refiriéndose al caso de los contrabandistas de Dallas.
Sicarios del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) usaron fusiles Barrett en un video reciente en el cual aparecen 75 del llamado “Grupo Elite” de esa organización criminal.
En 2016 este grupo de narcos liderado por Nemesio Oseguera Cervantes, alias ‘El Mencho’, usó uno de esos fusiles para derribar un helicóptero de la Policía Federal en Michoacán, un ataque en el cual perdieron la vida tres agentes y un piloto.
No son los únicos que tienen ese arsenal. Pistoleros del Cartel de Sinaloa lo utilizaron para frustrar el operativo que trató de arrestar a Ovidio Guzmán López, uno de los hijos de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, en octubre de 2019. También se vio que tenían una ametralladora Browning M2, similar a las que usan las Fuerzas Armadas de EEUU y que fue instalada en la caja de una camioneta pick up.
Armas militares disponibles en 47 estados
Según la organización Stop U.S. Arms to Mexico, el Ejército de ese país recuperó 554 fusiles calibre 50 entre 2010 y 2018, de los cuales casi todos fueron adquiridos en EEUU.
De hecho, se venden legalmente en 47 estados de EEUU, incluyendo Texas y Arizona. Las leyes de algunos lugares son tan laxas que es posible obtenerlo el mismo día de la compra.
“A menudo, las armas provienen de Estados Unidos, donde las ventas civiles de rifles de francotirador de alto calibre no están reguladas en casi todos los estados, excepto en tres”, advierte la organización Stop U.S. Arms to Mexico.
“Las armas no se venden legalmente a civiles en México, pero terminan en el país como resultado del tráfico de armas o las exportaciones de armas estadounidenses al gobierno mexicano”, agrega.
Se estima que gran parte de las armas (alrededor del 80%) y del equipo militar táctico confiscados a los narcotraficantes en México fueron adquiridos en armerías de estados fronterizos.
El tráfico de fusiles Barrett no es nuevo y en este negocio ilícito no solo participan civiles. En 2010, un juez federal impuso una sentencia a dos años de prisión contra un exagente del Buró Federal de Investigaciones (FBI) que desde Texas vendía armamento de tipo militar que llegó a México.
En mayo de 2008, al registrar la vivienda de John Shipley, quien trabajaba para la oficina del FBI en El Paso, las autoridades encontraron 17 armas de fuego, incluyendo dos fusiles Barrett, más de 2,800 municiones para éstos, un silenciador y más de 7,300 dólares en efectivo.
Las pruebas presentadas durante el juicio revelaron que Shipley compró al menos 54 armas y sin tener una licencia de la ATF vendió casi todas, varias veces a través de la Internet. Por esas transacciones ganó más de 118,000 dólares. También se confirmó que mintió al llenar los formularios de compra.
Esta investigación, que realizaron agentes de la ATF, comenzó cuando le siguieron el rastro a un fusil de francotirador que fue vendido por Shipley. Lo recuperaron las autoridades mexicanas tras un tiroteo entre narcotraficantes y efectivos del Ejército en el estado de Chihuahua el 8 de marzo de 2008.
Hace cuatro años, un operativo de la ATF y del Sheriff del condado de Los Ángeles (California) concluyó con el decomiso de un arsenal de fusiles de alto calibre que iba a ser enviado al Cartel de Jalisco.
Siete rifles AR-15 y una Barrett fueron colocados dentro de un compartimento secreto en el asiento trasero de una camioneta Ford F-150, la cual estaba bajo vigilancia desde que pasó la garita de Calexico.
“(Ese armamento) lo compraron en Oxnard para el Cartel Jalisco Nueva Generación”, reveló entonces una fuente a Univision Noticias.