La decisión de Vladimir Putin de invadir a Ucrania ha desatado el rechazo generalizado en el mundo, con multitudinarias manifestaciones incluyendo en países exsoviéticos. En la imagen, una mujer sostiene un cartel en el que se lee "Soy rusa, detengan la guerra, Ucrania segura". Crédito: YANN SCHREIBER/AFP via Getty Images
En Georgia, unas 30,000 personas marcharon a lo largo de la calle principal de la capital, Tbilisi, con banderas ucranianas y georgianas, mientras entonaban los himnos de ambos países. “Tenemos compasión (…) porque hemos conocido la bárbara agresión de Rusia en nuestro suelo”, le dijo a AFP el taxista Niko Tvauri, al recordar la invasión rusa que sufrieron en 2008. Crédito: Daro Sulakauri/Getty Images
En Italia, diversas marchas con pancartas entre miles de manifestantes que se aglomeraron en calles de Turín, Milán o Roma bajo la consigna de “Putin, asesino” o con manifestaciones a favor de la paz y de llamados a las potencias occidentales para excluir a Rusia del sistema SWIFT para transacciones globales. Crédito: TIZIANA FABI/AFP via Getty Images
En otras ciudades del planeta, diversas ilustraciones alusivas a Adolf Hitler o con una mano manchada de sangre sobre el rosto, mientras la gente se preguntaba si la humanidad ha aprendido algo de su trágico pasado. En la imagen, dos manifestantes en Bruselas, Bélgica. Crédito: JULIETTE BRUYNSEELS/BELGA MAG/AFP via Getty Images
Diversos manifestantes incluso han aprovechado para dejar claro que Putin no representa a la población rusa, a quienes consideran que también les ha hecho mucho daño. “Hay muchos amigos allí que están sufriendo a causa de sus políticas”, aseguran. Una repleta plaza Rathenauplatz en Frankfurt, Alemania, se manifesta contra la invasión rusa en Ucrania. Crédito: Constantin Zinn/EFE
Lejos de los límites europeos, las manifestaciones contra la invasión rusa en Ucrania también se han generado con multitudes que exigen el fin de la guerra. En imagen, dos personas se abrazan en medio de una protesta frente a la Casa Blanca en Washington DC, Estados Unidos. Crédito: Michael Reynolds/EFE